*. A sus 68 años, la actriz española Ana Obregón se convirtió en madre legal de una niña, concebida con el semen de su hijo fallecido en 2020, con un óvulo de donante y la práctica de un útero subrogado.
* Una historia que solo puede explicarse por el egoísmo. Y es parte de un proceso revolucionario cuyo enemigo es la identidad.
Érase una vez…que se necesitaba amor para traer un hijo al mundo. Ahora el egoísmo es suficiente. Todo el mundo habla de ello: a los 68 años, la actriz española Ana Obregón se convirtió en madre legal de una niña nacida el 20 de marzo, concebida con el semen de su hijo fallecido en 2020 y con un óvulo de donante. El embarazo se llevó a cabo mediante la práctica del útero subrogado. Resaltamos que Obregón no aportó ni un óvulo ni un útero: ella es solo la directora de proyecto de esta cadena de montaje de niños.
Entre otras cosas, esta extraña historia parece ser la versión actualizada de Dinastía , donde en el episodio 388 John supo que no era hijo de Harry, sino de Thomas; y Thomas también era su medio hermano. Así Obregón se convirtió en madre y abuela de la pequeña Ana Sandra Lequio Obregón. Será entonces necesario acuñar un neologismo para indicar este doble papel: manna o nomma parecen ser candidatos atractivos.
¿Por qué la actriz española sintió la necesidad de volar a Miami con el semen de su hijo muerto en la maleta? La respuesta sale de sus propios labios: “Cuando le diagnosticaron cáncer, los médicos le habían recomendado a Aless que conservara muestras de esperma para asegurarse de que pudiera tener hijos. Estas muestras han sido almacenadas en Nueva York. Un día cuando Aless ya estaba muy enfermo, nos dijo que si le pasaba algo quería que supiéramos que quería dejar unos herederos en esta vida. Si esta era la última voluntad de mi hijo, ¿cómo no iba a cumplirla?”. Y agrega: “Tomé la decisión de iniciar el proceso de gestación subrogada, que como se sabe involucra la participación de una donante de óvulos y una mujer embarazada, el mismo día que voló al cielo”.
¿Y qué decirle a la hija-nieta? No será un trauma saber que fue concebida cuando su padre había muerto hace mucho tiempo y que la madre genética no sabe dónde está y decidió darle óvulos solo por dinero y así mismo para la otra mujer que alquiló pagando por tu propio útero? ¿No le molestará a Ana Junior descubrir que su madre es en realidad su abuela? Nada de esto, tuiteó Ana Senior: “Yo le voy a decir: Tu papá está en el cielo y que viniste era lo que más quería en el mundo, y tu mamá es donante, y ya está. ¿Cuál es el problema?». Es verdad: no hay problema cuando no reconoces el mal. Si acaricias a un tigre pensando que es un gato, ¿qué pasa? Verdaderamente la estupidez es inconsciente de sí misma. Y siendo los estúpidos, los auténticos, inconscientes de ser estúpidos, son necesariamente reincidentes. Y aquí está nuestro nombre declarando con candor invariable: “Mi hijo quería tener cinco hijos. Así que tal vez un día también venga un bebé”. Hicimos 30 ¿por qué no hacer 31?
La historia del útero alquilado por la madre de una fallecida: ser abuela biológica y madre legal es verdaderamente un espejo de nuestro tiempo donde todo, verdaderamente todo, está patas arriba. El proceso revolucionario es tal porque quiere crear desorden donde hay orden:
- ¿Tiende el matrimonio a la unidad y. a la fidelidad? Entonces inventamos el divorcio y nuevas uniones para barajar las cartas.
- ¿La madre está llamada a dar vida? Entonces legalizamos el aborto.
- ¿Deben los niños cuidar a los padres ancianos? Y ponemos un rayo en las ruedas del carro en el que hay justicia y difundimos la práctica de la eutanasia.
- ¿Los niños nacen del abrazo amoroso de mamá y papá? Y se los entregamos a un desconocido de bata blanca que juega con probetas.
- ¿Los hombres se sienten atraídos por las mujeres y viceversa? E insertamos la variante homosexual.
- ¿Es un hombre un hombre y una mujer es una mujer? E inventamos la emigración sexual con la transexualidad.
- ¿Los niños tienen que tener una mamá y un papá? Y jugamos con los números, para que los niños puedan tener dos papás y dos mamás o incluso tres o cuatro.
El fenómeno madre-abuela encaja perfectamente en esta imagen picassiana de los lazos familiares, tan desordenados que se vuelven líquidos, fluidos, incluso oscuros.
Ya no hay sexos preestablecidos ni roles preestablecidos -ya lo predicaba el feminismo- sino que cada rol se funde con el otro, porque el enemigo número uno a vencer es el concepto de identidad, el concepto básico de realidad. ¿Quién dice, entonces, que una abuela no puede ser también madre de su propia nieta? Madre ella, la abuela, y padre él, el hijo. Hijo hija madre. Como Yocasta y Edipo. Una atmósfera incestuosa oscura y viscosa envuelve esta historia.
Una historia que se puede explicar, como decía al principio, simplemente con una palabra: egoísmo . De hecho, la madre-abuela admite: “Estoy de vuelta. me he levantado yo renací. Morí el 13 de mayo de 2020 y renací el 20 de marzo de 2023, así es. Después de tanto dolor, me toca a mí, me toca a mí». Que Dios haga cola y espere Su turno.
Por Tommaso Scandroglio.
ROMA, Italia.
lanuovabq.