La agencia de la ONU dedicada a promover la «salud sexual y reproductiva» se está volviendo más descarada en la promoción del aborto en todo el mundo, ignorando el consenso internacional que deja las leyes del aborto a países individuales y subcontratando su recopilación de datos. a las organizaciones radicales pro-aborto.
Hace dos años, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) fue sede de la Cumbre de Nairobi en Kenia con motivo del 25 º aniversario de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD). A diferencia de la histórica CIPD, cuyo resultado fue debatido acaloradamente por los gobiernos miembros de la ONU y produjo un documento de compromiso que rechazaba el aborto como un derecho humano internacional, la Cumbre de Nairobi fue un asunto gestionado por etapas sin un resultado negociado.
Resultó en la Declaración de la Cumbre de Nairobi , que incluye una referencia al «acceso al aborto en toda la extensión de la ley» y otro lenguaje que nunca ha sido adoptado por la Asamblea General.
En el segundo aniversario de la cumbre, el UNFPA publicó un informe de seguimiento diseñado para hacer que los países rindan cuentas de los compromisos asumidos en Nairobi. Estos compromisos nunca fueron adoptados por consenso, ni tampoco los indicadores con los que el UNFPA busca medirlos. Por ejemplo, el indicador de “leyes de aborto” se basa en datos del Centro de Derechos Reproductivos, una organización de litigios pro-aborto cuya posición sobre el aborto contradice rotundamente el consenso de la ONU. Con respecto a la inclusión, el UNFPA se basó en la organización pro-LGBT ILGA para medir la protección de las personas contra los delitos de odio y la incitación.
Bajo el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, el UNFPA emitió declaraciones instando a Estados Unidos a no retener su financiamiento, alegando que no promovía el aborto. A pesar de estas afirmaciones, el UNFPA continuó promoviendo agresivamente la “salud y los derechos sexuales y reproductivos” (SDSR), que sus defensores entienden que incluye el aborto.
Desde la toma de posesión del presidente Joe Biden, se ha restablecido la financiación del UNFPA y se han comprometido nuevos fondos estadounidenses para Suministros del UNFPA, un subconjunto del UNFPA que adquiere y distribuye anticonceptivos, productos básicos para la salud materna y medicamentos y dispositivos utilizados para realizar abortos.
El 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, el UNFPA organizó un seminario web sobre «la defensa de nuestro derecho humano a la salud sexual y reproductiva». La moderadora, Krishanti Dharmaraj, del Centro para el Liderazgo Global de la Mujer de la Universidad de Rutgers, comenzó con una declaración de que “la discriminación sistémica y estructural que enfrentan las mujeres, como la restricción del aborto o la mortalidad materna por negligencia, es feminicidio”.
Otros panelistas se refirieron repetidamente a los activistas del aborto como «defensores de los derechos humanos». Esta también es un área en la que el UNFPA se ha alejado mucho del consenso mundial. La Asamblea General de la ONU adoptó una importante declaración sobre los defensores de los derechos humanos en 1998. Su título oficial se refiere a la protección de “derechos humanos y libertades fundamentales universalmente reconocidos”, que no se puede decir que se aplique al derecho al aborto o la redefinición de género o la familia promovida por el UNFPA y los órganos de expertos en derechos humanos de la ONU.
En el seminario web, Dharmaraj expresó su gratitud por poder trabajar con el UNFPA: «Cuando pienso en todas las agencias con las que hemos elegido asociarnos, ‘audaz’ es el término que me viene a la mente para definir al UNFPA».
En términos de promover el aborto y sus defensores, el UNFPA tiene un historial de coherencia, a pesar de la postura ocasional de timidez cuando intenta obtener donaciones de los Estados Unidos bajo administraciones republicanas. Con Biden en el cargo, nada impide que el UNFPA muestre sus colores con valentía.
WASHINGTON, DC.
C-Fam
