El dicasterio en el que el cardenal Ratzinger tuvo un papel protagonista en la Iglesia durante los años de san Juan Pablo II vive jornadas de incertidumbre. Esta semana se ha certificado la marcha del número dos del departamento, el arzobispo Giacomo Morandi, enviado al frente de la diócesis de Reggio-Emilia. Un movimiento que se une al posible relevo del prefecto español, Luis Ladaria, de 78 años, quien cumplirá cinco años en el cargo en julio.
El relevo de personal en la Congregación para la Doctrina de la Fe coincide con un cambio en la relevancia del dicasterio. En los borradores de la reforma del Vaticano que se está preparando en los últimos años, con el nombre de Predicate Evangelium, este departamento pierde peso en la estructura. Tradicionalmente era el dicasterio estrella, el número dos, tras la Secretaría de Estado.
Prioridad a la evangelización
La idea de fondo es que el control de la doctrina en la Iglesia no es tan importante como la evangelización. Por ello, el Papa Francisco quiere que cobre más relevancia todo lo relativo a la relación con el mundo, al Desarrollo Humano Integral, cuya cúpula acaba de ser renovada y que pasaría a ocupar un puesto preeminente, como punta de lanza de una Iglesia más interesada en mirar hacia fuera que hacia lo que no funciona dentro.
Fuentes del Dicasterio aseguran que el cambio ya se ha dado en realidad. El número de indicaciones y notas emanadas desde Doctrina de la Fe se ha reducido notablemente durante el pontificado de Francisco. En la actualidad, de las tres secciones de que consta, Doctrinal, Disciplinar y Matrimonial, la mayoría del trabajo se concentra en la segunda, con el seguimiento de los abusos sexuales en la Iglesia. Las otras dos secciones han quedado muy mermadas.
Scicluna, candidato a suceder a Ladaria
La persona que cuenta con las características propias para suceder en el cargo a Ladaria es monseñor Charles Scicluna, el obispo de Malta. Es canonista, de 62 años, ejerce como secretario adjunto del Dicasterio desde los tiempos de Benedicto XVI y cuenta con la confianza del Papa Francisco. Su experiencia a la hora de abordar los casos de abusos en Chile le ha ganado el respeto en la Curia. El hecho de que el otro secretario adjunto del Dicasterio, monseñor Di Noia, tenga 78 años, por encima de la edad de jubilación, facilita un posible ascenso de Scicluna.
Algunos medios informativos han relacionado la marcha de Giacomo Morandi con su implicación en la nota que el año pasado aclaraba la imposibilidad de bendecir las uniones homosexuales. Una aclaración pública que fue firmada por el prefecto y autorizada por el Papa, aunque algunos críticos aseguran que este último no estaba convencido de su forma.
De cualquier forma, el hecho de que se haya ido el secretario allana también el camino a Scicluna, ya que si es nombrado prefecto de la Congregación no tendría que contar con un número dos que durante años ha sido su jefe.
Por ANTONIO OLIVIÉ.
CIUDAD DEL VATICANO.
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