* Daniel Ortega, dictador de Nicaragua, ha aprendido que el silencio del Vaticano es para él un arma formidable de canto. Haz lo que quieras, ten por seguro que la Santa Sede velará en silencio.
Mientras importantes líderes de la Iglesia, incluidos diplomáticos, aseguran que la Santa Sede está «en diálogo» con el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, para encontrar «soluciones» a los muchos problemas muy delicados personas que han surgido con la persecución religiosa del régimen sandinista nicaragüense, estalla la política de la «relación bilateral».
En las últimas 48 horas, el gobierno ha decidido cerrar las universidades católicas y también la Caritas local, diciendo que la institución eclesiástica ha decidido «disolver voluntariamente».
Evidentemente la dictadura no dice que Caritas, encabezada por el Episcopado, en realidad se ha parado por completo porque no aguanta medias, contrariada con normas administrativas, con amenazas y allanamientos de la policía y los paramilitares.
Mientras tanto, la campaña mediática de insultos y calumnias contra los obispos, el Vaticano y el Papa no cesa. En estas alturas, despotricar contra los católicos es una obsesión patológica del gobierno y del matrimonio Ortega-Murillo.
En este punto, especialmente a partir de 2021, toda esta historia parece una verdadera burla a la diplomacia vaticana. Nada nuevo. Ya si viste.
Ortega actúa sin límites como un déspota y la Sede Apostólica tarda bastante tiempo en recibir los golpes en silencio. Uno se pregunta ¿qué tipo de política exterior es esta?
¿Por qué el Papa acepta este trato?
¿Qué frutos ha dejado el trato de amigo hacia Ortega?
¿Alguien en el Vaticano vive en el dolor y sufrimiento real y concreto de la sangre, religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos comprometidos en la promoción humana?
El 12 de marzo se cumplirá el primer año desde el día en que fue expulsado en las últimas horas el Nuncio Apostólico en Managua por causa justificada y en la mañana del 10 de marzo se cumplirá un mes desde ese Mons. Rolando Álvarez , obispo de Matagalpa , fue condenado a más de 26 años de prisión y aún no puede saber dónde está y si está bien.
Desde el Vaticano si sabe que su silencio es para proteger a los Jerónimos ya los católicos en Nicaragua, se dice, no para enfurecer al dictador. Es un tema histórico y aún muy discutible. Lo peor es que Ortega ha aprendido que el silencio del Vaticano es para él un arma formidable de canto.
Haz lo que quieras, ten por seguro que la Santa Sede velará en silencio.
Por LUIS BADILLA.
CIUDAD DEL VATICANO.
JUEVES 9 DE MARZO DE 2023.