La glorificación del hijo de Dios

Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Pbro. José Manuel Suazo Reyes

El evangelio de este domingo (Jn 13, 31-35) nos habla de la glorificación de Jesús. También anuncia su regreso al Padre y da un mandamiento nuevo, el mandamiento del amor: ámense los unos a los otros como yo los he amado.

Estamos en el tiempo pascual, que es el tiempo de la glorificación de Jesús. Y el evangelio de hoy nos recuerda que la Glorificación de Jesús en primer lugar es fruto de la pasión. La pasión y la glorificación están estrechamente unidas entre sí en el misterio pascual de Jesús. Por eso Jesús dice hoy en el evangelio: el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él… Dios le glorificará pronto. Pasado y futuro se entremezclan para referir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. La glorificación de Jesús se da en la cruz y en la Resurrección. A través de su pasión, muerte y Resurrección Jesús da gloria al Padre.

La gloria de Dios consiste en amar. Así lo refiere San Juan en su Evangelio: Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su propio hijo para que el mundo tenga vida”. La historia de la salvación del mundo es una historia de amor. La pasión de Jesús en la Cruz es un acto sublime de amor a su Padre y a la humanidad. Jesús amó a su Padre cumpliendo su voluntad y sometiéndose a una muerte de cruz.
Jesús nos amó también a nosotros dando su vida para rescatarnos. Es desde esta perspectiva que podemos entender el nuevo mandamiento que nos deja Jesús: AMENSE LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO LOS HE AMADO.

El amor nos lleva a superar nuestro egoísmo, a salir de nosotros y pensar en los demás. El amor auténtico nos lleva a buscar el bien de la persona amada. Como dice San Pablo, el amor es el don más sublime porque el amor te lleva a practicar la paciencia; el amor todo lo cree, todo lo perdona, todo lo espera y todo lo soporta (Cfr 1 Cor 13, 4ss).

Si nos amamos unos a otros como Jesús nos ha amado, Jesús se hace presente en medio de nosotros, de una manera muy concreta. Ciertamente Jesús se hace presente por medio de su Palabra, por medio de la Eucaristía y también cuando vivimos en sintonía con el por medio de las obras de amor.

El mandamiento de amarse unos a otros, ya existía en el A.T. Jesús agrega que se trata de un mandamiento nuevo, la novedad consiste en que Jesús se propone como modelo único para amar a los demás. No podía haber un modelo más perfecto de amor que el mismo Jesús.

Se trata de un amor generoso, que no tiene límites; es un amor universal y transformador. Jesús al darnos este mandamiento nuevo nos invita a seguir su ejemplo. Ciertamente, nosotros por nuestras propias fuerzas, no somos capaces de vivir esta invitación de Jesús. Con frecuencia somos débiles, ponemos resistencias y no somos muy perseverantes. Y por ello necesitamos estar unidos con Jesús. Amar al estilo de Jesús es posible con la ayuda que Dios nos ofrece en la Eucaristía. No basta ser bautizado, es necesario vivir el amor fraternal a ejemplo de Jesús, con la ayuda de su gracia.

Pbro José Manuel Suazo Reyes
Vocero de la Arquidiócesis de Xalapa

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Párroco en San Miguel Arcángel, Perote, Veracruz.