Jesucristo Rey del Universo

Daniel 7,13-14 Salmo 92 Apocalipsis 1,5-8 Juan 18,33b-37

Pablo Garrido Sánchez
Pablo Garrido Sánchez

Con la fiesta de JESUCRISTO REY del Universo terminamos el presente Año Litúrgico. Fue Pío XI quien instituyó esta fiesta con motivo del mil seiscientos aniversario del Concilio de Nicea (325). Habían pasado pocos años de la Primeara Guerra mundial y el Papa quería poner en el centro de la vida de los cristianos principalmente a JESUCRISTO, sin el que cualquier proyecto humano será deficiente o contrario a los intereses básicos de la persona. En un principio la fiesta se celebraba el último domingo de octubre, pero con la reforma litúrgica de san Pablo VI esta fiesta cierra el Año Litúrgico, en el mes de noviembre. JESÚS de Nazaret es anunciado a MARÍA como REY entroncado al linaje de David: ”concebirás y darás a luz un HIJO a quien pondrás por Nombre JESÚS. ÉL será grande y será llamado el HIJO del ALTÍSIMO. El SEÑOR DIOS le dará el trono de David su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Cf. Lc 1,31-33). La profecía venía de lejos, unos mil años antes, hecha por el profeta Natán a David, cuando éste pretendía construir un templo y disponer de un lugar digno al Arca de la Alianza (Cf. 2Sm 7,1-3). DIOS, sin embargo, pospone la construcción del Templo para el reinado de Salomón, y a David le dice que de su linaje aparecerá un rey con una características especiales (Cf. 2Sm 7,8-16). JESÚS de Nazaret va a superar todas las previsiones dadas por los profetas, y no sólo por el profeta Natán. Nadie podía vislumbrar que el “nacido de MUJER” (Cf. Gal 4,4) fuese el mismo HIJO de DIOS (Cf. Mc 1,1). El Arcángel san Gabriel informa de la condición extraordinaria del que va a nacer de la VIRGEN MARÍA, al tiempo que disipa las dudas de MARÍA, que no tenía intención de conocer varón, para que el hecho extraordinario lo sea también en el modo de concebir: “El ESPÍRITU SANTO vendrá sobre ti, y el Poder del ALTÍSIMO te cubrirá con su sombra” (Cf. Lc 1,35). JESÚS renunció a las distintas formas de poder religioso institucionalizado y se mantuvo alejado de cualquier relación que lo pudiera confundir con el poder político o civil. JESÚS consiguió rodearse de pobres y necesitados, dando a entender en todo momento que el Reino de DIOS, del que trataba con frecuencia en su parábolas, nada tenía que ver con los objetivos políticos o económicos inmediatos. Las personas con recursos, que apoyaban la misión de JESÚS y sus discípulos sabían que su generosidad no tenía recompensa en este mundo, al modo establecido por los hombres. A lo largo de los evangelios van apareciendo los distintos títulos que contribuyen a formarnos la imagen de JESÚS. Unos domingos atrás surge Bartimeo, el mendigo ciego, que reclama la atención de JESÚS apelando a su condición davídica –Hijo de David- y reconociendo en ÉL su corazón compasivo: “!JESÚS, Hijo de David, ten compasión de mí!” (Cf. Mc 10,47-52). El mendigo ciego una vez curado seguía a JESÚS, que se encaminaba a Jerusalén donde realizará una entrada profética a lomo de un pollino (Cf. Za 9,9). Desde Betania, la ciudad de Lázaro y sus dos hermanas, JESÚS se encamina a Jerusalén y en el último tramo los seguidores cortan ramas de árboles para alfombrar el camino y echan sus mantos al suelo para que JESÚS montado en aquel asno las pise y queden santificados por ese acto de supremo REY que es aclamado: “!Hosanna en las alturas! ¡Bendito el reino que viene de nuestro padre David!” (Cf. Mc 11,10). Aquellos ven que el Reino está llegando, pues parece que las profecías se están cumpliendo. La acción profética de JESÚS crea una corriente de entusiasmo entre los seguidores, sin que tal cosa por sí misma suponga desorden público. JESÚS llega al Templo, el centro neurálgico de Jerusalén, y dice san Marcos, que observa con detenimiento el trasiego de los vendedores y cambistas: “entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania” (Cf. Mc 11,11). El reconocimiento público de los discípulos hacia JESÚS como REY no provocó altercado que obligara a una actuación de los guardianes del Templo o de los soldados romanos en Jerusalén por aquellos días. Pero las autoridades tomarán nota para forzar a Pilato a la muerte en Cruz de JESÚS. El gobernador, Pilato, pondrá el letrero que señala la causa de la muerte de JESÚS: “JESÚS el Nazareno, REY de los judíos” (Cf. Jn 19,22). Los cristianos miramos a la Cruz como el momento cumbre del paso de JESÚS por este mundo, pues la Cruz va unida a la Resurrección, y lo que era muerte se transforma en Vida Eterna: “ha vencido el León de la tribu de Judá” (Cf. Ap 5,5). Sobre toda miseria humana, JESUCRISTO ha vencido.

