El mexicano Rodrigo Guerra López, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina de El Vaticano, se deslindó de la conjura de la organización secreta de ultraderecha El Yunque para controlar las universidades católicas del mundo, pero reconoció que militó en la misma durante doce años, hasta que renunció “desencantado de sus teorías, de sus formas de actuar y, especialmente, por episodios de grave violencia física y abuso de conciencia que sufrí por parte de algunos de sus integrantes”.
En una carta enviada a SinEmbargo, que el 17 de marzo reveló en un reportaje la trama de las universidades católicas que lo involucra —y que antes de publicarse el reportero lo consultó—, Guerra López aseguró que militó en El Yunque dos años, de 1983 a 1995, pero omitió todas las relaciones que ha mantenido con prominentes miembros de la organización secreta, incluido su actual jefe general, el panista Gerardo Aranda Orozco.
En lo que es su primer pronunciamiento público, Rodrigo Guerra López omitió también que fue seminarista de los Cruzados de Cristo Rey, la congregación religiosa de El Yunque, impulsado por el actual cardenal Norberto Rivera Carrera, y que fue jefe juvenil mientras estudiaba en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), la institución fundada en 1974 y dirigida desde entonces por la organización secreta.
Justamente el actual rector de la UPAEP, Emilio Baños Ardavín, es el candidato de El Yunque a presidir la Organización de las Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (Oducal) y el costarricense Fernando Sánchez Campos lo es a encabezar la Federación Internacional de Universidades Católicas, como parte del plan de esa organización secreta para controlar las universidades del mundo.
Aunque en su carta admite que participó en la reunión de la UPAEP, en septiembre de 2024, donde estuvo presente Bernardo Ardavín Migoni —tío del rector Baños Ardavín y uno de los jefes generales eméritos de El Yunque—, Guerra López niega que él haya participado en la planeación de tomar el control de las universidades católicas del mundo, como lo reveló este medio y que confirmó el fundador y director de la director general de la Academia de Líderes Católicos, el mexicano José Antonio Rosas Amor, confeso exmiembro de esa organización secreta.
Después de que Rosas Amor emitió un pronunciamiento público para deslindar a la Academia de Líderes Católicos, presidida por el político italiano Rocco Buttiglione, tuvo que renunciar a su cargo, pero el plan de El Yunque, aseguró, se mantiene en marcha.
Guerra López también omite que fue coordinador de asesores y secretario privado del primer gobernador panista de Querétaro, Ignacio Loyola Vera (1997-2003); que fue reclutador de jóvenes junto con Francisco Serrano Limón, prófugo por abuso sexual de menores, y que fue allegado al secretario particular del arzbispo Rivera Carrera, José Víctor Ortiz Montes, superior general de los Cruzados de Cristo Rey, declarado culpable de los delitos de pederastia, abuso sexual y efebofilia por el Colegio del Dicasterio de El Vaticano, en 2017.

A continuación, se reproduce textualmente la carta enviada por Guerra López a SinEmbargo, fechada en Roma, Italia, el 7 de abril:
En los últimos días, algunos medios de comunicación han publicado acusaciones falsas, que difaman y calumnian al que aquí escribe. A continuación, deseo dejar constancia que:
1. No participo de manera alguna en agrupaciones clandestinas, reservadas o secretas. En 1983, a la edad de 17 años, poco tiempo después de mi conversión, fui invitado a participar en el grupo “Yunque”, sin darme cuenta cabal de su naturaleza y alcances. Participación que duró hasta 1995, y que sucedió de manera discontinua, debido a mi ingreso al seminario (cinco años), y por motivo de mis estudios de doctorado en el extranjero (dos años).
2. Me separé en 1995 del grupo “Yunque”, desencantado de sus teorías, de sus formas de actuar, y, especialmente, por episodios de grave violencia física y abuso de conciencia, que sufrí por parte de algunos de sus integrantes, a mediados de la década de los ochenta. De todo esto fue informado el Nuncio apostólico en México, Mons. Justo Mullor, en el año de 1999.
3. Es verdadero que participé como conferencista en el XIX Encuentro de Centros de Cultura Católica organizado por UPAEP , y auspiciado por ODUCAL y el Dicasterio para la Educación y la Cultura, del 19 al 21 de septiembre de 2024.
4. Es totalmente falso que yo he coordinado o promovido acciones para impulsar a dos rectores a la presidencia de ODUCAL y de FIUC en el evento antes mencionado o en cualquier otro lugar. Así mismo, no es verdadero que yo haya participado en reuniones clandestinas durante mi pasada visita a la ciudad de Puebla, en Roma, o en otro lugar.
5. No simpatizo en modo alguno con ideologías o grupos de corte “integrista-católico”, de “nueva derecha”, “derecha extrema” o similar. Al contrario, es de público conocimiento a través de textos académicos, entrevistas, artículos periodísticos, y opciones pastorales y sociales, que mis convicciones se encuentran orientadas fundamentalmente por el Magisterio social de la Iglesia católica, y, por ende, discrepan de cualquier modalidad de extremismo ideológico o político.
6. Lamento que, en los últimos días, se pretenda falsamente vincular con el “Yunque” a importantes personalidades, instituciones universitarias internacionales, y cardenales de la Iglesia católica.
7. La difamación y la calumnia normalmente buscan sembrar suspicacias, desconfianza y duda. Fácilmente destruyen la fama y la honorabilidad de una persona. Este tipo de acciones se tornan aún más graves, cuando se realizan por parte de personas conocedoras de que existen violencias físicas implicadas, ya que exponen a la víctima a una nueva humillación.
8. Solicito a los medios de comunicación retirar todas las informaciones difamatorias o calumniosas que han sido publicadas sobre este tema, y a cesar acciones de desprestigio, que violentan mis derechos, mi intimidad, y el buen nombre del servicio que presto en la Santa Sede.
Atentamente.
Rodrigo Guerra López
Secretario Pontificia Comisión para América Latina

Por Álvaro Delgado Gómez.
SINEMBARGO.