* En el contexto de la reciente condena de la «doctrina del descubrimiento» por parte de dos dicasterios del Vaticano, en contraste está el discurso del Papa Juan Pablo II pronunciado en 1992 a los participantes en el simposio internacional sobre la historia de la evangelización en América Latina . Aquí, algunos pasajes de dicha intervención papal.
[…] El testimonio de la Escuela de Salamanca representa un encomiable esfuerzo por llevar a cabo la obra de colonización según principios inspirados en la ética cristiana. Fray Francisco de Vitoria, en sus célebres Informes sobre los indios sentó las bases filosófico-teológicas de una colonización cristiana. El maestro salmantino demostró que indios y españoles eran fundamentalmente iguales como hombres. Su dignidad humana radicaba en que los indios, por su naturaleza, eran también racionales y libres, creados a imagen y semejanza de Dios, con un destino personal y trascendente por el cual podían salvarse o condenarse. Como seres racionales y libres, los indios estaban sujetos a los derechos fundamentales inherentes a todo ser humano, y no los perdían por los pecados de infidelidad,
6. Los indios eran, en consecuencia, verdaderos dueños de sus posesiones de la misma manera que los cristianos, y no podían depender de estos últimos por su falta de cultura. La deplorable situación de muchos indios -añadió Vitoria- se debía en gran medida a su falta de educación y formación humana. Por eso, en virtud del derecho de sociedad y de comunicación natural, los hombres y pueblos más afortunados tenían el deber de ayudar a los más atrasados y subdesarrollados. Así justificó Vitoria la intervención de España en América.
[…] La doctrina de la Escuela de Salamanca fue retomada en gran medida por las Leyes de Indias, que manifiestan la inspiración cristiana de la empresa colonizadora, aunque en ocasiones estas leyes no fueron respetadas. Por eso, la llamada «colonización» no puede vaciarse del contenido religioso que la permeó o acompañó, ya que la Cruz de Cristo, plantada desde el primer momento en las tierras del nuevo mundo, iluminó el camino de los descubridores. o colonizadores, como lo prueba la religiosidad que marcó todo su recorrido y los numerosos escritos de la época, así como los propios nombres de muchas ciudades y santuarios repartidos por América.
7. Al hablar de la cristianización del nuevo mundo, es necesario subrayar, como lo hace este Simposio, la excepcional labor realizada por las Órdenes religiosas. En este sentido “Quiero, sin embargo, reiterar la valoración globalmente positiva de la acción de los primeros evangelizadores, en su mayoría miembros de Órdenes religiosas. Muchos tuvieron que trabajar en circunstancias difíciles y, en la práctica, inventar nuevos métodos de evangelización, proyectados hacia pueblos y gentes de diferentes culturas” (Carta Apostólica Los Caminos del Evangelio, 4). Su labor apostólica, estimulada por los Papas y guiada por valientes Pastores, provenientes también del clero secular, como San Turibio di Mogrovejo, Patrono del Episcopado Latinoamericano, estuvo llena de frutos de santidad. Somos sus herederos y estamos llamados a hacerlo vivo y relevante en la América de hoy. Para ello, es necesario penetrar y profundizar en las raíces cristianas de los pueblos americanos, examinando su camino y delineando la identidad del llamado “Continente de la Esperanza”.
ATFP.