Todas las cosas en CRISTO

Con la fiesta de CRISTO REY del Universo, consideramos los cristianos que todo le pertenece a CRISTO y se encuentra en proceso de reinstauración o recapitulación: “este es el Plan que había proyectado DIOS, recapitular en CRISTO todas las cosas, las del Cielo y las de la Tierra” (Cf. E 1,9-10). Cuando miramos a JESUCRISTO entendemos mejor el cumplimiento de todo el Plan o designio de DIOS sobre los hombres y la Creación en su conjunto. Cuando la Escritura nos dice con verdad, que somos “imagen y semejanza de DIOS” (Cf. Gen 1,26-27), nuestra condición espiritual dotada de inteligencia y voluntad representa lo más cercano al DIOS que nos ha creado, aunque la desemejanza sea inconmensurable. Pero la Encarnación del VERBO de DIOS acorta la distancia infinita, pues el HIJO de DIOS adopta una naturaleza como la nuestra, en la que el pecado está excluido (Cf. Hb 4,15). Todo desde el principio miraba a la Encarnación y tiene que ser llevado a la plenitud por el mismo CRISTO que se ha encarnado y vencido todos los obstáculos con su Cruz y Resurrección. La historia de los hombres sigue su ascenso y plenitud hacia JESUCRISTO como el punto Omega (Cf. Ap 1,8) JESUCRISTO es el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin de todo lo que existe. El escándalo de la Cruz para los judíos o la necedad para los griegos, está en la recta final del cumplimiento del designio de DIOS para los hombres (Cf. 1Cor 1,23). Este modo de proceder por parte de DIOS continúa creando el mismo desconcierto, rechazo o perplejidad, porque seguimos en este mundo el ámbito de conciencia que nos permite la oscuridad de la Fe, que puede abrirse paso hacia la visión según la intensidad del Amor que la impulsa. La vivencia del Amor que recapitula todas las cosas en CRISTO nace del sacrificio en la Cruz, por el que JESÚS reconcilia “al Cielo y a la Tierra por su sangre” (Cf. Col 1,20). La Cruz de JESÚS con el precedente de la Encarnación reviste un gran misterio también para los Ángeles, que en obediencia y Amor se ven impelidos a adorar al VERBO que se une en este mundo a la humanidad de JESÚS de Nazaret: “adórenlo todos los Ángeles de DIOS” (Cf. Hb 1,6). La recapitulación de todas las cosas en CRISTO sigue siendo posible, porque JESUCRISTO cargó con todo el peso de la Divina Justicia, para atraernos hacia SÍ por su Divina Misericordia: “perdónalos SEÑOR, porque no saben lo que hacen” (Cf. Lc 23,34). JESÚS le dice a Nicodemo: “DIOS ha enviado a su HIJO al mundo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por ÉL” (Cf. Jn 3,17). DIOS es infinitamente más grande que cualquiera de sus criaturas y para contemplar su LUZ las criaturas habremos de tener una visión purificada suficientemente. DIOS puede aplicarnos correctivos que mejoren o enderecen nuestro comportamiento, pero no necesita infringir castigos. Nosotros mismos adoptamos hacia DIOS la posición que hayamos elegido en función de la previa obediencia y humildad. DIOS nos atrae hacia ÉL con todo el Amor y MISERICORDIA que es posible dispensar en el presente estado de vida. El PADRE permite que se perpetre el deicidio en la persona de su propio HIJO, al que había señalado como AQUEL en quien tenía puestas todas las complacencias (Cf. Mt 3,17; 17,5). Mayor agresión hacia DIOS mismo no se pudo llevar a cabo, ante lo que el propio pecado original se queda muy lejos; sin embargo DIOS no decretó la ruina de los hombres, sino la recta final de la SALVACIÓN para todos aquellos que decidan reconocer en ÉL la causa de la Salvación y la Vida Eterna: “cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia MÍ” (Cf. Jn 12,32). JESÚS la víctima perfecta es sacrificada y levantada de la tierra pendiendo de la Cruz, y dejó el sepulcro vacío, porque al tercer día resucitó y está sentado a la derecha del PADRE (Cf. Jn 20,17; 1Cor 15,3). Recuperando todo el Poder por la Resurrección, JESÚS sigue atrayendo a todos hacia SÍ. La dispensación de nuevas gracias sobre la Iglesia y cada uno de los cristianos van realizando la renovación de la Iglesia y el mundo. Para nada se han agotado las posibilidades que DIOS tiene de reunirnos en torno a su HIJO, que desde siempre está destinado a ser la Cabeza de todo lo desplegado en la Creación,

