La súbita renuncia de un paulino. ¿Por qué colgó la sotana el youtuber Esteban Moreno?

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

La súbita renuncia de un paulino. ¿Qué hay detrás de la salida del youtuber Esteban Moreno?

Tras la decisión de la creación de la nueva provincia México-Cuba, Estados Unidos, la Sociedad de San Pablo está sufriendo una seria convulsión que parece haber tomado a sus superiores por sorpresa. En este momento, los paulinos prácticamente están sin cabeza o dirigencia que permita una toma de decisiones acertada y serena, pero, sobre todo, de cara a Dios ante la turbulencia interna que representa un cambio que afectará su futuro y misma supervivencia.

En estas cuestiones está la de las decisiones de sus pocos miembros sobre seguir o no en el proceso de su vocación hasta la ordenación ministerial. Llegó a esta redacción, gracias a uno de nuestros seguidores, un caso que pudiera pasar desapercibido en el mar de opiniones de redes sociales. Es el de Esteban Moreno, cuyos canales de difusión llegaban a un número considerable de suscriptores en las que se veía al religioso lo mismo rapear, usar sotana, rezar el rosario y ser show man de exagerados ademanes con las actitudes propias que le adjudicaran más likes para inflar un ego que, de repente, se desinfló, nada raro en ese estridente y voluble mundo.

¿Qué pasó con Moreno? Paulino desde los 14 años, cursaba una etapa avanzada de formación para ser ordenado. Licenciado en comunicación, el 1 de febrero decidió colgar un video en donde, tras un soliloquio en el que ofrece justificación tras justificación, lanza recomendaciones para ir al psicólogo y anunciar un nuevo estilo de vida dando fin a su aventura en la Sociedad de San Pablo.

Con 10 años de vida religiosa, Moreno comparte exageradas expresiones, lanzando besos con los que afirma amar a los paulinos. Sus argumentaciones, para el espectador equilibrado, no encuentran justificación verosímil, de motivos suficientes para legitimar la causa por “haber colgado la sotana”. La fingida actuación quiere convencer de ser “enamorado de la Sociedad de San Pablo, del carisma paulino, de la comunicación, de tantas cosas hermosas que se hacen dentro…” de la comunidad.

Tosiendo reiteradamente, desgrana un rosario de loas a la Sociedad, los reitera al punto de ser obsesivo y empalagoso; una y otra vez, y no duda en recomendar a los jóvenes con inquietudes vocacionales, ingresar a la congregación: “No se la piensen mucho, comiencen su proceso de discernimiento porque vale mucho la pena esta vocación como cualquier otra…” dice el relamido exreligioso mientras se acomoda los lentes y con aire de candidez, pretende crear la empatía por la decisión de abandonar lo que tanto dice amar

Según el youtuber, la decisión también tuvo otro pretexto increíble. Sus superiores le invitan a tomar un tiempo para reflexionar sobre su vocación a la manera de otros institutos de formación en donde los más jóvenes deciden una pausa en su camino vocacional.

Pero ese no es el estilo de la Sociedad de San Pablo hasta donde lo conocemos.  Esteban Moreno justifica su decisión con argumentos evadiendo el contacto visual con la cámara, prepara su razonamiento, se empeña en ser convincente, dice haber escuchado recomendaciones de detenerse a tiempo antes de ser ordenado. Y se asoma algo que llama la atención: Pausar la vocación “para no lastimar a la Iglesia”.

No me gustaría llegar a los 40 o 50 años y arrepentirme del llamado de Dios o entrar en una crisis vocacional muy grande por no haberme tomado un tiempo cuando era necesario”. No deja solución para saber del regreso a lo que tanto ama según el soliloquio. Con 24 años, se pone de meta llegar a los 30 para decidir o no por la vida religiosa, período en el que puede suceder cualquier cosa: “Meterme a la vida diocesana o a los carismas que me llaman la atención como los salesianos, los legionarios de Cristo o cualquier otro”.

Y así, el elegido, aceptando la voluntad de Dios y asegurando que el Altísimo le tiene reservados grandes proyectos, insiste en la oración, no vacila en rogar por los mendrugos que satisfacen el narcisismo de los influencers, los comentarios para respaldar la hueca justificación del mártir de la virtualidad quien recurre a las terapias del psicólogo para soportar, “Como dice la chaviza, yo soporto y déjenme lo que piensan…” Apagó la cámara para dedicarse a otras cosas en su perfil, Esteban Moreno 2.0. Más y más preguntas, un tiempo de discernimiento sin regreso, una recomendación de los superiores sin ánimo de que vuelva, el deseo de hacer una pausa que guarda más sospechas que certezas.

Hasta aquí una catarsis manipuladora que podría ser intrascendente. La realidad es que Moreno intentaría ocultar el grave fardo de que “su miedo” por dejar la congregación no es existencial, sino fundado. El exreligioso carga sobre sus hombros algo más grave que en, cualquier momento, podría destaparse para sacudir de nuevo a los superiores paulinos de México por un nuevo escándalo cuando todavía no alcanzan a reponerse del último que provocó la remoción de uno de sus sacerdotes acusado de ser un delincuente y perpetrador de abusos sexuales…

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