En Basílica de Guadalupe y ante el pleno de los obispos de México, Pietro Parolin cumplió con la agenda que apertura el primero de los encuentros eclesiales que la Iglesia pretende e impulsar el PGP 2031-2033 que los obispos intensifican como el plan que el Papa Francisco les indicó en 2016.
Un ambiente más bien discreto se dio en el recinto mariano ante los fieles que acompañaron a los prelados. No era una Basólica abarrotada cuando, en la procesión de entrada, y custodiado por el presidente de la CEM, Rogelio Cabrera López, Parolin inició la misa con las exiguas palabras de bienvenida del arzobispo de México, sin mayor calor o trascendencia; sin embargo, el prelado secretario de Estado contrastó con la corta, pero honda homilía que quiso dar algunas pautas, sobre todo en la apertura de la 112 asamblea plenaria de la CEM
En este ritmo del tiempo de la pascua, el Señor ofrece la paz y esperanza, dijo, por eso “estamos de fiesta una fiesta que nos mueve a abrazar con la orción a toda la humanidad por la cual Cristo Jesús ha muerto y ha resucitado”, humanidad, no obstante, “sedienta y necesitada de las gracias del triunfo del Señor sobre la muerte y el mal”.
Parolin indicó que los tiempos son desafiantes y convulsos, especialmente para quienes pastorean a la Iglesia, tiempos “desafiantes provocados por varias ideologías y los intereses de diversa índole que parecen querer suplantar los verdaderos valores evangélicos” y en donde muchos sufren con especial preocupación la “discriminación… la falta de justicia” dolor que se puede “constatar… en la vida de mucha gente de nuestras comunidades”.
Y aunque Parolin estuvo lejos de emprenderla o leer la cartilla a los obispos, la habitual diplomacia del secretario de Estado enfocó sus objetivos para exhortar a la Iglesia de México a un compromiso concreto:
“El Señor nos llama asumir compromisos, a reforzar la unidad en todos los ámbitos de nuestra vida para lograr mirar y tomar opciones útiles y eficaces al fin de alcanzar al bien común como amigos amados del Señor resucitado, ante las actuales realidades que plantean desafíos nuevos,para nosotros, a veces son, incluso, difíciles de comprender. Queremos mantener abiertos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad. Como no se invita el Papa Francisco, queremos sentirnos o provocados, escuchar su grito de auxilio, queremos que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo…”
Son tiempos desafiantes en donde la Iglesia tiene algo que decir, no se encuentra al margen de la actual realidad polarizada por el debate político, por el desorden y la imposición de las ideas. Como parte de esta realidad, los miembros de la Iglesia son los de la comunidad civil cuya realidad “no puede no movernos a mirar y a considerar con atención y determinación, el presente y el futuro. Mirar y considerar para ofrecer a todos los frutos de nuestra fe y de nuestra esperanza, de nuestro compromiso y de nuestro cansancio, de nuestra coherencia, de nuestra fe de fidelidad. En una palabra, de nuestro ser verdaderamente misericordioso para el ser humano y para el mundo entero”.
La encomienda es, por lo tanto, tan antigua como novedosa: la proclamación de la Buena Nueva, “anunciar a Jesucristo resucitado, Camino, Verdad y Vida, no sólo en Jerusalén y sólo en el propio ambiente o territorio, sino a todos y en todas partes, también allá, sobre todo, donde están hoy los hombres y mujeres más necesitados, salir al encuentro de todos al estilo de Dios. esto es como recuerda San Pedro: revestidos de humildad y gracia…”
En el marco de la festividad de Marcos, el Evangelista, Parolin destacó esa valentía que debe caracterizar al pastor, antes de quedarse agazapado, escondido, mientas las fieras devoran a las ovejas bajo la tibia y hasta complaciente mirada de esos a quienes les ha sido confiado el rebaño.
Así puntualizó:
Confíenle todas sus preocupaciones… Al igual que los apóstoles, que comprendiendo la voluntad del resucitado, la acogieron y salieron a predicar sostenidos por la gracia del Señor que confirmaba su Palabra con las señales que acompañaban el anuncio. También hoy en el que la fatiga, el dolor, tocan con fuerza las puertas de la vida, es y será el Señor quien nos consuele, quien nos dé la fuerza para salir, caminar y para ir siempre hacia adelante. Pues también a nosotros, como a los apóstoles, día a día, el Señor nos dice: Vayan, vayan… Vayan al encuentro de los hombres, de mi pueblo, del mundo, vayan y sean han testigos de la verdad y de la eficacia del amor que a semejanza del Maestro, se inclina solidario para tocar y curar las heridas y los sufrimientos de los otros, para darles la vida y para hacerles experimentar el abrazo compasivo y misericordioso del Padre.
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Tras la misa en Basílica, el pleno de los obispos dio inició a los trabajos de la 112 asamblea. Ahí fue el primer encuentro formal con las instancias del poder. El gobernador priísta del Estado de México, Alfredo del Mazo, ofreció una cena la cual presumió en redes sociales casi al finalizar el día y en el cual señaló sus coincidencias con la Santa Sede: “Nos dio mucho gusto recibir en el #Edoméx al Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, con quien coincidimos en el humanismo de la Iglesia Católica y su papel en el fortalecimiento de los valores de la familia”, a la vez que, en otra foto, se ve al presidente de la CEM dirigir unas palabras con la escucha atenta de Alfredo del Mazo, entre el invitado honor y su esposa, Fernanda Castillo, mientras, más apartado, el arzobispo de México, Carlos Aguiar, ve al horizonte con un gesto más bien perdido o quizá meditativo.
En el último día del Parolin en México, se dará el otro motivo de la visita. Previo a un encuentro con el presidente López Obrador, quien estará también en la inauguración de la réplica de la capilla Sixtina en el Zócalo capitalin, el evento protocolario y diplomático por los 30 años de relaciones México-Santa Sede se dará cerca de ahí, en el antiguo Palacio de Medicina. Los oradores principales, Pietro Parolin y el canciller Marcelo Ebrard, uno de los fuertes para suceder a López Obrador en la presidencia de la República. En este evento, justo se darán los actos protocolarios que darán cuenta de una relación más bien moral y cultural entre dos Estados, de una relación con luces y sombras en donde la Iglesia plantea que su punto de vista, el del Evangelio, siempre es necesario en esta compleja realidad.
Con esto, Parolin dará fin a su agenda en México para regresar a Roma esta noche.
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Por Guillermo Gazanini Espinoza