El sueño profético

A Daniel le es dada una visión nocturna con un significado histórico. Lo que va a ocurrir cuenta con poderosas fuerzas beligerantes y depredadoras en algunos casos. Cuatro bestias que emergen del mar indicando su propósito caótico, que llevan a cabo con letal eficacia y de forma especial la cuarta bestia que posee dientes de hierro, y todo lo trituraba pisando el desperdicio con sus patas. En la visión surge como contrapartida la figura de un anciano que se sentó en un trono rodeado de otros tronos. La vestidura del anciano era blanca como la nieve y su cabello como la lana. Su trono llamas de fuego con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego corría delante de ÉL. Miríadas le servían; miríadas de miríadas estaban delante de ÉL. El tribunal se sentó y abrieron los libros (Cf. Dn 7,1-10). El poder destructor de las bestias tendrá su fin y Daniel lo contempla: “estuve mirando hasta que la bestia fue muerta y su cuerpo destrozado, y arrojado a la llama de fuego. A las otras bestias se les quitó el dominio, si bien se les dio una prolongación de vida y tiempo determinado” (Cf. Dn 7,11-12).

La visión del Hijo del hombre

”En la visión de la noche, vi a un Hijo de hombre venir entre las nubes del cielo, que se dirigió hacia el ANCIANO y fue llevado a su presencia. A ÉL se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le servirán. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará y su reino no será destruido jamás” (Cf. Dn 7,13-14). En los evangelio, JESÚS será reconocido como el Hijo del hombre, o Hijo de hombre, dándose ÉL a SÍ mismo este título. En el momento que aparece el Hijo del hombre se establece una nueva forma de estar dentro del orden creado por DIOS. Al Hijo del hombre se le entrega todo el Poder y la debida honra y gloria, significando su condición divina. ÉL viene como Juez y ante su presencia los poderes infernales pierden su fuerza. Sabemos que el Hijo del hombre destruirá la muerte desde su mismo núcleo central (Cf. Hb 2,14-18). La visión de Daniel abarca al Hijo del hombre desde su primera venida hasta la segunda venida. En ese intervalo de tiempo, siempre corto, las fuerzas satánicas del mal tratarán de sacar el máximo partido para su causa, pero el final está sentenciado y su ruina será total.

