Brasil a las urnas: la incógnita del voto católico. ¿Por el amigo del Papa o por el aguerrido defensor de los Principios?

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* Teólogos de la Liberación, ahora con la bandera del Amazonia, hacen campaña por el socialista Lula y atacan la agroindustria.

* A pesar de las difíciles relaciones con la Iglesia, Bolsonaro se enfoca en principios queridos por el electorado cristiano, mientras que el retador Lula presume de una buena relación con el Papa, pero se muestra vacilante en la defensa de la vida. 

Hora de las urnas, pero no sólo en Italia. Brasil, de hecho, se prepara para las elecciones generales que se celebrarán el 2 de octubre con la posibilidad de una segunda vuelta el 30 de octubre. El saliente Jair Bolsonaro y su predecesor más famoso, Lula, competirán por la presidencia. Muy por detrás de los dos candidatos  outsiders  del centroizquierda (Ciro Gomes) y del centroderecha (Simone Tebet). Según la mayoría de las encuestas, el soberano presidente se verá obligado a correr tras el exsindicalista, que ha vuelto a la política tras la anulación de las condenas por corrupción que le habían costado la cárcel.

Brasil es el país con la comunidad católica más grande del mundoy la orientación electoral de los católicos brasileños podría jugar un papel decisivo en el resultado de las elecciones. Por ello, no ha pasado desapercibida una encuesta publicada en estas horas por el instituto Genial/Quest sobre la intención de voto en el electorado católico y evangélico. Bolsonaro, como sucedió en 2018, sigue imponiéndose en la comunidad evangélica (48%) dentro de la cual Lula aparece decididamente más en dificultades (29%). El escenario, sin embargo, se invierte entre los católicos que premian al ex sindicalista (51%) mientras sancionan al actual presidente (27%). A pesar del crecimiento exponencial de evangélicos y pentecostales en las últimas décadas, el catolicismo sigue siendo la confesión más difundida en el país (50%).

Para intentar ganar un segundo mandato, dada la importancia del factor religioso entre la población, no en vano, desde que comenzó la campaña electoral en julio, el «Trump brasileño» ha enviado más de una señal a ese mundo, en un intento por reducir la brecha entre él y su rival de izquierda. En Natal, capital del estado de Rio Grande do Norte, el presidente asistió a una Misa en el Santuario de los Mártires de Cunhaú y Uruaçu y, al encontrarse con sus simpatizantes, dijo levantarse cada mañana rezando a Dios para que «el pueblo no sentir el dolor del comunismo», invitándolos también -con una cita bíblica- a no ser tibios.

No es casualidad que en Natal se iniciara la gira para recuperar votos entre los católicos: el Nordeste es de hecho el área con mayor porcentaje de católicos en Brasil. También al final de la misa a la que asistió el arzobispo Jaime Vieira Rocha, Bolsonaro resumió en estas cuatro palabras lo que, a su juicio, sería la esencia del pueblo brasileño: «Dios, patria, familia y libertad». En estas semanas de campaña electoral no ha escatimado ataques a los partidarios de la ideología de género («no podemos permitir que se sexualice a niños de 5, 6 años en las aulas»), además de pronunciarse en contra del aborto ya favor de la vida. La intención, por tanto, es clara: utilizar temas queridos por el electorado cristiano, potenciando la ventaja en la comunidad evangélica y tratando de recuperarla en la católica. Un intento que no encontrará bancos fáciles en el episcopado carioca.

La relación con la Iglesia Católica local durante los años de la presidencia de Bolsonaro no fue idílica, con momentos de tensión registrados por ejemplo en julio de 2020 por una carta pública firmada por 152 obispos en la que se acusaba al gobierno federal de «incapacidad e insuficiencia» en el manejo de la pandemia. En esa lista estaba el nombre del cardenal (recientemente fallecido) Cláudio Hummes, uno de los prelados más escuchados por el Papa Francisco, y también el de Dom Leonardo Ulrich Steiner que recibirá la púrpura a fines de agosto, por primera vez para un obispo del Amazonas. El cardenal electo no ahorró críticas al mandatario, acusándolo de perder «el horizonte de la ética» por su apoyo a la minería. Y es precisamente en la Amazonía donde se registran las tensiones más fuertes en los últimos años, no solo con el episcopado latinoamericano sino también con la propia Santa Sede, surgió en particular en el Sínodo Especial de 2019. Hace aproximadamente un año, con motivo del G20 en Roma, el presidente del país con más católicos del mundo no se reunió con el Papa y, a través de su séquito, también quiso para hacernos saber que era él quien no había pedido audiencia. Consecuencia de la fibrilación en el eje Santa Marta-Brasilia por las críticas papales a las políticas ambientales y de derechos de los pueblos indígenas adoptadas por el actual gobierno.

Por el contrario, Francesco puede presumir de una buena relación con el retador Lulaa quien escribió una carta en mayo de 2019 cuando el expresidente aún estaba en prisión y que posteriormente recibió en el Vaticano con mucha bendición. La historia del ex sindicalista y su Partido de los Trabajadores nació precisamente en las comunidades cristianas de base donde se difundió la Teología de la Liberación, como él mismo admitió en una entrevista con Leonardo Boff, quizás el exponente más importante de esta corriente. A pesar de su extracción católica, aunque connotada en un movimiento teológico-pastoral específico, recientemente Lula dijo que personalmente se oponía al aborto pero defendió el derecho de las mujeres a usarlo, argumentando que si no está provisto por el servicio público de salud, las mujeres pobres las personas son penalizadas mientras que los ricos pueden pagar para irse al extranjero.

Bolsonaro es consciente de que la línea de su rival sobre los llamados principios no negociables puede ser mixtay por eso ha decidido centrarse en estos temas para recuperar votos incluso entre los católicos. Pero precisamente esa desconfianza hace que no todos los obispos brasileños estén alineados contra el presidente saliente y que entre ellos haya quienes predican la «neutralidad» de la Iglesia en las próximas elecciones. Así lo hizo uno de los prelados más importantes del país, el cardenal y arzobispo de Río de Janeiro Orani João Tempesta, quien en una entrevista planteó sus dudas sobre la «polarización» existente en Brasil, dijo estar consciente de que «un tercio de distancia y pidió «una actitud muy tranquila de cara a las elecciones» por parte de la Iglesia llamada a no «abrazar a un candidato o a un partido». Mientras tanto, sin embargo, la carrera ya ha comenzado entre los dos contendientes. 

Pof NICO SPUNTONI.

ROMA, Italia.

MARTES 9 DE AGOSTO DE 2022.

LANUOVABQ.

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