¿Se alejan o los alejamos?

Adriana Martínez Estebanes
Adriana Martínez Estebanes

El 16 y 17 de febrero, la arquidiócesis primada de México llevó a cabo el foro de alejados correspondiente a los trabajos como parte de la asamblea arquidiocesana; en este foro se presentaron datos estadísticos provenientes de diversas fuentes tales como el Pew Research Center, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística en México (INEGI), Asociación Mexicana de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC), entre otras.

Si bien es cierto que, en general, los católicos han disminuido su presencia en el mundo, también es relevante y salta a la vista un importante descenso en la credibilidad de la Iglesia como institución. Durante las intervenciones realizadas en este foro, se presentó información que, desde mi punto de vista, sólo formaliza una parte de la realidad de lo que se que se vive en el día a día en cualquier parroquia, capilla o rectoría cuando menos en la Ciudad de México.

Sin embargo, estos datos duros no incluyen situaciones que también se viven y que, conversando con otros asistentes y participando en los grupos de análisis, surgen como una triste realidad de lo que también origina que cada vez existan menos católicos practicantes y las personas se alejen, quizá no de la fe o de la creencia en Dios como los católicos lo concebimos, pero sí de los centros de práctica.

Desde mi punto de vista hay diversas vertientes en el tema, algunas de las cuales son:

ENOJO CON LA INSTITUCION DE LA IGLESIA

PRACTICA DE LA RELIGIÓN

  1. No encuentro cosas atractivas que me llamen la atención para asistir a la iglesia.
  2. Ir a misa es aburrido, el padre solo duerme a la gente con su homilía o se la pasa quejándose o señalando a otras personas.
  3. Si existen cursos, talleres o pláticas en mi parroquia, pero las ponen a horarios que solo las personas mayores pueden asistir.
  4. Las charlas, talleres, exposiciones son tan complejas y en un lenguaje tan religioso, que aburren o no son claros; falta aterrizarlo a nuestra realidad en el día a día.
  5. Las personas que proporcionan los talleres, clases de la Escuela de Pastoral, exposiciones son feligreses de la comunidad que son más pecadores que uno y quieren ser evangelizadores además de que no tienen facilidad de palabra, solo se enredan y no pueden transmitir los conceptos de manera clara.
  6. Si voy a misa y digo que soy católico, pero solo asisto cuando son: bodas, bautizos, primera comunión de alguien que me invita; pero de ir cada domingo a misa no.

VIOLENCIA DENTRO DE LOS CENTROS DE PRÁCTICA

  1. Cuando sugerimos que nos digan en que se gasta el dinero que damos, nos ven mal y nos empiezan a segregar de las actividades.
  2. He recibido acciones de violencia verbal, psicológica, física por parte del sacerdote, algún miembro del grupo parroquial, otros feligreses; incluso amenazas, por eso ya no asisto a la iglesia; para evitar problemas.
  3. Existen grupos de feligreses que por ser de los pueblos originarios se apropian de la iglesia y los festejos por tanto o se está con ellos o en contra de ellos, mejor alejarse y que se queden con sus fiestas y actividades.
  4. Hay parroquias donde ciertas familias se alían con el párroco y son los que mandan y dicen que hacer o que no hacer.
  5. El sacerdote nos dijo que debemos están en comunión con él en todo y si no lo estamos nos empiezan a alejar o señalar.
  6. Existe discriminación en la iglesia y nos dicen que se reservan el derecho de admisión a alguna actividad o en la Escuela de Pastoral.

FALTA O DESENCANTO DE LA IGLESIA COMO INSTITUCION

  1. Se saben de escándalos de pederastia, abuso de confianza, violencia de parte del padre, se denuncia, pero no se hace nada; solo lo cambian.
  2. El padre llegó sin nada y ahora tiene más que cualquier familia de la zona; autos nuevos muebles finos, de dónde salió para tanto si dice que su sueldo es muy poquito y que la iglesia no tiene dinero ni para flores o velas.
  3. Cuando el anterior padre se fue, se llevó todo lo que había en medio de la noche para que no viéramos todo lo que se llevó, ¿por qué comportarse como un ladrón?
  4. Hay cosas que se han perdido en la parroquia y resulta que nadie sabe dónde están, le decimos al padre que levantemos una denuncia y nos dice que lo dejemos así, pensamos que él está involucrado en algún mal manejo.
  5. El padre pide que se deposite dinero en cuentas personales.
  6. Generamos muchas iniciativas de trabajo y si no le parecen al padre, no se hace nada y, peor aún, les genera un boicot con la comunidad.
  7. Se saben de escándalos financieros y de otro tipo incluso en el Vaticano o en otros países, ¡imaginen aquí lo que no se sabe!
  8. Busca uno a los sacerdotes para alguna orientación, servicio o asistencia y le dicen a uno que no puede, que no tiene tiempo, que va a otro tema y luego lo ve uno en el chisme con otras personas.
  9. Entre otros aspectos.

Amable lector estas y otras frases ¿le hacen sentido?, ¿las ha vivido o las ha visto? Seguramente me dirá que se identifica con más de una y hasta conoce más.

En mi opinión esto y otras cosas hacen que la gente se aleje de la institución de la Iglesia, más no se aleja de la fe y sus creencias cristianas o cristianas católicas, entonces en este caso la gente se aleja o los alejamos. ¿Qué respuesta sería la correcta?

Caso distinto ocurre cuando una persona se aleja por una decepción con Dios o con la religión o porque se convence de lo que otra religión le ofrece o simplemente no cree en algún poder o fuerza superior.

Y esto puede ocurrir por diversas situaciones como, por ejemplo:

  1. Muerte de algún familiar (natural o violenta).
  2. Se tiene alguna enfermedad incurable. 
  3. Situación económica o personal desesperada.
  4. No considera que haya recibido por parte de Dios lo que le ha pedido.
  5. No cuenta con una formación católica sólida.
  6. Ha encontrado una respuesta a su criterio en otra religión. 
  7. Siente mayor comprensión, empatía, afinidad por lo que otra religión le ofrece.
  8. Simplemente no cree que exista un poder superior. 
  9. Entre otros aspectos.

En este caso igualmente le pregunto ¿Está mal esta persona? ¿Qué hacemos como católicos para ayudar o apoyar? ¿Nos preocupamos o acercamos a la persona para guiarlo? ¿Le mostramos como es nuestra religión y damos testimonio de las acciones de Dios? ¿Somos empáticos?

Por tanto; ¿realmente trabajamos para acercar a la gente o atraerla a ser practicantes de nuestra religión o caemos en la indiferencia?

Sin embargo, desde mi punto de vista la metodología empleada y la “experiencia” de los  facilitadores en cada grupo no permitió recopilar, sintetizar y agrupar las diversas causas por las cuales la gente se ha alejado por convicción, descontento o hasta por miedo o rechazo a situaciones de peligro; por tanto, resulta conveniente dar seguimiento a las acciones que la arquidiócesis primada de México establecerá como medidas de remediación a todas estas situaciones, las cuales algunas pueden no concernir a su ámbito de acción y tendrán que establecerse en otras instancias superiores de la Iglesia, pero considero que, en muchas otras, sí se puede atender esto, incluso hasta de una manera rápida  por medio del establecimiento de adecuadas medidas locales de gobernanza; finalmente, creo que todos sabemos lo que nos duele y lo que sucede, ahora será tarea ver cómo se atenderá esto de manera efectiva.

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