* «Francisco crea una atmósfera en la que todo parece posible. Ya no existe ninguna conexión con el Depositum Fidei»: Mosebach
En cualquier liturgia o religión, el contenido y la forma en que se presenta, están inextricablemente unidos. Si se cambia la forma, también se cambia el contenido, afirma el reconocido escritor alemán Martin Mosebach, quien hablósobre la misa en el rito romano. Expresó:
– Creemos sólo en parte con la cabeza. La fe en la hostia consagrada se demuestra arrodillándose, etc. La supresión de las formas de reverencia, a partir de Pablo VI, ha socavado enormemente la fe en la Eucaristía. En muchos casos, la fe ha llegado incluso a desaparecer, sin que se haya producido ningún cambio en la doctrina.
– Para los jóvenes, la sola divulgación de la religión en charlas pastorales sin compromiso no es suficiente. Buscan la experiencia religiosa en la misa romana. Los jerarcas acusan a los jóvenes católicos de extremismo religioso, sin tener en cuenta las razones que llevan a los jóvenes a la misa.
– La oración del sacerdote, dirigida a la comunidad y no al altar, como ha sido a lo largo de la historia de la Iglesia, aparece como un discurso con la comunidad, no dirigido a Dios. Este cambio de orientación transforma la oración en algo completamente diferente.
– La liturgia del Novus Ordo se ha convertido en el ritual de una religión muy diferente incluso de la proclamada por el Concilio Vaticano II, que seguía vinculada a la tradición bimilenaria de la Iglesia: Se convirtió en una religión antropocéntrica, ya no teocéntrica.
– Francisco gobierna de forma errática y a menudo contradictoria. Crea una atmósfera en la que todo parece posible. Ya no existe ninguna conexión con el Depositum Fidei.
– La liturgia tradicional permitió en su día reconstruir una historia en un largo periodo de ruina política y cultural, en la época de las migraciones y de la Alta Edad Media.
– Una nueva cultura sólo puede proceder del tesoro de la Iglesia. Del mismo modo que un árbol extrae savia de sus raíces para formar un nuevo tronco y dar frutos, nuestra sociedad debe extraer fuerzas para su propio renacimiento de la liturgia, la oración y la tradición religiosa.
Martin Mosebach (1951), en la fotografía con el cardenal Müller, cambió su trabajo de jurista por la literatura. Es autor de diversas novelas, obras de teatro, ensayos y libros de viajes, entre los que destacan Das Bett (1983), Ruppertshain (1985), Westend (1992), Die Türkin (1999) y Eine lange Nacht (2000), entre las novelas, o Häresie der Formlosigkeit. Die römische Liturgie und ihr Feind (2002) o Schöne Literatur (2006), entre sus ensayos.
En el año 2002 recibió el premio Kleist en reconocimiento a su obra dramática, y en el 2007 fue distinguido con el Georg Büchner, el galardón más prestigioso de las letras alemanas. En Acantilado prologó la edición de Los demonios, de Heimito von Doderer.
La Verità/esnews.