Inquietud de Daniel

Daniel es un judío sabio que resuelve enigmas, defiende la fe de los padres y propone visiones que hablan de lo que está para suceder. Como sabemos el libro de Daniel está destinado a fortalecer la Fe de los judíos del siglo segundo y primero antes de CRISTO. Precisamente, cumple ese objetivo el capítulo siete, del que es tomada la primera lectura. La visión desplegada en este texto tiene distintos momentos. Las imágenes de bestias aterradoras ocupan mayor espacio y provocan inquietud en el vidente. DIOS está representado en su trono y rodeado de miríadas de bienaventurados, que le sirven. Surge el enigmático Hijo del hombre, que se acerca al trono de DIOS y recibe todo el Poder, Honor y Gloria, y por ÉL es dado el reinado sobre los pueblos a los fieles hijos de DIOS, que reinarán por los siglos de los siglos  (Cf. Dn 7,18.22). Por tanto, en la visión de Daniel tenemos cuatro poderes infernales que luchan contra el Hijo de hombre investido por DIOS con todo el Poder y Gloria. Cuatro ideologías actualmente, a las que se les ha quitado algo de poder con una de ellas dominante: la ideología de género, la climatología, la ideología de las minorías -woke-, el liberalismo masónico. Cuatro poderes al servicio de la causa del mal. ¿Hay algo en las ideologías anteriores que pueda favorecer a la sociedad? Sus ideas van siendo ejecutadas por los poderosos de la política o la economía, que llegan a grandes sectores de la sociedad. En el juicio, cuando se abrieron los libros, se dictó la sentencia contra la bestia principal, que podía influir con más intensidad en las otras bestias, y esta bestia principal fue descuartizada y echada al horno (Cf. Dn 7,11.27). Esta cuarta bestia quedará como única dominadora y hegemónica “devorará toda la tierra, la aplastará y la pulverizará”. Los diez cuernos simbolizan los diez reyes y otro saldrá después de ellos, que será diferente de los primeros y derribará tres reyes. Proferirá palabras contra el ALTÍSIMO y perseguirá a los santos del ALTÍSIMO. Tratará de cambiar los tiempos y la Ley; y los santos serán entregados en sus manos por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo. Pero el tribunal se sentará y el dominio le será quitado para ser destruido definitivamente” (Cf. Dn 7,23-26). ¿Estamos nosotros en unos tiempos en los que se quieren cambiar los tiempos y la ley? La Revolución Francesa dispuso un nuevo calendario para modificar la semana de siete días, el calendario de las fiestas católicas e implantó otras de carácter laicista. ¿Estamos en un proceso laicista en el mismo sentido? Quien controla los tiempos y el ritmo de los mismos, controla la vida de los ciudadanos. Lo mismo que aquel que es capaz de controlar el espacio por el que nos podemos mover nos determina totalmente en lo físico. La Ley Natural basada en la acción de DIOS en el corazón de los hombres es combatida con todos los medios disponibles de la persuasión, logrando invertir el orden de las cosas en amplios sectores de la sociedad. El Hijo del hombre de Daniel anticipa al mismo JESUCRISTO, que se designará a SÍ mismo con este título, sin merma alguna de su condición de HIJO de DIOS. En JESÚS conviven de forma singular las dos naturalezas. Será JESUCRISTO el que acabe con el poder de esta cuarta bestia y disponga para los santos de DIOS el Reino querido por el PADRE.

