* Con dicha ley apoyada por Macron, ahora las personas vulnerables pueden sentirse presionadas a terminar con sus vidas
La cámara baja del parlamento francés aprobó un controvertido proyecto de ley para legalizar la muerte asistida para adultos con enfermedades terminales, en medio de profundas divisiones en un país con fuertes tradiciones católicas.
La Asamblea Nacional votó 305 a 199 a favor de la medida, respaldada por el presidente Emmanuel Macron. El proyecto de ley pasa ahora al Senado y volverá a la Cámara Baja para una segunda lectura. Los partidarios esperan que se convierta en ley para 2027.
En la actualidad, Francia permite lo que se denomina eutanasia pasiva (como retirar el soporte vital) y sedación profunda antes de la muerte.
Según el proyecto de ley, los pacientes podrían solicitar medicación letal, que tomarían ellos mismos o, si no estuvieran físicamente capacitados, que se la administrara un médico o enfermero. Deben ser mayores de 18 años, tener la ciudadanía o residencia francesa y padecer una enfermedad irreversible, avanzada o terminal que cause dolor constante e intratable. Las personas con afecciones psiquiátricas graves o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer no serían elegibles.
Un equipo médico evaluaría cada caso. Tras un periodo de reflexión, el paciente podría recibir el medicamento en su domicilio, en una residencia o en un centro médico.
El gobierno describió el proyecto de ley como «una respuesta ética a la necesidad de apoyar a los enfermos y a quienes sufren», calificándolo de «ni un nuevo derecho ni una libertad… sino un equilibrio entre el respeto y la autonomía personal». Macron elogió la votación como «un paso importante» hacia un enfoque más humano de los cuidados paliativos.
Un proyecto de ley independiente que establece el derecho a cuidados paliativos fue aprobado sin oposición.
La propuesta francesa sería más restrictiva que las leyes de países como Bélgica o los Países Bajos, donde la eutanasia (en la que los médicos administran una inyección letal a petición del paciente) es legal desde 2002 y se extiende a menores. Existen leyes similares en España, Portugal, Luxemburgo, Canadá, Australia y Colombia. El suicidio médicamente asistido, en el que los pacientes toman ellos mismos la medicación letal prescrita, es legal en Suiza y en varios estados de EU.
Los defensores del derecho a morir han acogido con satisfacción la ley, aunque la describen como de alcance relativamente modesto. «Llevamos décadas esperándola», declaró Stéphane Gemmani, de la asociación ADMD.
Los críticos advierten que las definiciones son demasiado amplias, lo que podría permitir la muerte asistida para pacientes que podrían vivir años. Algunos temen que el proyecto de ley pueda socavar la ética médica, erosionar los estándares de atención y exponer a personas vulnerables a presiones sutiles para morir.
Sería como tener una pistola cargada en mi mesa de noche», dijo una mujer de 44 años con enfermedad de Parkinson en una protesta frente al Parlamento, según la BBC.
Este mes, los líderes religiosos franceses emitieron una declaración conjunta denunciando los «peligros» de una «ruptura antropológica».
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, escribió en X esta semana que «no se trata de una declaración de fraternidad, sino de una declaración de abandono».
PARIS, FRANCIA.
RT.