Cuando se trata de la Casa Blanca y la supuesta profecía, tal vez lo más intrigante que hemos visto no vino de un místico o un ser cercano a la muerte, sino de un escritor político, abogado y novelista de fines del siglo XIX llamado Ingersoll Lockwood de Ossining, Nueva York, quien escribió una serie de novelas, dos de las cuales eran para niños y se centraban en un curioso personaje ficticio cuyo nombre, si esto le suena familiar, era «Barón Trump».
Por supuesto, falta la segunda “r” en el nombre del hijo del expresidente, Barron, pero parece muy extraño: en el libro antiguo, el ficticio “Barón Trump” es retratado como un joven aristocráticamente dotado que vive en un lugar llamado “Castillo Trump”.
Ese era básicamente el nombre que, un siglo después, recibió un casino que Donald J. Trump construyó en Atlantic City. Lo señalamos hace años en un “Informe especial”.
En la ficción —también de hace más de cien años— se describe además al “Barón Trump” como alguien con una imaginación infinita y un cerebro “activo” que está aburrido del estilo de vida lujoso pero tedioso al que está acostumbrado.
En las novelas, además –y de forma más irónica– el niño visita Rusia en una aventura que acaba marcando el resto de su vida.
Y mientras está en Rusia, las aventuras del ficticio Barón Trump son guiadas por un “maestro de todos los maestros” llamado… “Don”.
Lo más inquietante de todo es que la última novela de Lockwood, publicada en 1896 y que trata sobre unas elecciones, describe un “estado de conmoción” en la ciudad de Nueva York por la victoria de un outsider en la presidencia de Estados Unidos. El nombre “Trump” no aparece en esta novela de Ingersoll en particular, pero los vínculos son tan claros como sorprendentes. ¿Son también reveladores? ¿Hay más por venir?
Muchachas de gran tamaño se están organizando bajo el liderazgo de anarquistas y socialistas, y amenazan con saquear y despojar a los ricos que los han agraviado y oprimido durante tantos años”, escribió Lockwood.
El Hotel de la Quinta Avenida será el primero en sentir la furia de la turba”.
Por supuesto, la Quinta Avenida es donde se encuentra la Torre Trump.
La novela preguntaba: “¿Llegarían las tropas a tiempo para salvarla?”
Un tanto desconcertante, el libro se titulaba “ El último presidente”.
¿Qué podemos hacer con esto? ¿Multitudes? ¿Violencia?
Más preguntas que respuestas. Y una última pregunta (gane quien gane):
¿Habrá más?
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