En el estado mexicano de Veracruz, todo parece indicar que en vez de festejarse la Navidad y la adoración de los Reyes Magos, este 2023 se festinará el asesinato de los santos inocentes el 28 de diciembre… de consumarse la postulación de Mónica Robles Barajas como candidata al Senado de la República.
En su trayectoria política multipartidista, Robles Barajas se ha generado una imagen de compromiso con la “cultura de la muerte”, más que de promoción a la vida y a la familia.
Su carta de presentación está constituida por todas aquellas iniciativas que atentan contra la familia natural y la existencia. Así, cada vez que en Veracruz ha surgido un proyecto en favor del aborto o de la Agenda LGBTIQ, aparece Mónica Robles Barajas detrás de él o como su abanderada.
Por eso es que ahora que recorre la entidad con la esperanza de que no la vuelvan a vetar en el partido MORENA para encabezar la “segunda fórmula” al Senado de la República por Veracruz, han empezado a sonar las alarmas dentro del equipo la precandidata presidencial Claudia Sheinbaum .
El problema para Claudia Sheinbaum y para MORENA es que si ceden a las presiones de la familia de Mónica y coloca a esta como cabeza de dicha “segunda fórmula” para el Senado, entonces el Partido gobernante adquirirá desde el principio la enemistad de la inmensa mayoría de votantes católicos del estado de Veracruz, que en forma reiterada han repudiado las iniciativas de Mónica Robles Barajas, como a todos consta.
Los padres de Mónica son muy cercanos al Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien por ejemplo designó a la mamá de ella, Roselia Barajas y Olea, como embajadora en Costa Rica. Hasta ahí, todo muy bien.
En cuanto al papá, José Pablo Robles Martínez, López Obrador lo ha distinguido con su cercanía y el respaldo a los medios de comunicación que dirige en el mismo estado de Veracruz. ¡Pero una cosa es eso y otra generarle problemas a Claudia Sheinbaum con el electorado veracruzano!
La confrontación directa que representa Mónica Robles Barajas con el electorado católico veracruzano, y particularmente con las aguerridas mujeres de la entidad, le provoca a Claudia Sheinbaum un conflicto que no tiene, ni mucho menos necesita. Sheinbaum, lo que requiere en estos momentos, es la cercanía con la población, no pleitos ni colaboradores o colaboradoras conflictivas.
Recordemos tan solo la desafortunada y non grata participación de Mónica Robles como coordinadora de mujeres de la campaña de Hector Yunes Landa a gobernador de Veracruz en 2016, a quién su pronunciamiento en contra de la iniciativa popular SI VIDA, le costó al PRI la silla del poder en el estado.
Si MORENA llegara a ceder a las presiones político-mediáticas del papá de Mónica Robles Barajas, es decir, de José Pablo Robles Martínez, López Obrador y Claudia Sheinbaum difícilmente alcanzarían la meta que se han propuesto: obtener la mayoría de los escaños en el Congreso del país. Muchas mujeres veracruzanas votarían contra Mónica Robles Barajas, y se manifestarían abiertamente contra ella, como lo han hecho cuando ha presentado sus iniciativas pro abortistas.
Así que AMLO, Claudia Sheinbaum y MORENA deben decidir qué es lo que quieren: si quedar bien con “el profe” Robles Martínez, como le decían décadas atrás cuando trabajaba en El Heraldo de México, o bien con la ciudadanía, con la mayoría veracruzana.
Por lo pronto hay que recordar que mientras que con la Navidad y la adoración de los Reyes Magos el mundo festeja una nueva vida –en ambos casos el nacimiento del Hijo de Dios–, cada 28 de diciembre, por el contrario, se lamenta el asesinato masivo de menores, en recuerdo de la liquidación de todos los niños de hasta los 2 años de edad, a manos de las tropas de Herodes.
Y que aquellos pequeños no murieron, sino que fueron asesinados. Sin culpa ni capacidad de defensa alguna, como sucede con los que se encuentran en el vientre materno, cuando son abortados.
Las mujeres veracruzanas, por ello, están a la expectativa: si la principal promotora de las iniciativas pro aborto y pro LGBTIQ en el estado se convierte en candidata al Senado, los lamentos por la muerte de inocentes corren el riesgo de convertirse en festín.