La única Verdad

Llegados al juicio con Pilato, JESÚS afirma de SÍ de forma pública ante un representante de gentiles, que ÉL es el testigo de la Verdad (Cf. Jn 18,37). Pilato como buen escéptico no considera que exista la Verdad, pues todo es caprichoso, circunstancial, opinable, relativo, cargado de subjetividad, ocasional, sometido a intereses particulares, todas las cosas son negociables; y si apuran al gobernador, la propia justicia romana tiene su precio para el que la dicta o ejecuta. Pilato es un hombre que encaja en cualquier época y de forma especial en nuestros tiempos. JESÚS va a ser condenado, pues la defensa de la Verdad, en un principio, lleva las de perder en este mundo. Pocas horas antes, JESÚS había dicho a sus discípulos: “YO SOY el Camino, la Verdad y la Vida” (Cf. Jn 14,6). Nosotros vamos siguiendo al MAESTRO a lo largo de algo más de cincuenta domingos, a lo largo del año, y la Verdad del Evangelio nos ha llegado para entrar en un nuevo ciclo litúrgico con el tiempo de Adviento. Pero antes, en este domingo, celebramos la fiesta de CRISTO REY del Universo. Para reinar en el Universo, el SEÑOR piensa hacerlo entrando por los corazones de los hombres, y la vía en cuestión aparece difícil, pues DIOS mismo decide despojarse de su rango y adoptar la forma de un esclavo: “CRISTO, siendo de condición divina, no permaneció en esa condición, sino que se despojó de su rango, y adoptó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos; y actuando como un hombre cualquiera se rebajó hasta someterse a la muerte, y una muerte de Cruz; por eso DIOS le concedió el Nombre sobre todo Nombre; de tal modo que al Nombre de JESÚS toda rodilla se doble, en el Cielo, en la Tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: JESUCRISTO es SEÑOR para Gloria de DIOS PADRE”. (Cf. Flp 2,5-11). Este himno de Filipenses, junto con el himno de Colosenses y los versículos introductorios al libro del Apocalipsis, hacen un recorrido preciso por las grandes verdades a cerca de JESÚS que abarcan desde su condición de VERBO encarnado, pasando por la Cruz, hasta su vuelta al PADRE que es el perfecto cumplimiento de su misión salvadora, por la que adquiere su merecida condición real. Lejos, por tanto, de la ostentación por parte de JESÚS de cualquiera de sus prerrogativas, pues la Verdad exigía aparecer compasivo con los más pobres y alejados. El desdichado espiritual es el que vive en el pecado, que por naturaleza es mentira. JESÚS tenía que ser compasivo con los enfermos y cercano al pecador para facilitar su conversión. JESÚS come con publicanos y pecadores (Cf. Mt 9,11-13). JESÚS no se acerca a los pecadores para dejarlos en su pecado, sino que les ofrece el camino de retorno a la Verdad, que ellos habían orillado o desconocían. JESÚS no le dice a la mujer adúltera: “vete y haz lo mismo”, sino que le muestra misericordia y advierte: “YO tampoco te condeno, en adelante no peques más” (Cf. Jn 8,11). Tenía razón el SEÑOR cuando advirtió al hombre sobre las consecuencias de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, que estaba en el centro del jardín junto al árbol de la Vida (Cf. Gen 2,16-17). Habría que pensar, en un principio, que al asumir en bloque el bien y el mal e interiorizarlo, estaríamos capacitados para un conocimiento y discernimiento superiores; sin embargo la cosa no fue así. El bien y el mal pugnan en nuestro interior, creando la mayor parte de las veces un alto índice de confusión, malestar interior, desazón e inseguridad. Ciertamente, la tensión interior entre el bien y el mal tiene que resolverse con la Verdad de JESUCRISTO, pues de lo contrario no acertamos a librarnos del padre de la mentira. Perdimos el camino por el que se podía avanzar de algo bueno a otra cosa mejor, y decidimos que las realidades van a estar ensombrecidas por distintas tonalidades de grises. La propia Escritura reconoce que el Siervo de YAHVEH tiene que atender con compasión y una cierta condescendencia inicial al que se asemeja “el pabilo vacilante o a una caña cascada” (Cf. Is 42,3), que se ha de tener cuidado con ella para no quebrarla del todo. JESÚS es el la Verdad y puede librar el corazón humano de los siete demonios (Cf. Lc 8,2), que mandan sobre las siete tendencias viciosas capaces de dominar al corazón humano. La Verdad testimoniada por JESUCRISTO vive en estos tiempos la decidida oposición del relativismo originario que intenta neutralizarla no sólo en el plano social, sino en el propiamente religioso.

