El Arzobispo de San Francisco (Estados Unidos), Mons. Salvatore Cordileone, pidió a la fiscal distrital del condado de Marin que procese “en toda su extensión de la ley” a los activistas que fueron arrestados por participar en un reciente disturbio donde se vandalizó y tiró al suelo una estatua de San Junípero Serra de una iglesia misionera.
“Este ataque a un símbolo religioso apreciado en la propiedad de nuestra propia iglesia no es un delito menor contra la propiedad, sino un ataque a los católicos como pueblo”, dijo Mons. Cordileone a Lori Frugoli, fiscal distrital del condado de Marin, en una carta del 26 de octubre.
“Si los perpetradores de este crimen no son llevados ante la justicia, pequeñas turbas podrán decidir qué símbolos religiosos pueden exhibir todas las personas de fe en su propiedad para promover su fe, y continuarán infligiendo un sufrimiento espiritual considerable a los católicos que verían nuestros espacios sagrados como desprotegidos por la ley”,
señaló.
El 12 de octubre, fecha en el que varios estados como California conmemoran el Día de los Pueblos Indígenas, un grupo de activistas hizo disturbios en la ciudad y destruyó la estatua de San Junípero Serra que estaba en la Misión San Rafael Arcángel en San Rafael, a unas 20 millas al norte de San Francisco.
Ese día, la tribu Coast Miwok de Marin organizó el motín en el que varias personas enmascaradas quitaron la cinta adhesiva de la estatua, colocada por un trabajador eclesial para evitar que sea dañada, y arrojaron pintura roja sobre el rostro de la imagen. Durante el ataque se vio al menos a cinco personas tirando de la cabeza de la estatua con cuerdas y sogas de nylon.
Los manifestantes acusan al santo de ser un símbolo del colonialismo europeo que eliminó la cultura nativa. Por ello, en los últimos años muchos de ellos buscaron retirar monumentos históricos edificados en su honor, así como cambiar los nombres de las calles o puntos de referencia que llevan su nombre.
Al día siguiente de los disturbios, bajo el liderazgo del P. Kyle Faller, vicario parroquial de la misión, entre 75 y 100 católicos se reunieron en una manifestación pacífica para rezar el Santo Rosario. Durante el encuentro, el sacerdote ofreció una reflexión sobre el perdón de Jesús ante la persecución y llamó a la multitud a perseverar en la oración.
El 17 de octubre, Mons. Cordileone calificó la destrucción de la estatua como un “acto de blasfemia” y realizó un exorcismo en el lugar donde se ubicaba la estatua.
El 13 de octubre, el Departamento de Policía de San Rafael dijo en un comunicado que cinco mujeres fueron arrestadas por “delito grave de vandalismo”, y que los casos fueron remitidos a la oficina del fiscal de distrito para su procesamiento.
Dos de las mujeres acusadas procedían de Oakland, una era local y dos eran de comunidades cercanas. Posteriormente la Policía identificó a una sexta persona cuyo nombre no dio a conocer, y recomendó presentar cargos.
Mons. Cordileone apoyó la solicitud del Departamento de Policía de San Rafael de que los seis individuos sean acusados por el delito de allanamiento de morada y conspiración, por delito grave de vandalismo y por vandalismo en un lugar de culto, un crimen de odio.
El Prelado también expresó su agradecimiento a la policía por sus esfuerzos. La policía de San Rafael dijo que trabajó con representantes de la Arquidiócesis de San Francisco para desarrollar un plan en respuesta a la protesta del 12 de octubre, pues antes de que tuviera lugar el ataque, los organizadores de los disturbios anunciaron sobre la reunión en redes sociales.
“Me gustaría, en nombre de miles de católicos en el Área de la Bahía y en todo este país, agradecer a la Policía de San Rafael tanto por arrestar a los malhechores, como por ser la primera autoridad civil legal en reconocer que este crimen que presenciaron es una agresión grave en contra del derecho de todo un pueblo a exhibir los símbolos religiosos que desee en su propiedad”,
señaló Mons. Cordileone.
Por su parte, Frugoli dijo la semana pasada que su oficina estaba revisando el caso y que aún no había tomado una decisión sobre si presentar cargos penales, señaló el diario local Marin Independent Journal.
Lucina Vidauri, una de las organizadoras del evento, le dijo al Marin Independent Journal que los organizadores de la manifestación nunca tuvieron la intención de destrozar la estatua. Los manifestantes pedían que la Misión retirara la estatua de San Junípero Serra y “simplemente se dejaron llevar”, dijo.
CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, intentó comunicarse con Vidauri; sin embargo, ella rechazó la solicitud de entrevista. Además, intentaron ponerse en contacto con Dean Hoaglin, presidente del Consejo Tribal Coast Miwok de Marin, y otro organizador de la protesta para obtener más información sobre la tribu y sus razones para oponerse a San Junípero Serra, pero no recibió una respuesta.
La gente de Coast Miwok fueron los primeros habitantes de lo que hoy es Marin y los condados al sur de los condados de Sonoma en California. En diciembre de 2000, la tribu ganó un reconocimiento federal como la federación de indios de Graton Rancheria.
En 2008, el Obispo Emérito de Sacramento, Mons. Francis Quinn, fallecido en 2019, se disculpó con la tribu Coast Miwok, porque los españoles “intentaron imponer un catolicismo europeo a los nativos”.
El vandalismo en San Rafael es el último de una serie de ataques a iglesias y estatuas católicas en todo el país perpetrados este año. El 11 de julio, un incendio bajo investigación por incendio provocado destruyó la Misión de San Gabriel en Los Ángeles, una iglesia misionera de 249 años de historia que fue fundada por San Junípero Serra.
Durante el siglo XVIII, San Junípero Serra fundó nueve misiones católicas en el área que más tarde se convertiría en lo que conocemos como California, y muchas de esas misiones se convertirían en los centros de las principales ciudades del estado. Aunque el propio San Junípero no fundó la Misión San Rafael, el templo debe su existencia al legado del santo.
Los defensores de Serra dicen que en realidad era un defensor de los nativos, y señalaron un episodio de su vida cuando redactó una “declaración de derechos” de 33 puntos en favor de los nativos americanos que vivían en los asentamientos de la misión, y señalaron que caminó desde California hasta la Ciudad de México para presentar el documento al virrey.
Si bien muchos pueblos indígenas sufrieron horribles abusos, un arqueólogo le dijo a CNA a principios de este año que los activistas tienden a confundir los abusos que sufrieron los nativos mucho después de la muerte de San Junípero Serra con el período en que el santo estaba vivo y se dedicaba a construir las iglesias misioneras.
El 28 de octubre, el Instituto Benedicto XVI para la Música Sagrada y el Culto Divino, un ministerio arquidiocesano, anunció un nuevo fondo que estará bajo la discreción y el control personal del Arzobispo.
El objetivo del fondo será apoyar “los esfuerzos continuos para abogar por un trato justo para las comunidades de fe en el ejercicio de su derecho [constitucional] de primera enmienda a la adoración y a la protección de nuestra tierra santa del vandalismo y los ataques de la multitud”.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en CNA.
Con información de Aciprensa/Redacción