Gobierno de Nicaragua crea nuevo centro universitario para sustituir a la confiscada universidad jesuita

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El Consejo Nacional de Universidades (CNU) de Nicaragua, creó la mañana de este jueves 17 de agosto un nuevo centro de estudios superiores: la Universidad Nacional Casimiro Sotelo Montenegro. Este será el nuevo nombre de la recién confiscada Universidad Centroamericana (UCA).

Según las augtortidades nicaragüenses, “la UCA funcionó como un centro de terrorismo, aprovechándose de las condiciones creadas con mentiras, para elevar los niveles de violencia y destrucción, organizando grupos delincuenciales armados y encapuchados que emplearon métodos terroristas, destruyeron universidades públicas, edificios públicos y privados” durante las protestas de 2018.

“En la UCA se cometieron actividades delincuenciales con armas de fuego, municiones letales, morteros, bombas molotov y objetos contundentes, ocasionando cuantiosas pérdidas económicas al país y traicionando la confianza del pueblo nicaragüense que los acogió en nuestro país para que funcionaran como institución de educación superior”,

Frente a tales acusaciones, el Superior de los Jesuitas respondió:

“Sabemos que todas las denuncias contra la UCA -Universidad Centroamericana- son totalmente falsas y carecen de fundamento”, escribió el p. Arturo Sosa, superior general de los jesuitas en el mundo, en papel al padre José Domingo Cuesta, superior regional de la orden en Centroamérica, según la agencia Reuters. 

El padre Sosa denuncia la seguridad de la universidad de los jesuitas en Nicaragua, acción que considera una intención del gobierno de Daniel Ortega de «asfixiar» a la Iglesia Católica a las instituciones civiles en el país centroamericano y -añade el Superior- que forman parte de un programa gubernamental más amplio de «calumnias» contra los defensores de la libertad.

SETEMARGENS, por su parte, narra que que la acusación que invocó el régimen Nicaragua fue que “La UCA es un centro de terrorismo”. Y añade:

La notificación judicial llegó el día de la Asunción, a última hora de la tarde, día que no es feriado en Nicaragua. Un juez del Juzgado 10 Penal de Distrito de Managua ordenó el “embargo de bienes inmuebles, muebles, dinero en moneda nacional o extranjera de cuentas bancarias inmovilizadas, productos financieros en moneda nacional o extranjera propiedad de la UCA”.

El inicio de clases para el nuevo curso académico estaba previsto para el lunes 21 de agosto, por lo que se produjo el habitual movimiento de alumnos para matricularse y matricularse. Tan pronto como las autoridades académicas confirmaron la notificación recibida, surgieron temores de que la institución fuera ocupada por las fuerzas policiales, lo que provocó la evacuación del personal docente, administrativo y de los estudiantes. En las redes sociales se viralizó la imagen de un gran crucifijo que estaba siendo retirado de la capilla del campus universitario, así como otros objetos de especial valor simbólico.

Si bien la página web de la institución siguió funcionando como si nada fuera de lo normal, la UCA emitió un comunicado en el que manifestó la suspensión de actividades, “hasta que se den las condiciones” para su reanudación. Con el futuro también en vilo, quedaron 546 docentes y más de 5000 alumnos.

La persecución del régimen a Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo se remonta a 2018, cuando la Universidad se convirtió en refugio de muchos jóvenes perseguidos por la policía por participar activamente en las luchas populares contra la política social del gobierno.

Según el diario El País , en los últimos tiempos las autoridades han “arrinconado” a la institución, congelando sus inmuebles y cuentas bancarias y revocando la acreditación de su Centro de Mediación Jurídica, un servicio gratuito para los ciudadanos.

La Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús, con sede en El Salvador, sin embargo, en un comunicado , consideró las “graves acusaciones” de que la UCA funcionaba “como un centro de terrorismo, organización de grupos criminales”, “totalmente falsas e infundadas”.

El comunicado llama la atención sobre “la prestigiosa labor” de docencia e investigación realizada por la Universidad durante sus 63 años de existencia, la cual “fue reconocida a nivel nacional e internacional”, habiendo sido realizada “conforme a la tradición educativa de la Sociedad de Jesús y las directrices de la Iglesia Católica”.

Desde su punto de vista, “esta nueva agresión del gobierno contra la Universidad no es un hecho aislado; forma parte de una serie de ataques injustificados contra la población nicaragüense y otras instituciones educativas y sociales de la sociedad civil, que están generando un clima de violencia e inseguridad, agravando la crisis sociopolítica del país”.

La posición oficial de la Compañía asume que, a partir de abril de 2018, “como consecuencia de su postura en defensa de la vida de las personas que estaban siendo reprimidas por fuerzas estatales y parapoliciales, la UCA ha sido objeto de hostigamientos y hostigamientos constantes. por parte de las instituciones del gobierno de Nicaragua, expresado en mecanismos como la no extensión de las certificaciones necesarias para su funcionamiento”. Como ejemplo, menciona la exclusión de un miembro del Consejo Nacional de Universidades (CNU), de la que fue víctima, que lo apartó de la posibilidad de beneficiarse “del 6 por ciento destinado a la educación superior”.

Finalmente, la Compañía de Jesús pide al Gobierno que cese los efectos de las medidas tomadas contra la UCA, gracias al gran número de manifestaciones de solidaridad nacional e internacional, asume su compromiso con el pueblo de Nicaragua y con el Evangelio y reconoce que “ la confiscación de hecho de la UCA es el precio a pagar por la búsqueda de una sociedad más justa, para proteger la vida, la verdad y la libertad del pueblo nicaragüense, de acuerdo con su lema: La verdad os hará libres (Juan 8 :32)”.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a través de su oficina para Centroamérica y el Caribe, consideró en la red social X (ex-Twitter) que el impacto de las medidas contra la UCA, con la suspensión de clases, “afecta gravemente el derecho a la educación, que es esencial para el cumplimiento de los demás derechos humanos”.

MANAGUA, NICARAGUA.

Setemargens.

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