Diez razones por las que Trump merece ganar (otra cosa es que lo consiga)

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Los medios de comunicación pronostican calamidades si el republicano repite en la Casa Blanca (algún escritor ha llegado a hablar de clima de guerra civil, nada menos). Sin embargo hay, al menos, diez razones para apostar por Donald Trump como la alternativa menos mala frente a Joe Biden. Son estas:

1.- Ha sido un buen gestor económico

Ha hecho lo que no hacen los gobernantes socialdemócratas: dejar el dinero en el bolsillo del ciudadano, esto es, bajar los impuestos y reducir la maraña de regulaciones que hipotecaban la actividad económica. Resultado: el paro bajó hasta el 3’5%.

Es cierto que el Covid-19 ha echado a perder tan alentador cuadro, pero aún con eso, el PIB de Estados Unidos  creció un 7,4% en el tercer trimestre en comparación con los tres meses anteriores, según la Oficina de Análisis Económico.

2.- El halcón era Obama, Trump ha resultado ser una paloma…

La prensa progre calla un dato inapelable: que Trump ha sido el primer presidente desde Jimmy Carter (1976-1980) que no ha empezado ninguna guerra. Incluso ha repatriado tropas americanas. A pesar de su fama de halcón, Trump fue crítico con la invasión de Irak, ordenada por George Bush Jr., otro dato que tratan de esconder. Quizá para no dejar en evidencia a Obama, el premio Nobel de la Paz (¿?), que solo en el último año de legislatura ordenó lanzar  26.171 bombas en siete países. Con Obama hubo ocho años de guerra, con Trump ni uno.

3.- …que ha logrado importantes acuerdos de paz

Por el procedimiento, patentado por Reagan, de recurrir a la disuasión sin que la sangre llegara al río, Trump ha logrado compromisos de pacificación con Irán y Corea del Norte. Y su mediación ha sido clave para alcanzar históricos acuerdos de paz entre Israel y varios países árabes.

Pero el Nobel de la Paz es para los belicistas disfrazados, como Obama, o para los antiguos terroristas, como el israelí Menahem Beguin o el palestino Yasser Arafat. A Trump, ni agua.

Mucho se ha discutido sobre el repliegue de EEUU, el aislacionismo y la apuesta del presidente por America, firstTal vez sea un error. Pero tiene gracia que la prensa y el establishment euro-progre le tilde de anti-imperialista, cuando durante décadas han estado dando la matraca con el imperialismo yanki. ¿En qué quedamos?  Criticaron a Reagan porque bombardeaba a Gadafi en Libia, y echó (y ganó) un pulso a la decrépita URSS. Y ahora que Trump aparca el imperialismo, la izquierda le brea.  No hay quien les entienda.

La muerte de George Floyd fue el detonante de la vandálica campaña lanzada contra Trump por el movimiento Black lives matter

4.- En el punto de mira del Foro de Sao Paulo, con la excusa de los negros

No encontrarán esta noticia en El País o The New York Times: Con Trump, las minorías negra e hispana han conseguido sus mejores resultados económicos, con récords históricos de empleo y salarios. Con Trump, el Departamento de Justicia ha apoyado a los estudiantes de origen asiático que han llevado a los tribunales a la Universidad de Harvard por discriminación de raza.

Y no la encontrarán porque el estereotipo de trazo grueso que le han colgado a Trump es de xenófobo y racista. La muerte de George Floyd fue el detonante de la vandálica campaña lanzada contra Trump por el movimiento Black lives matter, compañero de viaje de los neomarxistas del Foro de Sao Paulo -creado por Fidel Castro y Lula da Silva en 1990 para inocular su veneno ideológico en Occidente, aprovechando el empuje de la horda antisistema, el feminismo radical o el Me Too-.

5.- Trump no legitima la muerte de inocentes, requisito sine qua non del Estado de derecho 

Trump ha sido el primer presidente desde Nixon (cuando la sentencia del caso Roe vs. Wade despenalizó el aborto) que ha luchado a favor del valor sagrado de la vida, algo tan elemental como olvidado por gobernantes de Occidente que se dicen democráticos pero que emulan a los totalitarismos con el genocidio de inocentes en el vientre materno.

Ahí está su ofensiva para cerrar el grifo a Planned Parenthood; o su discurso ante la ONU negando que el aborto sea un derecho humano, como propugnaba Hillary Clinton: “Somos conscientes de que muchos proyectos de Naciones Unidas han intentado afirmar un derecho global al aborto libre con financiación pública, incluso hasta el momento del nacimiento. No es asunto en absoluto de los burócratas mundiales atacar la soberanía de las naciones que desean proteger la vida inocente».

Donald Trump saluda a los congregados en la Marcha por la Vida celebrada en Washington en 2020. /EFE
Donald Trump saluda a los congregados en la Marcha por la Vida celebrada en Washington en 2020. /EFE

6.- Amy Barrett rompe el estereotipo de las cuotas

En la España del presidente cum fraude, se premia el género (feminista) y se castiga el mérito a la hora de ocupar cargos: Calvo, Delgado, Montero (Irene), Montero (María Jesús). Al revés que en los EEUU de Trump, como ha puesto de relieve el nombramiento de Amy Barrett, como juez vitalicia del Supremo.  

