Opinión. ¿Eutanasia? ¡Qué desvergüenza!

ACN
ACN

Estar en manos de dementes tiene su coste. Y no sólo en el PIB, en las cifras del paro o en empresas arruinadas. También en víctimas multilaterales de la pésima gestión sanitaria y de la normativa draconiana y chapucera que hemos aguantado y seguimos aguantando. Los efectos del mal gobierno provocan el estupor, inmediatamente antes de la depresión, cuando comprobamos en el día a día cuáles son las prioridades de esta cuadrilla de bandoleros al asalto del Estado. Los mismos que se fueron impúdicamente de vacaciones sin haber adecuado las leyes que permitieran hacer frente a la situación sin recurrir al estado de alarma, son los que a toda la velocidad, sin consulta ni diálogo con los sectores afectados, se empeñan en regurgitar leyes innecesarias que tienen el efecto de suscitar la discordia y generar nuevos problemas sin resolver ninguno de los que nos acucian.

La palma del dislate hay que otorgársela a la de eutanasia que ultima su tramitación en el Congreso. Ni siquiera la hecatombe de la pasada primavera les ha frenado: «Es improcedente y muestra una gran falta de sensibilidad que, cuando el país expresa un duelo inmenso por el gran número de personas que han perdido, y siguen perdiendo la vida por la pandemia, el Congreso de los Diputados tramite una ley de eutanasia«.

Lo anterior y lo que sigue está extraído del Manifiesto firmado inicialmente por cien personalidades de la vida española, de muy distintas procedencias ideológicas o profesionales, hecho público la semana pasada y al que inmediatamente se han adherido miles de ciudadanos: «El 90% de los fallecidos por la pandemia han sido personas de más de setenta años. En la mayoría de los casos las muertes han sido debidas a falta de atención hospitalaria y recursos sanitarios, sin la posibilidad siquiera de contar con remedios paliativos, llegándose incluso a la criba por razón de la edad. ¿Queremos crear una coartada legal con una ley de eutanasia para este tipo de actos? Lo necesario, lo que la sociedad reclama, es ofrecer a todo ser humano un final digno y bienaventurado de su vida».

A estas alturas podríamos incluso preguntarnos por la eficacia de este tipo de manifiestos y argumentaciones, sin embargo necesarios. La sociedad española actúa con un forofismo partidista que hace imposible el recto ejercicio de la democracia. El Gobierno lo sabe y cabalga, a rienda suelta, hacia su programa de máximos en todos los frentes. Caiga quien caiga.

Con información de Religión en Libertad/Rafael Sánchez Saus

Comparte:
By ACN
Follow:
La nueva forma de informar lo que acontece en la Iglesia Católica en México y el mundo.