El sábado es el último día de la creación, un día de descanso, en el que Dios «llevó a término» las obras de sus manos.
De hecho, el Génesis (2,1) subraya que Dios cesó de toda obra sólo después de haber completado, en el séptimo día, la obra que había hecho.
Dios obra de tal manera que perfecciona las cosas y así descansa. Por eso Jesús dirá:
Mi Padre siempre trabaja, y yo también trabajo» (Jn 5,17).
Jesús es, por tanto, Dios.
Pero hay otro significado en su obra, más oculto pero no menos importante.
El hombre, creado el sexto día, cayó en un largo letargo para que le pudieran arrebatar a la mujer.
Combinando las dos historias de la creación del hombre, bien podemos pensar que ese sueño duró hasta el séptimo día, cuando al despertar vio a la mujer arrebatada de su costado y que le fue entregada por el Creador con un pacto de alianza matrimonial (cf. . Gn 2:24).
Hueso de sus huesos y carne de su carne, la mujer perfecciona la obra creadora del hombre llevándola a término. Incluso la recreación del hombre, la Redención, fue perfeccionada por la colaboración de la nueva Mujer, la Nueva Eva, María Santísima, junto al Nuevo Adán, Cristo.
Por eso el sábado es el día de María por excelencia, con referencias a una antigua tradición dominicana.»
Por P. SEFEREINO MARÍA LANZETTA.
SÁBADO 2I DE SEPTIEMBRE DE 2024.
MIL.