- Los hechos, en Papúa Nueva Guinea
- Nueve mujeres bajo la mira por la repentina muerte de Jacob Luke durante un paseo por el bosque.
- Cuatro de ellas murieron, las demás están recibiendo tratamiento en el hospital y en un centro de salud católico.
- La violencia también continuó con la quema de casas.
- El obispo auxiliar Mons. Ain acudió al lugar de los hechos: «Las torturaron y las encerraron en un casa. Fue terrible».
Torturaron a nueve mujeres acusadas de brujería y de provocar la muerte de un conocido empresario local. Cuatro de ellas murieron, dos siguen hospitalizadas en estado crítico y tres fueron trasladadas a un centro sanitario católico. El incidente se produjo en la provincia de Enga, en las tierras altas de Papúa Nueva Guinea, a raíz de la noticia de la desaparición de Jacob Luke, empresario y líder de su comunidad en la localidad de Wabag.
Luke, que también es conocido a nivel nacional, fue visto saliendo de su casa el 21 de julio. El empresario solía caminar por los bosques cercanos al pueblo. Sólo dos días después los miembros de la comunidad encontraron el cuerpo. Es probable que el hombre haya fallecido de un derrame cerebral o de un ataque al corazón, pero esto lo revelará la autopsia, que se realizará en la cercana ciudad de Lae, informó su hermano.
Tras conocerse la noticia, algunos miembros del pueblo arremetieron inmediatamente contra algunas mujeres del clan, acusándolas de brujería (sanguma).
«En cuanto recibí la noticia, recogí a Dickson Tanda, el coordinador local de Cáritas, y nos dirigimos a Lakolam, el lugar donde se estaba produciendo la violencia», dijo el obispo auxiliar de Wabag, Mons. Justin Ain. «Cuando llegamos, había una gran multitud de unas tres o cuatro mil personas y el clima era muy tenso. Para entonces las mujeres habían sido torturadas y encerradas en una casa. Los intentos de persuadir a los líderes de la comunidad fueron inútiles; los responsable se mantuvieron firmes”.
La policía trató de intervenir pero todo fue en vano: «En un momento dado, llegaron tres o cuatro vehículos de la policía», continuó el prelado, «pero con muy pocos hombres. La carretera estaba bloqueada por una camioneta y pidieron a los agentes que no se acercaran. Al ver que les superaban en número, los policías acabaron por marcharse».
Las mujeres fueron liberadas alrededor de las 9 de la noche, pero nadie sabía dónde se habían refugiado. El obispo Ain quería llevarlas al hospital para que recibieran atención médica, pero la situación se complicó cuando miembros de la familia de Luke prendieron fuego a las casas de las familias de las mujeres acusadas de brujería. No hubo muertos pero las viviendas quedaron reducidas a cenizas.
El 24 de julio, tras la intervención de un comando provincial de la policía, el prelado pudo localizar a las víctimas. Sólo cinco mujeres seguían con vida: «Después de hablar con los aldeanos y los familiares, las metí en mi coche. Habían sido torturadas brutalmente, con barras de hierro, en todas las partes de su cuerpo, incluidos los genitales. Fue terrible. Las llevé al hospital general de Wabag: dos se encuentran hospitalizadas en grave estado. Como no había suficientes camas, tres fueron trasladadas a un centro de salud católico de Yampu, donde las monjas habían preparado mantas y artículos de primera necesidad», continuó explicando Mons. Ain.
La situación parece haber vuelto a la normalidad, pero las víctimas siguen en observación. Los familiares de las mujeres confirman su inocencia, y dicen que fueron torturadas en base a falsas acusaciones. A diferencia de otros casos, los autores de la violencia no son familiares cercanos. Por razones de seguridad, sus identidades no han sido reveladas.
Wabag, Papúa Nueva Guinea.
AsiaNews.