La persona en su interacción social con los demás no debe guiarse únicamente por sus emociones, sino fundar su acción social en los grandes principios del actuar social, que brotan de la misma naturaleza humana. La convivencia social tiene sus grandes ventajas cuando se inspira en los principios que iluminan el actuar individual y social para construir una sociedad más justa y solidaria. Es deseable que se conozcan, aunque sea de modo general, los grandes principios de la vida social: El bien común, el destino universal de los bienes, la participación ciudadana, la solidaridad y la subsidiaridad. El desconocimiento de estos principios y su nula práctica conducen a un empobrecimiento de la persona y la sociedad; se anula totalmente la dignidad de la persona y necesidades básicas hasta construir proyectos para beneficio de unos cuantos.
Hay una verdad de la sociedad que es válida para todos, basada en los principios de la vida social, que interpela toda conciencia y la invita a interactuar libremente con las demás, en plena corresponsabilidad con todos y respecto de todos. En efecto, el hombre no puede evadir la cuestión de la verdad y del sentido de la vida social, ya que la sociedad no es una realidad extraña a su misma existencia. Este tiempo postelectoral es la gran oportunidad de tomar conciencia, la gran necesidad de actuar juntos en la verdad para el bien de todos sin excepción alguna. La persona debe buscar participar en la elaboración de todos los proyectos de nuestra patria y de nuestro estado.
Hoy es tiempo de vivir la exigencia profundamente moral de actuar juntos para que todos los proyectos que están por venir se basen en los fundamentos últimos y ordenadores de la vida social. Es necesario actuar en la dirección que señalan, por la vía que indican para el desarrollo de una vida digna del hombre.
Pbro. Juan Beristain de los Santos