La hora de la acción ha llegado; algunos creerán utópica la esperanza de fundarun mundo mejor, pero por mi parte percibo que la humanidad quiere vivir más fraterna y, a pesar de no saber cómo, aprende de sus errores, de sus caídas en la barbarie y de sus alejados extravíos fuera del camino que nos lleva a vivir en armonía. Así, la humanidad se acerca lentamente, aun sin darse cuenta, hacia más y mejores formas de ordenar las realidades temporales. ¡En esta marcha todos somos responsables y corresponsables!
Nosotros debemos asumir como tarea propia la renovación del orden temporal, entendida esta como la encomienda de vivir e inculcar los valores y principios con los que fuimos criados en todos los ámbitos de la sociedad para impregnar y perfeccionar todo cuanto se vive y en donde se vive. Es preciso actuar con coherencia en una sociedad que reclama justicia, con mejores condiciones de vida, con verdadera paz social y sobre todo con respeto a la familia humana, sin embargo, me doy cuenta de que no todo lo hecho hasta el momento ha sido constructivo, pero al actuar con bondad, más que por severidad o rivalidad, cada persona se acerca a cumplir con esta encomienda. “La hermenéutica de la reforma”, desde una perspectiva para interpretar y comprender, es compleja y conduce con frecuencia a diversos puntos de vista, no obstante, yo creo que sí es posible alcanzar o al menos mejorar este mundo.
Ordenar las realidades temporales no se reduce solo a la ausencia de conflictos, es preciso combatir la miseria y luchar contra las injusticias para promover, a la par, el bienestar, el progreso humano y el progreso espiritual. Queridos amigos, el orden de las cosas temporales se construye día a día en la instauración de un “orden de las cosas”, pero ¿a quién le gusta el orden?, ¿quién está dispuesto a esforzarse para lograrlo? Todo orden se origina en razón, por ejemplo, la mente humana debe ordenar las ideas; así se ordenan las cosas naturales. Debe existir orden en mis conceptos y la relación con otros, orden en el actuar o en mi voluntad, y orden en las cosas exteriores y las influencias externas, en fin, “el principio del universo es el orden”. El orden puede referirse a la creación, la sabiduría y la búsqueda de la verdad.
Aquí solo hablo de las realidades temporales, de lo palpable pero transitorio, de lo indispensable pero efímero, de todas aquellas instituciones y organizaciones que el hombre ha creado en el mundo; la familia, la sociedad, incluso la iglesia y todo aquel ámbito en donde se desenvuelva la humanidad. El orden como virtud es la recta disposición de las cosas y es la virtud que nos lleva a poner cada cosa en su lugar, y a distribuir correctamente el tiempo y nuestras actividades. Esto nos lleva a colaborar por el bien de todos y esto se refleja en todos los aspectos de nuestra vida; debe haber orden en la naturaleza, y orden en la humanidad, comenzando con la familia. ¿Cómo es tu relación con tu familia? En la familia, el deber de los padres es educar y dirigir a los hijos en el principio de la virtud del orden, es asumir con responsabilidad y civilidad nuestra ciudadanía. La ciencia, el estudio y el conocimiento tienen un orden; aunque los estilos y ritmos sean distintos, habrá un orden de las cosas. Recuerda contribuir a ordenar las realidades temporales.