Fuerte revés al Vaticano: se desmoronan todas las acusaciones contra el cardenal Becciu

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Y en el Vaticano, para acusar a Becciu, al final parece que no queda nadie. Sin voz, sin documento, sin periódico. No es un misterio de Agatha Christie pero lo que ha trascendido hasta ahora en el juicio por la venta del edificio de Sloane Avenue es más bien el guión de una película laberíntica.

 

En los últimos días, algunas declaraciones quizás hayan puesto una lápida a las esperanzas de que el cardenal sea condenado. Tanto monseñor Mauro Carlino (exsecretario de monseñor Edgar Peña Parra, sucesor de Becciu), acusado de haber firmado documentos sin autorización, como el abogado suizo René Brülhart excluyeron cualquier participación de Becciu en el asunto manejado por el financiero Raffaele Mincione y por el el corredor Gianluigi Torzi («él fue quien se apresuró a cerrar el trato», dice Carlino), subrayando también la inexistencia de las acusaciones vertidas por el Promotor de Justicia

 

Según testificó Brülhart como ex presidente de la Autoridad de Información Financiera de la Santa Sede, tanto el Papa como monseñor Pietro Parolin eran perfectamente conscientes de los riesgos asociados con operación de compraventa por haberlos conocido a ambos y varias veces. Brülhart habría sugerido no dar por terminada la operación, por muy «bendecida» que fuera por el sucesor de Becciu, Peña Parra, para evitar un «riesgo reputacional» por un escándalo que luego estallaría.

También apareció la solicitud de destitución formulada por el Promotor y el consiguiente archivo del cargo de Monseñor Alberto Perlasca, en el momento en que era Sustituto de Asuntos Generales Becciu, jefe del gabinete administrativo de la primera sección de la Secretaría de Estado. La persona que supervisaba la oficina técnicamente capaz de proponer inversiones y encargarse de la investigación. 

 

La fiscalía vaticana reservó a monseñor un trato «especial» a pesar de su manifiesta (y confesada) negligencia en la gestión de la operación de Londres, cuya culpa en cambio recayó injustamente en Becciu, «desanimado» por el Papa también por las falsas acusaciones (ya desmanteladas en el juicio) de haber desviado dinero de Caritas a los bolsillos de su hermano en Ozieri. 

 

Dinero efectivamente utilizado para realizar obras de caridad a través de Cáritas, la Diócesis y la cooperativa Spes para dar trabajo a los más vulnerables. La comunidad está indignada por estas acusaciones y ha renovado su confianza en el obispo Corrado Melis, quien siempre ha reclamado y documentado la corrección del uso de las contribuciones. La caridad no es un crimen. Calumnia sí. El Papa lo sabe y ha autorizado a Becciu -el próximo 5 de mayo- a abstenerse del secreto vaticano para defenderse. ¿Lo hará? La ardua sentencia en un mes. 

 

PorAvatar de Felice MantiFELICE MANTI.

CIUDAD DEL VATICANO.

IL GIORNALE.

JUEVEZ 7 DE ABRIL DE 2022.

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