En 12 años de Francisco, cancelada la Doctrina Social de la Iglesia

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* Las intervenciones sociales del Papa Francisco fueron muchas, pero los criterios de juicio resultaron evidentemente mundanos, ya que hizo anuló los presupuestos filosóficos y teológicos de la tradición católica, así como la relación entre naturaleza y sobrenatural, y entre la razón y la fe.

Examinando las transformaciones que han tenido lugar en estos 12 años, no se puede dejar de notar que durante el pontificado de Francisco se ha perdido el rastro de la Doctrina Social de la Iglesia (DSC).

No sólo ha dejado de utilizarse la expresión, ni sus principios y criterios para evaluar los numerosos nuevos fenómenos sociales, sino que sobre todo han desaparecido sus presupuestos filosóficos y teológicos, sin los cuales se reduce a un moralismo social y a un humanismo genérico de la solidaridad.

El armazón de estas fundaciones se mantuvo en pie, aunque con dificultades, hasta Benedicto XVI; entonces se perdió mucho y quienes habían cultivado su compromiso en la DSU fueron puestos a prueba duramente.

A partir de cierto punto, lo que se dijo y se hizo antes de Francisco, resulta que ya no se puede decir ni hacer. De la noche a la mañana se impuso un nuevo patrón.

El principal de estos supuestos marco es la relación correcta entre la naturaleza y la sobrenaturaleza , y por tanto entre la razón (incluida la razón política) y la fe religiosa.

Es sabido que la teología de las llamadas «universidades pontificias» ya no utiliza estas palabras metafísicas, sustituidas ahora por la perspectiva histórica y existencial, mucho más horizontal.

Pero lo cierto es que sin la metafísica, se hace imposible la Doctrina Social de la Iglesia (DSC), es decir, la mirada de Dios sobre la comunidad humana, con todas sus necesidades salvíficas, que sale al encuentro de las verdades de la razón política, las fortalece y las purifica.


La DSC debe basarse en la Palabra de Cristo Salvador y también en la verdad de la razón natural que en última instancia proviene de Cristo Creador.

La DSC debe fundarse en un orden natural y finalista, inherente a la naturaleza social del hombre y capaz, a pesar de la situación caída tras el pecado, de llegar a los preámbulos de la fe, para permitir que la Palabra se exprese en un lenguaje comprensible.


Este orden natural finalista contiene los principios de la moral social y política, que la Revelación confirma y la Iglesia tutela, y sin los cuales no hay DSC, porque faltaría el concepto de bien común y el fundamento de la autoridad política. La COSUDE necesita la ley natural y la moral natural.

En este pontificado, sin embargo, no se retomaron los conceptos que acabamos de recordar. 

La ley natural y la moral natural ya no fueron esgrimidos.

Los principios no negociables, que emanan de la ley natural, fueron negados y olvidados.

Se ha propuesto una Iglesia incluyente de todos los comportamientos, según la cual sólo existe el ser y ya no el deber ser, puesto que Dios nos amaría no sólo como somos sino también como permanecemos, una Iglesia que no juzga los acontecimientos históricos sino que se limita a acompañarlos.

Una Iglesia que sólo se refiere a la misericordia y descuida la verdad se encuentra fuera de sintonía con las exigencias de la DSI, que es un juicio sobre la historia y el mundo a la luz de la razón natural y de la revelación.

Esta ausencia de la perspectiva del derecho natural también fue evidente en documentos del Pa aFrancisco de naturaleza no estrictamente social o política.

* La nueva interpretación del adulterio en Amoris Laetitia no tiene en cuenta que va contra la ley natural y no sólo contra la ley divina.

* La bendición de las parejas homosexuales en la Fiducia supplicans olvida que es la misma razón natural, antes que las normas evangélicas, la que dice que éstas ni siquiera son parejas. Descuidos de este tipo en el orden de la razón natural repercuten en la DSC, que basa la sociedad en la familia y el matrimonio.

* La apertura al reconocimiento legal de las uniones civiles, incluidas las homosexuales, expresada directamente por el propio Francisco, el estímulo de los movimientos a favor del transgenerismo han debilitado, si no hecho imposible, la coherencia entre fe y política en la que se basa la DSI.