De madrugada

Son las últimas horas del Siervo de YAHVEH, JESÚS de Nazaret, en su paso por este mundo. De casa de Caifás llevan a JESÚS al pretorio, o lugar en el que vivía el pretor romano, en este caso Pilato. Los jefes de los judíos permanecen fuera, pues no se podían contaminar entrando en la casa de un pagano, en aquel día que iban a comer la Pascua al atardecer. Aquellos eran escrupulosos con su pureza ritual, pero estaban dispuestos a la ejecución del INOCENTE basados en mentiras y falsos testimonios. En horas los acontecimientos se van a precipitar, pero la planificación de los mismos se estuvo gestando durante meses como nos muestran los evangelios. Cierto que el evangelio de san Juan resalta la determinación de las autoridades religiosas cuando JESÚS revivifica a Lázaro (Cf. Jn 11,1ss); y se incrementa el grupo que sigue a JESÚS al ver aquel milagro y conocer a Lázaro, al que también piensan eliminar (Cf. Jn 12,10). En la fiesta de la Pascua la población de la ciudad se multiplica por diez y por la calle están los madrugadores y a los representantes religiosos no les interesa el tumulto, sino que todo el proceso se desenvuelva con agilidad. Pilato tiene que actuar con inteligencia, porque los sacerdotes del Templo y el Sanedrín tenían buenas relaciones con Roma en aquellos momentos, pues la política romana entendía que la religión de cada uno de sus territorios  contribuía al orden y la paz social. Ahora Pilato tiene delante un asunto que resolver con pena de crucifixión presionado por los representantes religiosos. Estos sacerdotes y escribas saben bien que la Ley no contemplaba ese tipo de muerte para ningún judío, por lo que la mentira y el odio que ella encierra no pueden llegar a un grado mayor. Ellos se sienten por encima de la misma Ley a la que dicen servir. Pilato quiere evitar aquel juicio pero va cediendo a las presiones.

El REY de los judíos

“Pilato preguntó a JESÚS: ¿eres TÚ el REY de los judíos? JESÚS le contesta: ¿dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de MÍ?” (Cf. Jn 18,33-34). Pilato habría sido incapaz de llegar a una conclusión de aquel tipo, porque desconocía las Escrituras judías. Por otra parte, tampoco bastaba con una lectura superficial de las mismas, pues sólo la Gracia de DIOS podía revelar el misterio de JESÚS, como fue el caso del anciano Simeón, Ana de Fanuel o Zacarías e Isabel, los padres de Juan Bautista (Cf. Lc 1 y 2). JESÚS es el CRISTO (Cf. Mc 8,33). JESÚS es el MAESTRO y el SEÑOR (Cf. Jn 13,13). Sólo YAHVEH es el REY del Pueblo elegido; por tanto, si JESÚS es reconocido como REY, entonces es que participa de su condición. Esta revelación está muy por encima de las posibilidades de Pilato y aquellas gentes. Tampoco se quiso reconocer a JESÚS la procedencia del linaje de David, pues le aportaría a sus ojos una legitimidad, que aquellas autoridades no estaban dispuestas a concederle. Los que informaron a Pilato sobre la realeza de JESÚS lo hicieron atendiendo a la burla. Dentro de pocas horas Pilato escribirá en hebreo, latín y griego, la causa por la que muerte JESÚS, y dirá: “JESÚS nazareno, REY de los judíos” (Cf. Jn 19,19). El letrero se clavará en la Cruz. Ninguno de aquellos tenía la más mínima sospecha de lo que ocurriría a partir de aquella crucifixión. Desde el silencio más profundo en la Creación y en la historia de los hombres, las cosas empezarían a cambiar y el avance de los siglos será una confrontación con el CRUCIFICADO: o con ÉL o contra ÉL. El camino del hombre en nuestros días sigue decidiéndose en esa encrucijada.

