El discípulo aventajó al maestro, Moisés Lira Serafín será beato

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Fue el primogénito espiritual del venerable Félix de Jesús Rougier. Moisés Lira Serafín, Misionero del Espíritu Santo, se convertirá en el nuevo beato de la Familia de la Cruz uniéndose a quien ya ha sido elevada a la gloria de los altares, la beata Concepción Cabrera de Armida. El jueves 14 de diciembre, como un fruto de las fiestas guadalupanas, fue difundido el decreto de la Congregación para las Causas de los Santos por el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios, Moisés Lira Serafín, fundador de la Congregación de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada.

Nacido en Zacatlán, Puebla, en 1893, la historia de Lira Serafín es la de esos misioneros que vivieron las penurias de los inicios del siglo, de la persecución religiosa y de las fundaciones con grandes ideales que ya no son comunes en nuestros tiempos.

Como la de otros venerables y santos, su vida no es la de los opulentos. De familia humilde, su vida fue modelada por los oratorianos de San Felipe Neri. Encaminó sus pasos hacia los estudios en Comercio, pero el descubrimiento de la vocación le llevó a ingresar al Seminario Palafoxiano en 1911 a los 18 años.

En 1912, se dice, durante unos ejercicios espirituales, vio que la medida de su vida entregada a Cristo debería ser total descubriendo su carisma como religioso. En esos momentos, el padre espiritual del Palafoxiano, Félix de Jesús Rougier, le planteó esa inquietud que lo llevaría a emprender el camino hacia la fundación en mente del venerable Félix.

Pero eran los tiempos de la convulsión revolucionaria. En 1914, Lira Serafín pasó unas semanas en aprehensión, de la cual comentó: “Cuando yo estuve preso en la persecución religiosa, decía: ‘Dios castiga, pero da de comer’. Decía esto este pobre hombre porque nos encerraron sin darnos de comer, ni saber si comíamos o no, si dormíamos o no”; rápido recuperó la libertad y el 23 de diciembre de ese año, justo 99 años atrás, fue la fecha que marcó el inicio de su vida religiosa al ser el primer novicio de la fundación del padre Rougier, los Misioneros del Espíritu Santo. Profesó el 4 de febrero de 1917 y había iniciado la filosofía, después la teología en el Seminario Conciliar de México; los dos últimos años en Morelia.

Ordenado el 14 de mayo de 1922 por la imposición de manos del obispo Leopoldo Ruiz en la casa de las Religiosas de la Cruz de Morelia, el padre Moisés marchó a Roma  a la Universidad Gregoriana de 1926 a 1928, estancia que recordaría con especial predilección. De regreso a México dedicó su apostolado a la dirección espiritual y confesando en diversas comunidades, ejerció el cargo de ecónomo general de la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, como superior local y predicador. Célebre es el voto particular que adoptó, el del abandono que hizo después de una crisis personal y espiritual.

El jueves santo del 29 de marzo de 1934 fundó a las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada. Su fama de apóstol del amor a Cristo fue también la del amor a la Iglesia. Su especial dedicación, celo y ahínco por el ministerio le distinguieron en medio de las dificultades de salud entre 1948 y hasta su muerte, el 25 de junio de 1950.

La Familia de la Cruz goza de la intercesión dos beatos. Seis más se encuentran en camino, entre esas, las causas más notables, la del padre Félix de Jesús Rougier y la del “protector” de las Obras de la Cruz, el primer arzobispo de Puebla, Ramón Ibarra González (1853-1917)

Con la elevación a los altares, el padre Moisés se une al conjunto de los más de 30 beatos mexicanos o ligados a la historia de México. La historia del padre Moisés Serafín se corona con el milagro que ahora lo hace beato y que fue ampliamente documentado en las páginas de El Sol de Puebla en junio de 2023, la curación de un bebé quien padeció hidropesía fetal.

No obstante, la santidad del padre Moisés radica en su cristocentrismo, amor a la Virgen y al prójimo. Eso fue lo extraordinario. Para Rougier, Moisés fue “el espíritu de la Congregación”. Hoy, el alumno aventajó al maestro en el camino a los altares.

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