Nunca antes en este pontificado los fieles laicos han sentido el malestar de no ser ya orgánicamente guiados y formados en su compromiso en el mundo.  

Si examinamos las intervenciones de Francisco sobre cuestiones de moral social , nos damos cuenta de que siempre se ha dirigido a todos, con indiferencia, y nunca a los católicos y creyentes.

Los discursos a los movimientos populares de diverso tipo, las intervenciones directas a las fundaciones globalistas, los mensajes a los movimientos por “nuevos derechos”… nunca han hablado de Cristo.

Dirigidas a todos sin distinción, con un criterio extensivo e inclusivo, dichas intervenciones se situaban por tanto en un plano puramente humano.

  • Juan Pablo II escribió en Centesimus annus que la DSC es el anuncio de Cristo en las realidades temporales y que su fin era la evangelización, de la que era un instrumento.
  • Nada de esto en el pontificado de Francisco, durante el cual se excluyó la evangelización como forma de proselitismo y se pidió a los cristianos que se ocuparan de los pobres pero ya no que construyeran la sociedad, cuyos criterios arquitectónicos se conservan en la DSI.

Al abordar los principales procesos en curso en nuestras sociedades, como el Covid, la inmigración, el medio ambiente, la unificación europea, nunca se han utilizado los principios y criterios de la COSUDE.

Se prefirió más bien intervenir «caso por caso», planteando preguntas más que dando respuestas, favoreciendo un discernimiento de las conciencias que sin doctrina se pierde, proponiendo a la Iglesia como compañera y ya no como guía. Ocurrió que, al final, en los grandes temas citados anteriormente, con Francisco la Iglesia estuvo ausente, acabando por aplanarse ante las corrientes más fuertes del globalismo imperante. Y, además, feliz de estar ausente, considerando este posicionamiento como más “evangélico”.

El desafortunado legado de «Laudato Si» y de «Fratelli Tutti»

Alguien podría recordarnos que Francisco también escribió dos encíclicas propuestas y consideradas de carácter social, Laudato si’ (18 de junio de 2015) y Fratelli tutti (3 de octubre de 2020). Con esto, ¿cómo se puede decir que descuidó el DSC?

Laudato si’ está dedicada a un tema sectorial, el medio ambiente, a diferencia de las encíclicas anteriores;

Su redacción, según admitió el propio Francesco, se debe a Leonardo Boff;

Gran parte de su texto está plagado de clichés sobre el ecologismo tan queridos por la prensa del régimen;

Hay serias concesiones a la visión del hombre como parte de una madre tierra más amplia y a formas económicas, como el decrecimiento feliz, ya criticado por Benedicto XVI.

Esta encíclica es responsable del “delirio ecológico” de muchas conferencias episcopales y comunidades cristianas y de su alineamiento con los planes de las grandes potencias mundiales en este sentido.

En cuanto a Fratelli tutti , la encíclica pretendía fundar la fraternidad entre los hombres no en la común naturaleza humana resultante de la creación y de la elección de los hijos por el Padre, sino en estar «en la misma barca», es decir, en una solidaridad puramente existencial.

Estas dos encíclicas no pueden considerarse en continuidad con toda la tradición de la Doctrina Social de la Iglesia.

Por STEFANO FONTANA.

STEFANO FONTANA (1952, Filósofo, Periodista y ensayista. Estudioso de la doctrina social de la Iglesia, de la filosofía política y de la relación entre fe y política, es director del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân, del Bollettino di Dottrina Sociale della Chiesa y del semanario Vita Nuova, de la diócesis de Trieste. Periodista y publicista, ha colaborado con varias publicaciones y actualmente escribe para Il Timone y La Nouva Bussola Quotidiana. Es autor de varios estudios, entre ellos Filosofia per tutti (2016) y Chiesa gnostica e secolarizzazione (2018).

MIÉRCOLES 23 DE ABRIL DE 2025.

CIUDAD DEL VATICANO.

LANUOVABQ.

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