Pilato argumenta

“Pilato respondió: ¿es que yo soy  judío? Tu Pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí, ¿qué has hecho?” (v.35). Pilato tenía el encargo de mantener el orden en aquella región. El territorio era reducido y él tampoco estaba al frente de una legión, que por cierto se encontraba en Siria, bastante cerca en caso de ser necesaria su actuación. Pilato pregunta a JESÚS por los delitos que haya podido cometer provocando desorden. La respuesta de JESÚS a Pilato lo mantiene en el desconcierto: “mi Reino no es de este mundo, si mi reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí” (v.36). En todo el evangelio de san Juan la cuestión del Reino de DIOS no está presente, hasta que llegamos a este punto. Seguir a JESÚS o estar con JESÚS es equivalente a entrar  o trabajar por el Reino de DIOS. El Reino de DIOS se hace presente en todo aquello que es transformado por la presencia viva de JESÚS. El Reino de DIOS se hace presente en el encuentro con la mujer samaritana (Cf. Jn 4,1-42). El Reino de DIOS se manifiesta cuando es curado el hijo del funcionario real (Cf. Jn 4,43ss). La misión de JESÚS es la de elevar esta vida presente al nivel de la gracia para dar el paso -Pascua- a la Vida Eterna: “me voy a prepararos sitio, cuando os prepare sitio volveré y os llevaré CONMIGO, para que donde YO estoy, estéis también vosotros” (Cf. Jn 14,2-3). A Pilato le va quedando constancia que JESÚS no tiene pretensiones de confrontarse con Roma por aquel territorio. Por otra parte, Pilato tenía sus dudas que JESÚS estuviese en sus cabales, pues todo aquello lo superaba de largo, y lo que deseaba era acabar pronto y librarse de los peligrosos sacerdotes del Templo.

Sigue el interrogatorio

“Pilato, entonces, le dice, luego, ¿TÚ eres REY? Respondió JESÚS: sí, SOY REY, para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la Verdad, todo el que es de la Verdad escucha mi voz” (v.37). JESÚS es el único que puede revelar la verdad sobre DIOS. Sólo ÉL sabe que DIOS es TRINIDAD. JESÚS de Nazaret puede decir con verdad, que el hombre es hijo de DIOS, por lo que fue creado a su “imagen y semejanza”. JESÚS de Nazaret puede revelar que todo lo existente fue creado por DIOS, pues lo que tiene su fin en la Segunda Venida tuvo su inicio remoto en la Creación. JESÚS de Nazaret, porque es DIOS además de hombre, instituyó la EUCARISTÍA y permanece inalterable en esta Presencia. JESÚS de Nazaret con su muerte en Cruz y Resurrección revela que el pecado existe y satanás existe y con su muerte y Resurrección nos ha liberado. JESÚS con su Resurrección nos ha revelado que después de la muerte vendrá el juicio para entrar por Gracia en la vida Eterna, y ya no volveremos a esta vida, en la que estamos de modo provisional. San Pablo encontraba en CRISTO todos los tesoros del saber (Cf. Flp 3,8). La perfección humana no es posible en su ascenso por la santidad, si no es en la persona misma de CRISTO (Cf. Ef 4,13-15). Nadie puede encontrar el verdadero rostro de DIOS, si JESUCRISTO no se lo revela (Cf. Mt 11,27b). Al rechazar a JESUCRISTO y su Evangelio como base fundamental, la mentira crece por todas partes de forma irremediable. El humanismo cristiano no es una opción, sino una necesidad para construir con verdad cualquier manifestación humana.

Apocalipsis 1,5-8

Apocalipsis significa “revelación”, y en este caso de JESUCRISTO, para que tengamos presente las grandes líneas de manifestación que serán establecidas hasta la Segunda Venida del SEÑOR. El LEÓN de la tribu de Judá ha vencido, ÉL es el CORDERO que ha sido degollado y el único digno de tomar en su mano el Libro de la Vida y quitar sus sellos (Cf. Ap 5,6-12). La Revelación contenida en este libro trata de las cosas que están para suceder (v.1). Consideramos que este libro fundamental que cierra nuestra Revelación fue dada a Juan, el discípulo amado, pues muestra los misterios del Amor, al que tiene oídos para entender, y muestra las grandes visiones al que tiene ojos para ver: “muchos desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron” (Cf. Mt 13,17). Somos “bienaventurados” los que escuchamos las palabras de esta profecía, porque el tiempo está cerca (v.3). Las palabras de esta Revelación va dirigida a la Iglesia de JESUCRISTO, y se concreta en las cartas escritas a las “siete Iglesias” (Cf. Ap 2 y 3). El amanuense que escribe las cartas es Juan, “de parte del que es, del que era y del que va a venir” (v.4) Pero Juan advierte que también recoge lo que hayan de decir los “siete espíritus que están ante su trono” (v.4b). Los Ángeles intervendrán como precisos agentes ejecutores de las órdenes del SEÑOR, que “ha adquirido para DIOS hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación” (Cf. Ap 5,9).

