51 cristianos masacrados en Nigeria, en medio del silencio mundial

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Al menos 51 cristianos fueron brutalmente asesinados durante un ataque perpetrado por milicias islamistas Fulani contra dos aldeas cristianas en el estado de Plateau, Nigeria, durante la celebración del Domingo de Ramos.

El asalto, que se concentró principalmente en la aldea de Zikke en el condado de Bassa, dejó un rastro de destrucción con viviendas incendiadas y familias enteras masacradas, incluyendo mujeres y niños.

La magnitud de esta atrocidad contrasta dramáticamente con la ausencia de reacciones internacionales significativas. Mientras otros conflictos globales generan protestas masivas y manifestaciones estudiantiles en Estados Unidos y Reino Unido, este brutal ataque contra la comunidad cristiana nigeriana ha sido recibido con un desconcertante silencio por parte de la comunidad internacional.

El presidente nigeriano, Bola Tinubu, condenó públicamente el ataque y ordenó una investigación exhaustiva sobre los hechos. Sin embargo, los líderes locales han expresado su profunda preocupación y descontento, acusando al gobierno federal de negligencia y posible complicidad en estos actos de violencia sectaria que continúan azotando la región.

Esta masacre pone de relieve la persistente guerra contra los cristianos en el Cinturón Medio de Nigeria, una región que ha sido escenario de numerosos conflictos entre comunidades cristianas agrícolas y pastores musulmanes Fulani. Los enfrentamientos, que inicialmente se atribuían a disputas por recursos naturales y tierras de pastoreo, han adquirido cada vez más un carácter religioso y étnico.

La violencia en el estado de Plateau representa un patrón preocupante de persecución religiosa que ha cobrado miles de vidas en los últimos años. Organizaciones de derechos humanos han documentado numerosos casos de ataques sistemáticos contra comunidades cristianas, caracterizados por una brutalidad extrema y una aparente impunidad para los perpetradores.

La falta de respuesta internacional efectiva ante esta crisis humanitaria ha generado frustración entre las organizaciones de defensa de los derechos humanos y líderes religiosos globales. Expertos en seguridad regional señalan que la ausencia de presión internacional significativa sobre el gobierno nigeriano contribuye a la perpetuación del ciclo de violencia.

Las comunidades cristianas locales han expresado su temor de que estos ataques formen parte de una campaña más amplia de limpieza étnica y religiosa. Los sobrevivientes relatan cómo los atacantes seleccionaron específicamente hogares cristianos, ejecutando metódicamente a sus habitantes y destruyendo lugares de culto.

La masacre del Domingo de Ramos representa uno de los ataques más mortíferos contra cristianos nigerianos en lo que va del año 2025, agregando una nueva página al sangriento historial de violencia sectaria en la región. La comunidad internacional enfrenta ahora el desafío de responder adecuadamente a esta crisis, mientras las víctimas y sus familias continúan esperando justicia y protección efectiva por parte de las autoridades.

RAZONMASFE.

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