El Papa ha mantenido una conversación telefónica con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski. Así lo confirmó el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni. La conversación tuvo lugar mientras siguen llegando noticias dramáticas del frente de guerra y suceden batallas en las calles de Kiev. La embajada de Ucrania ante la Santa Sede informó en un tuit que Francisco expresó «su más profundo dolor por los trágicos acontecimientos que están teniendo lugar en nuestro país».
En otro tuit, el propio presidente Zelenski dice:
Hoy, por segundo día consecutivo, el Papa ha utilizado la lengua ucraniana y rusa en su cuenta de Twitter @Pontifex para decir enérgicamente no a la guerra:
«Jesús nos enseñó que a la diabólica insensatez de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno. Que la Reina de la Paz preserve al mundo de la locura de la guerra».
Los tuits, con la imagen de Cristo en la cruz, van acompañados de los hashtags #OremosJuntos y #Ucraina y nos invita a la jornada de ayuno y oración por la paz en Ucrania convocada por Francisco para el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza.
Ayer por la mañana, Francisco quiso expresar su preocupación por el conflicto en una entrevista de 30 minutos acudiendo personalmente a la sede de la Embajada de la Federación Rusa ante la Santa Sede.
Asimismo ayer, en tuits en ucraniano y ruso, Francisco se hizo eco de las palabras de la encíclica Fratelli tutti:
«Cada guerra deja nuestro mundo peor de lo que lo encontró. La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal».
También ayer, el Papa telefoneó al arzobispo mayor de Kiev-Halyč de la Iglesia greco-católica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, pidiendo información sobre la situación en Kiev y en Ucrania y expresando su voluntad de hacer todo aquello que está en sus posibilidades. El Papa agradeció a la Iglesia greco-católica ucraniana su cercanía al pueblo, su decisión de estar al lado de la gente y colocar a su disposición los sótanos de la Catedral de Kiev, que se han convertido en un verdadero refugio. Finalmente, aseguró sus oraciones e impartió una bendición al sufriente pueblo ucraniano.