Jesuitas esperan confirmación del cadáver de El Chueco, muerte no es «triunfo de la justicia»

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Desde junio de 2022, las autoridades han perseguido a El Chueco y su búsqueda podría haber llegado a término. El cuerpo, hallado en Sinaloa, estaría siendo sometido a exámenes genéticos y forenses para su plena identificación según dijo el presidente López Obrador en la conferencia de medios matutina. Según el presidente, la Guardia Nacional da seguimiento al caso y ratificar si el cuerpo corresponde con el perfil de José Noriel Portillo: “Se encontró a una persona en Choix y se está haciendo el estudio para poder informar si se trata del delincuente que le quitó la vida a los sacerdotes jesuitas”, dijo López Obrador.

El hallazgo de un cadáver identificado con El Chueco, José Noriel Portillo, desde el viernes 17 de pasado, saltó a la luz pública este miércoles lo que daría fin a la cacería del asesino de los padres jesuitas «Gallo y Morita», Javier Campos Morales, Joaquín César Mora Salazar, de Pedro Palma y Paul Berrelleza.

La provincia mexicana de la Compañía de Jesús emitió un comunicado en el que manifiestan que, antes de fijar cualquier postura, deben esperar a la plena identificación del cuerpo.

Los jesuitas lamentaron la muerte de la persona hallada; sin embargo, de ser José Noriel Portillo, sería “un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial”, señalaron en el comunicado.

La Compañía de Jesús manifestó que el asesinato no es triunfo de la justicia “ni solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara”. Tal desenlace, no era el esperado, dice el comunicado, enfatizando la urgencia de construir condiciones de seguridad de la región, concluyendo con el compromiso de los jesuitas para trabajar por la “paz, justicia, derechos humanos y reconstrucción del tejido social”.

José Noriel Portillo, El Chueco, era líder de la célula Gente Nueva del Cártel de Sinaloa, operativa en la Sierra Tarahumara y asentada en el municipio de Urique, Chihuahua. Sobre el capo había una orden de aprehensión por el secuestro y asesinato, en 2018, de Patrick Braxton Andrew a quien El Chueco confundió con un agente de la DEA, además de haber cometido otros delitos como tala clandestina, extorsiones, secuestros y el asesinato de los jesuitas.

De acuerdo con información del hallazgo, el cuerpo estaba en un camino de terracería de la comunidad “El Picacho” con un balazo visible en la nuca y alrededor de él más de 12 casquillos de AK-47. No había señales de enfrentamiento.

El comunicado completo de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús puede leerse aquí.

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