«Cuando uno está en el estado del pecado mortal, el Papa no puede darle el permiso de comulgar»: cardenal Müller

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* «El Papa tiene que ser fiel al msgisterio de la Iglesia y no puede hacer lo que quiera»

En una entrevista concedida al diario español ABC, el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha realizado unas declaraciones que no han pasado desapercibidas en el contexto del próximo cónclave que elegirá al sucesor del Papa Francisco.

En sus palabras, Müller subraya los límites del poder pontificio y alerta sobre ciertos desvíos doctrinales que, según él, amenazan con alterar la esencia misma del catolicismo.

El Papa tiene que ser fiel al magisterio de la Iglesia, no puede hacer lo que quiera”, afirmó de forma contundente el purpurado alemán, insistiendo en que la autoridad del Pontífice no es absoluta ni puede contradecir la Palabra de Dios.

Durante la entrevista, publicada por ABC, Müller evitó calificar los distintos pontificados como pendulares, tal como sugieren algunos observadores. Prefirió, en cambio, hablar de continuidad en la misión, aunque reconoció las distintas personalidades de los Papas recientes: Juan Pablo II, marcado por la lucha por la libertad frente al totalitarismo; Benedicto XVI, “el gran teólogo y pedagogo”; y Francisco, con un enfoque pastoral centrado en los pobres y en la paz mundial.

Fiducia supplicans: el punto más polémico

Uno de los temas que más tensión ha generado es la declaración Fiducia supplicans, que abre la posibilidad de bendiciones a parejas homosexuales o en situación irregular. Müller no oculta su preocupación y señala que esa propuesta ha carecido de un “claro fundamento teológico”, hasta el punto de provocar el rechazo total de algunas conferencias episcopales, como la de África.

El matrimonio entre hombre y mujer está en el centro y fundamento de la existencia humana”, afirmó, advirtiendo que la ideología LGBT niega los pilares de la antropología cristiana. No obstante, hizo una distinción importante: el acompañamiento pastoral es necesario, pero no puede contradecir la doctrina revelada.

El cardenal también abordó una de las confusiones más comunes en torno al papel del Espíritu Santo. Advirtió contra la visión mágica o mecánica que algunos tienen sobre su asistencia en la elección del Papa o en sus decisiones. “No es un oráculo. La asistencia del Espíritu Santo no exime al Papa de respetar los límites que le impone la Palabra de Dios”, dijo, citando documentos como la constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II.

“El Papa no puede decir que los laicos pueden celebrar misa ni permitir la comunión en estado de pecado mortal. Tampoco puede gobernar la Iglesia sin el episcopado, que es de derecho divino”, añadió.

El Sínodo y el parlamentarismo

Otro punto crítico fue su valoración del Sínodo de la Sinodalidad. Para Müller, la participación de laicos y consagrados es legítima en otras formas de diálogo eclesial, pero no en un sínodo de obispos propiamente dicho. “Solo quienes tienen ordenación episcopal pueden votar en un sínodo. Eso no puede cambiarlo nadie. Transformar el sínodo en un parlamento sería destruir su naturaleza”, advirtió.

A su juicio, quienes apelan al Espíritu Santo para justificar estas reformas, sin argumentos teológicos sólidos, “le hacen responsable de sus propias tonterías”.

El perfil del nuevo Papa

Mirando al futuro, Müller expresó su deseo de que el próximo Papa se deje aconsejar por buenos teólogos y por el colegio cardenalicio. Aunque no es necesario que sea un académico, sí debe estar dispuesto a afrontar con claridad los grandes desafíos actuales, como el nihilismo, el transhumanismo o las migraciones. “La Iglesia debe ofrecer esperanza frente a estas amenazas, pero sin perder su esencia”, dijo.

El cardenal también lamentó la polarización dentro de la Iglesia y la manipulación mediática que reduce el debate teológico a categorías políticas.

La Iglesia no es un partido. Cristo es la cabeza, no un comité ideológico”, sentenció.

Müller concluyó reafirmando que hablar con claridad no es una forma de confrontación con el Papa, sino un deber de fidelidad a la misión que ha recibido como cardenal y teólogo. En sus propias palabras: “No podemos callar cuando se tergiversa la verdad del Evangelio”.

MARTES 29 DE ABRIL DE 2025.

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