El obispo de Springfiels (Illinois), Thomas Paprocki, ha escrito un artículo en First Things en el que recuerda que, según la ley de la Iglesia, «el apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae« (canon 1364.1), es decir, de forma automática, sin necesidad de declaración por parte de la autoridad de la Iglesia.
El padre Santiago Martín comenta la trascendencia de esta afirmación del obispo estadounidense, que alude claramente al cardenal Robert McElroy, obispo de San Diego, con sus afirmaciones en la revista jesuita America Magazine de que debe permitirse el acceso a la comunión a personas en pecado mortal.
¿Podría votar en un eventual cónclave un miembro del colegio cardenalicio públicamente reconocible como hereje y por tanto como excomulgado?, se pregunta Paprocki.