López Obrador, el gran feudal de México

Editorial ACN Nº88

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Los programas del Bienestar de la 4T constituyen el eje central de la estrategia de dominio territorial de López Obrador. El presidente ha dedicado gran parte de su tiempo y recursos a supervisarlos, ajustarlos y ocuparlos como moneda de cambio.

Ante la próxima elección presidencial, una de las más importantes a las que se enfrentará el país, entre dedazos, juegos de poder y acuerdos en “lo oscurito”, López Obrador se enfoca en aceitar la base de su estructura política que, según los cálculos, mantendría a MORENA en el poder un sexenio más, esto es los programas sociales.

Primero, apostaron por inducir el voto a favor de MORENA tomando como base el mantener los programas sociales del presidente; ahora, él mismo toma cartas en el asunto. Durante su gira por el Estado de México, el pasado 29 de septiembre, anunció un aumento del 25% al programa de pensión de adultos mayores y remató prometiendo modalidades de entrega mensuales incluso quincenales.

“Amor con amor se paga”, este ha sido el lema del infausto movimiento del presidente López Obrador con el que limita y compromete moralmente a los mexicanos cuyas condiciones educativas, económicas e interpersonales no les permiten vislumbrar el largo y oscuro túnel al que los están conduciendo. La operatividad del presidente recuerda mucho al feudalismo, aquel sistema social de la alta edad media que estimulaba a la servidumbre diestramente para enseñarles a “ocupar su lugar”: El señor feudal concedía protección y tierras a sus vasallos a cambio de fidelidad y asistencia militar u otras prestaciones. ¿Acaso esto no suena familiar?

El escenario político mexicano actual sin duda se mira como un feudalismo “moderno”, en donde el “gran feudal” López Obrador ha acumulado más poder que cualquier figura latinoamericana contemporánea. Ha llevado al límite la ley del poder Nº11 “Haga que la gente dependa de usted”, ya que a través de estos 5 años de gobierno ha construido una dependencia hacia él, tanto de parte de los mexicanos como de sus mismos militantes.

Que no nos extrañe ver de ahora en adelante comportamientos como el de Mariela Gutiérrez, alcaldesa de Tecámac, quien al término de la arenga, en un acto de sumisión,  besó la mano del presidente López Obrador como si se tratara de un señor feudal. ¡Totalmente reprobable!

A poco más de un año de que termine el proyecto piloto de la 4T encabezado por López Obrador, los juegos del hambre entre militantes de MORENA se agudizan cada vez más, la lucha por el poder, al menos como ellos lo conciben, se mantendrá hasta el último minuto. Todo esto a costa de los mexicanos, las instituciones, la democracia y la justicia mientras el gran feudal de México va dejando un vacío de poder aún más grande, pero satisfecho de haber logrado su cometido de principio a fin.

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