Revelación de JESUCRISTO

”Gracia y Paz…, de parte de JESUCRISTO, el TESTIGO fiel, el PRIMOGÉNITO de entre los muertos, el PRÍNCIPE de los reyes de la tierra, el que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados” (v.5) Los himnos de Efesios y Colosenses ofrecen una buena ampliación de los enunciados aquí recogidos. JESÚS es la Cabeza de la Iglesia formada por todos los redimidos y las jerarquías angélicas, que a partir de este momento adquieren todo protagonismo, pues entran a formar parte de la arquitectura invisible del Cuerpo de CRISTO. JESÚS por su condición de DIOS que se encarna en nuestra historia se presenta ante el PADRE con una multitud de redimidos que nadie puede contar (Cf. Ap 7,9).

Sacerdotes con CRISTO

“Ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su DIOS y PADRE. A ÉL la Gloria y el Poder, por los siglos de los siglos. Amén” (v.6) Después de realizar la purificación de los pecados de todos los hombres por la aspersión de su sangre, JESUCRISTO nos ha constituido como Pueblo Sacerdotal, en el que cada uno, a ejemplo de JESÚS, se ofrece en alabanza y agradecimiento para siempre ante el PADRE. La alabanza y adoración en Gloria durarán para siempre en la bienaventuranza eterna, y ese será el nuevo estado de vida en la contemplación ininterrumpida del único DIOS que es AMOR y es TRINIDAD.

Todo ojo lo verá

“Mirad, viene acompañado de nubes. Todo ojo lo verá, hasta los que lo traspasaron. Por ÉL harán duelo todas las razas de la tierra. Sí, amén”. (v.7). Las acciones del VIVIENTE, JESUCRISTO, tienen eficacia permanente, porque ha  resucitado y el ESPÍRITU SANTO aplica en cada hora las gracias derivadas de la fuente misma que es el SEÑOR: “JESUCRISTO es el mismo ayer, hoy y siempre” (Cf. Hb 13,8). Los hechos históricos han tenido lugar, pero la acción espiritual de los mismos no se pierde en nuestro pasado, pues no se ha borrado del presente de DIOS. El mismo SEÑOR que resucitó al tercer día y fue atestiguado por un número reducido de discípulos, en su Segunda Venida aparecerá con nuevo esplendor y claridad para todos, incluso para aquellos que a lo largo de la historia lo traspasaron o rechazaron radicalmente. Para unos la visión será beatífica en sumo grado; y para otros la visión será cegadora e hiriente, porque así lo han decidido. El AMOR encontrará su estado y el odio el suyo.

El principio y el fin

“YO SOY el ALFA y la OMEGA. Dice el SEÑOR DIOS; aquel que es, que era y va a venir, el TODOPODEROSO” (v.8) Con la primera y última letra del alfabeto griego se quiere significar que en JESUCRISTO está toda la PALABRA de vida y sabiduría para los hombres y los Ángeles. Creemos que todo fue hecho por ÉL, en ÉL y para ÉL. El VERBO estaba en el origen de todo, lo sostiene todo y todo lo va llevando para someterlo al PADRE, de tal modo que DIOS lo será todo en todos (Cf. 1Cor 15,28). Cada generación de cristianos vivimos esta Esperanza viva, porque pertenecemos realmente a eslabones de la gran cadena de acontecimientos dirigidos hacia OMEGA, que no es otro que JESUCRISTO. Nos atrae hacia ÉL el AMOR desplegado por su infinita MISERICORDIA, al cargar sobre SÍ el peso de la Justicia por nosotros merecida.

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