Una mujer que ha llegado a donde ha llegado por su solvente trayectoria profesional y su rigor jurídico, no por cuota. Si encima saca de sus casillas a los corifeos de la cultura de la muerte, por sus convicciones en defensa de la vida y la familia, mejor que mejor.

La señora Judih Butler es la ciencia lo que un charlatán de feria a la medicina

7.- La reina de la ideología de género anuncia el apocalipsis now

Que Judith Butler, gurú de la ideología de género, haya dicho que si Trump repite, destrozará la democracia tal como la conocemos” es un motivo para desear la reelección. Porque la señora Butler es a la ciencia, lo que un charlatán de feria a la medicina. No lo decimos nosotros, sino el profesor francés Jean-François Braunstein en su libro La filosofía se ha vuelto loca.

Es lógico que los ideólogos de género, punta de lanza del marxismo cultural, estén que trinen con Trump, que para ellos es un representante de las categorías  “matrimonio”, “familia” y “padre-madre”, “instrumentos de opresión del varón y del imperialismo heterosexual masculino

8.- Es el último paladín frente a la dictadura de lo políticamente correcto

Ya dijimos una vez que Trump es a la política, lo que el cisne negro a la economía. Algo que no estaba previsto que sucediera, un gol en el establishment socialdemócrata de Occidente. A los amos del Mundo feliz se les ha ido de las manos y no hay quien lo controle. Es un verso suelto que puede soliviantar al rebaño, si le hace pensar y deja de tomar el soma.

Con sus excentricidades y sus riesgos -el pulso a China, por ejemplo-, con sus errores de bulto y su estilo zafio, Donald Trump es el único paladín ante la dictadura de lo políticamente correcto. Alguien que no se deja manipular, que hace lo que cree justo y va por libre.

9.- Se atreve a discutir el camelo del cambio climático

Uno de los dogmas indiscutibles de lo políticamente correcto es el cambio climático. O más exactamente la responsabilidad del hombre en el aumento de la temperatura y en la destrucción del planeta. Un cuento chino que tiene mucho de ideológico y poco de científico. Lo que ocurre es que el catastrofismo vende, sobre todo si sirve para que algunos espabilados hagan caja, como el famoso Al Gore que hizo su agosto con profecías apocalípticas, como aquella en la que aseguró que al mundo le quedaban diez años para tomar medidas… Han pasado catorce y seguimos esperando.

Por eso es una decisión sensata y acertada que el presidente republicano retirase a EEUU del Acuerdo de París.

10.- Por todo esto han tratado de derribarlo a base de mentiras

Había que deshacerse del cisne negro, que dejaba en evidencia al establishment. Y eso explica la demonización irracional de Trump (como dijo el periodista televisivo Ted Koppel  «los medios de comunicación han decidido que Donald Trump es malo para EEUU«). O las apelaciones al apocalipsis si el republicano sigue en la Casa Blanca cuatro años más, desde Vargas Llosa que reprocha a los americanos su error al elegirlo en 2016  a Bruce Springsteen que amenaza con irse de EE.UU, si vuelve a ganar.

Han tratado de apearlo del poder por todos los medios.  Primero fue el Rusiagate, con la investigación del fiscal especial Robert Mueller, que pinchó en hueso; luego el impeachment, como si Trump fuera Nixon, sólo por una llamada telefónica al presidente de Ucrania… con cero resultados.

Por no mencionar las acusaciones de demencia senil, bipolaridad y otros trastornos mentales que aparecen constantemente en la prensa progre, sin una sola prueba.

Biden trata de atraerse el voto católico, haciendo gala de esa fe, cuando está abiertamente a favor del aborto

A diferencia de Joe Biden… de cuyas mentiras nadie habla en los telediarios, como si fuera un alma seráfica. Y sin embargo mintió sobre su currículum; plagió un trabajo cuando era estudiante de Derecho, y dos discursos de políticos siendo ya candidato; mintió al afirmar que había sido arrestado en Sudáfrica al querer entrevistarse con Nelson Mandela y haber votado en contra de la guerra de Irak. Y finalmente, acusó de conducir borracho al camionero que mató a su primera mujer, cuando lo cierto era que la esposa de Biden se saltó un stop, y el camionero no sólo iba sobrio sino que se bajó inmediatamente a prestar ayuda.

Finalmente trata de atraerse el voto católico, haciendo gala de esa fe, cuando está abiertamente a favor del aborto, y ha prometido eliminar las protecciones de la libertad de conciencia que eximen a las Hermanas de los Pobres  (Little sisters of the poors) de proporcionar a sus empleados  anticonceptivos, esterilizaciones y medicamentos abortivos. Ese es Joe Biden.

Con información de Actuall/Alfonso Basallo

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