La narcobonanza

Editorial ACN Nº87

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En días pasados, la revista Science publicó un estudio analizando las causas de auge del narcotráfico y su crecimiento y que implica una perspectiva novedosa abriendo un frente preocupante.

De acuerdo con ese estudio, los distintos gobiernos han librado una guerra perdida “contra decenas de cárteles involucrados en el tráfico de drogas, la trata de personas, la extorsión y otros delitos”. En ese sustrato está el reclutamiento de miles de personas, los engranes que hacen posible la operación de esa maquinaria infernal. Según modelos matemáticos, esos mismos que no parecen ser importantes en la presente administración, los cárteles “emplean” colectivamente a unas 175.000 personas en México, lo que los convierte en el quinto mayor empleador del país.

Por encima de esa industria del crimen sólo se encuentran otras empresas como Femsa, ManPower, Wal-Mart y America Movil. Los especialistas del estudio de Science indican que ese modelo matemático usó los datos públicos disponibles sobre el crimen así como el número de decesos en la lucha contra el narco.

Esas estimaciones concluyen que el tamaño total de los cárteles “creció en unas 7.000 personas por año durante el mismo período, lo que significa que deben haber reclutado alrededor de 19.300 nuevos miembros por año para compensar sus pérdidas. Según el modelo, los 150 cárteles de México finalmente crecieron de 115.000 miembros a alrededor de 175.000 personas en una década, lo que convirtió a los cárteles en el quinto “empleador” más grande del país, con un número similar de trabajadores al Oxxo”. Por otro lado, alrededor del 37% de los miembros de los cárteles activos fueron asesinados o encarcelados en la última década. 

Las cifras llaman la atención y revelan un aspecto que no había sido considerado como una realidad oculta y soterrada cuando en México, la empresa del narco se abre paso como un factor de oportunidades, especialmente en lugares donde la pobreza, la marginación y la carencia de futuro cierto hace que, ingresar al crimen organizado, sea una repuesta a las apremiantes necesidades de un joven sin mejores alternativas del desarrollo.

Sin embargo, a pesar de las promesas de que México es un lugar mejor, libre de crimen y donde los programas sociales, especialmente las becas a los jóvenes que no estudian y trabajan, han creado nuevas oportunidades, los especialistas han dado un panorama más preocupante hacia el futuro en los próximos veinte años. “Bajo las políticas actuales que se centran en arrestar a los miembros de los cárteles, el modelo predijo que los cárteles crecerían un 26% para 2027, lo que resultaría en un 40% más de víctimas”, dice el estudio, además de que la violencia no pararía y, por el contrario, seguiría escalando de forma más cruda e inhumana.

Una fórmula parece lógica para detener esto, impedir más reclutamientos e ir dinamitando las estructuras del narco acabando con lo que lo nutre, es decir, el capital humano.

Señales alarmantes sin lugar a duda. Pronto se podría deducir que el narco escalará en el ranking para ponerse incluso por encima de poderosos consorcios de bienes o servicios. La sociedad mexicana y los gobiernos han volteado a un lado la cara para no darse cuenta de la realidad que explota justo a su lado, que miles de mexicanos viven al margen, sin futuro, impedidos de trabajos dignos, de salarios precarios y de horas y horas de trabajo pagados miserablemente. Además, está la inestabilidad en las familias, ahora se han desplazado de la formación y baluartes familiares, los valores de la honestidad y respeto para arrojarse a los tentáculos del narco, defendido por una cultura narca que usa los medios que los jóvenes tienen a su alcance: la tecnología y la virtualidad como las mejores herramientas para engancharlos.

En el Proyecto Global de Pastoral PGP 2031-2033, los obispos de México señalan que “hoy vivimos situaciones que nos han rebasado en mucho y que son un verdadero calvario para personas, familias y comunidades enteras, en una espiral de dolor a la que por el momento no se le ve fin…” Y concluyen afirmando que “el panorama social se ha ido ensombreciendo paulatinamente por el fortalecimiento alarmante del crimen organizado que tiene múltiples ramificaciones y un entorno internacional que lo alimenta y fortalece, corrompiendo la mente y el corazón de personas y autoridades…” (PGP 2031-2033, 56-57). Efectivamente, un país que poco a poco se ha instalado en una cultura que legitima la narcobonanza.

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By ACN
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