La OMS ataca a la maternidad, la sexualidad y la familia. Programa HRP

Alicia Beatriz Montes Ferrer
Alicia Beatriz Montes Ferrer

Es sabido por cada vez más personas, que la ONU lanza programas a nivel mundial sobre la salud sexual y reproductiva.

Es curioso que algo que debería ser del ámbito privado, se ha convertido en una prioridad política. Pero esto no es por casualidad.

El Programa Especial de Investigaciones, Desarrollo y Formación de Investigadores sobre Reproducción Humana se conoce desde hace muchos años por sus siglas en inglés: HRP[1].

Las organizaciones que lo componen son:

PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

UNFPA: El Fondo de Población de las Naciones Unidas

OMS: La Organización Mundial de la Salud

BANCO MUNDIAL

Fue creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1972. Planifica y aglutina las políticas, estudios científicos, prestadores de servicios de salud, clínicos, consumidores y representantes de la comunidad, todos ellos con el fin de identificar las prioridades en materia de salud sexual y reproductiva y de encontrar soluciones sostenibles.

Y el HRP es el único órgano del sistema de las Naciones Unidas que tiene el mandato mundial de dirigir investigaciones en materia de reproducción humana

Yo me pregunto. ¿Quiénes son ellos para otorgarse la autoridad de ser los únicos y máximos representantes de dirigir a nivel mundial investigaciones relacionadas con la reproducción de las personas?

¿Qué directrices y principios guían sus investigaciones?

Para poder entender qué objetivos encierra este órgano, hace falta rascar más allá de lo que en apariencias nos muestran que hacen mediante sus acciones tan solidarias.

Para ello, en primer lugar, vamos a ver algunos puntos concretos[2] en los que se centran para después explicar qué significan en la práctica:

Por un lado, les preocupa la alta mortalidad que tienen las mujeres embarazadas en países pobres. También el número elevado de niños que nacen muertos o que mueren en su primer mes de vida. Eso debido a las condiciones sanitarias tan malas que tienen.

Por otro lado, fijan su atención en los adolescentes: su alto índice de contagios por las enfermedades de transmisión sexual, así como a los embarazos no deseados. Para ello se insiste en la necesidad de “fomentar conductas sexuales responsables y ayudarles a proteger y promover su salud sexual y reproductiva”.

En cuanto a la familia, su interés va dirigido a “fortalecer la salud y el bienestar de la mujer y de la familia”. Es decir, la llamada “planificación familiar”.

Y no podía faltar la repetida frase en todos los países: el alto porcentaje de abortos clandestinos muy peligrosos para la mujer.

Estos son sólo un ejemplo de los diversos puntos que tratan.

Traducido a nuestro entendimiento, supone un ataque a la maternidad, la sexualidad y la familia natural:

Para ellos será un logro alcanzado cuando las mujeres se conciencien de que han de espaciar los embarazos, limitar el tamaño de la familia y aumentar las posibilidades de que las mujeres encuentren un empleo remunerado.

Es decir, mentalizarlas para que dediquen sus esfuerzos para realizarse en el ámbito laboral como el máximo a aspirar, delegando así a un segundo plano la maternidad, dando a entender que los hijos son un estorbo para este fin.

A los adolescentes se les conciencia en que han de tener relaciones sexuales responsables. Nada de hablarles de la abstinencia o del sentido profundo que tiene la sexualidad en una relación. Lo que hacen es incitarles a tener relaciones, pero con métodos anticonceptivos y explicarles que pueden optar por el aborto en caso de un descuido.

Y en cuanto a la familia, plantean la necesidad de legalizar el aborto para que la mujer esté libre de cargas de hijos no deseados, y del peligro de los abortos clandestinos. Las engañan, porque la mayoría de esos abortos, ni son tan numerosos, y se deben a que no se les ofrece a las mujeres ante un embarazo no esperado, ayudas económicas y psíquicas para afrontar y acoger con esperanza ese nuevo hijo.

Y todas estas ideas son las que al cabo de los años se han ido introduciendo en nuestras sociedades tan progresistas, en las que la mujer vive estresada y esclavizada encerrada en el mundo laboral, sin tiempo a penas para dedicar a su familia, si la tiene, y con un alto porcentaje de niños abortados que son espeluznantes.

Nos toca desde las familias, transmitir a nuestros hijos una buena educación sobre el amor, la sexualidad y la grandeza que supone tener hijos, para contrarrestar estas ideas tan perversas y perjudiciales.

[1] https://www.who.int/reproductivehealth/hrp/es/

[2] https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/70768/WHO_RHR_HRP_08.13_spa.pdf;sequence=1

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