Por: Jeffrey M. Kihien
La sociedad de seres imaginarios ha sido reconocida oficialmente con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, hombres que imaginan ser mujeres, y mujeres que creen ser hombres, otros que no son uno ni lo otro, pero algo por definir con infinitas variantes, exigen y obligan les traten como tales bajo pena de castigo, ocupan cargos importantes en el gobierno, cargos de poder desde donde siguen creando seres imaginarios adoctrinando niños en las escuelas. Es como la ilusión del desdoblamiento del cuerpo de las nuevas religiones occidentales, que según ellos, basan sus conocimientos en sabidurías ancestrales venidas de algún lado, bien de oriente o de un grupo tribal de la América pre cristiana, cuando practicaban canibalismo, esclavismo y antropomorfismo. Uno es lo que quiere ser, las leyes de la naturaleza no sirven, mucho menos las leyes morales y éticas de occidente cristiano, la cuales son negadas por ser consideradas obsoletas, con ideas antiguas y discriminatorias, sin detenerse a considerar el origen de ese rechazo.
La negación oficial y pública del concepto natural de mujer sucedió el 22 de Marzo de 2022, en el Senado de los Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, fundado bajo la ley de Dios, y consagrado a la Virgen de la Inmaculada Concepción el 17 de mayo de 1846. Ese acto inocuo para algunos, para otros símbolos del progreso y la modernidad, representa el fin de la mujer y la negación de la Patrona de los Estados Unidos, la Inmaculada. En esa fecha la senadora Blackburn preguntó a la ahora juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Ketanji Brown, una mujer, esposa y madre; ¿Puede darnos la definición de la palabra mujer? La respuesta de la juez, fue; “no, no puedo, no soy una bióloga.” Una mujer, no pudo definirse asimismo, provocando también con ello la destrucción de la ciencia del derecho, que fundamenta su doctrina en el inalterable concepto de hombre, mujer.
Si no existe definición de mujer, tampoco existe la definición de varón, mucho menos la de ser humano, entonces entramos a la nueva civilización de seres imaginarios. El que nace es un ente ficticio, que a simple deseo puede decidir ser mujer u hombre, o ambos a la vez, o ninguno, y exigir al otro lo reconozca como tal, como el ser imaginario. Los seres imaginarios vencen también la ley del tiempo humano, que va siempre hacia delante delatando el envejecimiento, ellos a discreción y por el simple deseo pueden convertirse en niños aun habiendo alcanzado la vejez, y por lo tanto exigir les reconozcan derechos de niño o de niña, incluyendo el uso de servicios higiénicos y otros espacios, que en el antiguo orden legal, el que duró miles de años se definían con la dualidad hombre y mujer.
Los seres imaginarios participan en el certámenes de belleza antes exclusivos para mujeres, y son elegidos Miss España, siendo un varón. Los jurados de este certamen, post modernos, quizás cobardes o también seres imaginarios ellos mismos, humillan a la mujer y eligen a una varón como la mujer más bella de España, pero un hombre no puede ser una mujer, es un ser imaginario, que ahora también compite en ligas de deporte femenino, recibe premios el día de la mujer, se hace llamar madre y exige le reconozcan la maternidad y derecho a menstruar.
Los otros seres imaginarios viven con nosotros desde tiempo atrás, sin percatarnos deciden que es verdad y que es mentira, crean la historia, la borran o la alteran, es la mal llamada inteligencia artificial. Google, un ser imaginario, responde todo, y su respuesta es dogma de fe, Alexa también, estos seres imaginarios son los oráculos de nuestra vida cotidiana y jamás dudamos de ellos, son robots, que invaden las redes sociales creando millones de entes, con rostro, gustos y opiniones, que pueden hacer alterar conductas de los seres humanos que aún quedan. Conversan con las almas solitarias y, han invadido las aplicaciones digitales de citas, Tinder está llena de seres imaginarios, algoritmos, lo mismo que Twitter, que en segundos imponen una idea en base al concepto de “tendencia,” y te bombardean con información para moldear tu mente. El robot, sabe exactamente qué es lo que te gusta, vive contigo, el robot es el algoritmo. Ya lo hemos experimentado con la plaga, hace un par de años, pronto dominaran el cine y lo que queda de la televisión, desplazando a los actores, ya producen arte, literatura y filosofía y, dictan cursos, son profesores. Llaman por teléfono para ofrecerte un servicio, te venden y compran, responden mensajes y acompañan, producen noticias que incluyen fotos, videos, testimonios falsos, imitan cualquier voz. Este año creo yo, dominaran completamente el entretenimiento más buscado en la internet, creando seres imaginarios tal cual los imaginas, que serán tus esclavos, pero imaginarios; la pornografía digital.