Al igual que ocurrió el año pasado, el Pontífice no ha presidido el tradicional acto de veneración pública, y se ha limitado a realizar una visita privada, para evitar aglomeraciones y los consiguientes contagios.
Si en 2020 el Papa llegaba a las 7 de la mañana, este año lo ha hecho aún más temprano: a las 6 y cuarto.
El Papa Francisco, según recoge Vatican News, pidió a la Virgen “el milagro del cuidado, de la curación, por los pueblos que sufren severamente las guerras y la crisis climática”; también rezó por el milagro “de la conversión, para que derrita el corazón de piedra de quienes construyen muros para alejar de sí el dolor ajeno”.
Después de esto, el Santo Padre continuó rezando a la Virgen en la Basílica de Santa María la Mayor.