Jorge Serrano, el que salvó a 80 mil bebés

Guillermo Gazanini Espinoza

El 23 de enero falleció Jorge Serrano Limón, personaje controvertido y polémico en el llamado catolicismo político y la lucha provida. La noticia de su deceso fue tomada de manera discreta por los grandes medios de comunicación, no así por algunas organizaciones y movimientos identificados con la causa de la que, convencido, era un llamado de Dios para dedicarse enteramente a la defensa de la vida.

La mejor época de Serrano Limón fue la de los finales del siglo XX, entre dos décadas de cambios y regímenes que dieron a la Iglesia una nueva personalidad política. Su nombre era asociado frecuentemente con el de la intolerancia y el catolicismo más duro, de “ultraderecha”. Jorge Joaquín Ignacio Serrano Limón nació el 16 de agosto de 1952 en Ciudad de México, de una familia chilanga de aquellas que, en sus tiempos, eran de las de abolengo en la colonia Narvarte. De piedad religiosa, la familia de ocho hermanos presumió de la amistad que su padre, el abogado Gustavo Serrano Mass, tuvo con el presidente Emilio Portes Gil; sin embargo, don Gustavo Serrano murió cuando Jorge tenía 18 años; su madre, la señora María Isabel Limón Oropeza, gozó de una vida longeva.

Fue apegado a la fe y tradiciones religiosas; consideró la posibilidad de abrazar la vida sacerdotal, pero la desechó al descubrir que su vocación iba por otro camino. Su preparatoria y universidad barruntaron el activismo asociado a grupos de fuerte arraigo religioso y de activismo en los colegios Lasallistas en donde estaba uno de sus hermanos como religioso. En esas épocas, los debates provocaban una agitación en los partidos políticos cuando ya, desde los años setenta, los hermanos Serrano Limón estaban involucrados en protestas juveniles contra el aborto.

Un momento clave que catapultó a Jorge Serrano fue el ascenso de Ernesto Corripio Ahumada a la arquidiócesis de México en 1977 cuando sucedió al cardenal Miguel Darío Miranda. El respaldo del nuevo arzobispo primado fue decisivo para la fundación del Comité Nacional Provida del cual Jorge sería presidente una década después. En 1982 tomó la tesorería del Comité; las turbulencias políticas y la agitación después de los sismos de 1985 levantaban el catolicismo “político y social” del cual Serrano Limón fue protagonista.

Fuera de lo común, el arrojo de Jorge a las calles causó escándalo en la clase política acostumbrada a la pax ecclesiae. La efervescencia de la nueva condición jurídica de las asociaciones religiosas también dio “alma” a la toma de las calles de estas facciones católicas. El provida Jorge, con el respaldo del cardenal Corripio, logró desmontar exposiciones tenidas por blasfemas como la de Rolando de la Rosa en el Museo de Arte Moderno. Fue el tiempo de las megaconcentraciones en el Zócalo en desagravio a la Virgen de Guadalupe.

Otro aspecto fue decisivo. En el sexenio 1988-1994, las visitas de Juan Pablo II dieron alma a grupos además de Provida que pretendieron dictar una moral en medios de comunicación. 1994 también catapultó a Jorge Serrano. Gracias a su amistad con el cardenal López Trujillo, él y su esposa fueron los “bendecidos” para representar al continente americano en el Primer Encuentro Mundial de las Familias en Roma, en el contexto del año internacional de la familia declarado por Naciones Unidas, un hito en la lucha por la defensa de esa institución, el matrimonio, la vida y los valores tradicionales.

Jorge Serrano ya era un activista que estaba en todos lados y los medios de izquierda lo tenían como el brazo visible de “grupos secretos”. En noviembre de 1998, en la recta final del gobierno de Zedillo, Provida promovió la iniciativa constitucional para blindar la vida desde su concepción. Se dice que más de un millón de firmas fueron entregadas en la residencia de Los Pinos.

Pero la consagración de Provida vino con la visita de Juan Pablo II en enero de 1999. En definitiva, la asunción del panismo al poder fue la década del esplendor de Provida que gozó de recursos públicos para afianzar los Centros de Ayuda a la Mujer y también del gran debate que vio su triunfo en 2007 con la despenalización del aborto en el Distrito Federal.

Sin embargo, el eclipse de Serrano Limón vino cuando tuvo que responder por el desvío de recursos, el tangagate, el cáncer que disminuyó su capacidad física y el abandono de los del poder que un día lo abrazaron. Los escándalos en su familia por los abusos de su hermano religioso y, progresivamente, el avance del aborto en el país hizo que el activista saliera de la escena pública y afrontara difíciles situaciones de salud y económicas al punto que su nombre quedó en un recuerdo más por los escándalos que por su vocación de defensor de la vida.

Varios medios consignan esa gloria que pocos activistas provida tienen. Ante su amigo y protector, el desaparecido cardenal Alfonso López Trujillo, Jorge Serrano habría dicho que, gracias a Provida, más de 80 mil abortos se evitaron. Ese sería su mejor epitafio.

Descanse en paz.

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