Sensible a las necesidades de los veracruzanos ante el largo encierro que conlleva la contingencia y que provoca de forma colateral daños colaterales por miedos que ocasionados por contagios y muertes asociados al COVID-19, la diócesis de Coatzacoalcos, atenderá vía telefónica a ese sector de la población potencialmente afectado.
El P. Omar Castillo, quien está encargado de la pastoral diocesana en la diócesis de Coatzacoalcos, llamó este servicio “providencial” por los alcances que tendrá el trabajo pastoral.
Asimismo, precisó que los lugares con mayor demanda para prestar esa ayuda son los municipios: Coatzacoalcos y Minatitlán, cuya población alcanza los 700 mil habitantes.
Ante esa gran demanda que se proyecta, dijo que a corto plazo, será la Curia diocesana el sitio central de toda la Diócesis, desde donde operarán otros 4 centros de escucha.
Confirmó que este Centro de Escucha, operará con 5 sacerdotes de los decanatos, cuyos nombres son: P. Nicasio Antonio Francisco, P. Vicente Emilio Macias Botello, P. José Alberto Romero May y el P. Candelario Obando Hernández.
Lo que se requiere es que [al concluir la contingencia por el Covid-19], cuando sea de manera presencial, se atenderá de forma presencial en dicha Diócesis.
Por su parte, Alma Patricia Soberanis Taizer y Amado Ríos Castellanos, matrimonio coordinador diocesano de la Pastoral Familiar, coincidieron en que proyecto centro de escucha diocesano “Sagrada Familia”, requirió de un proceso de capacitación como “agentes de la escucha”.
La Dimensión Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través del equipo nacional, hizo la invitación de tomar el taller [PAE] Primeros Auxilios Emocionales, en el mes de Mayo 2020, con el fin de iniciar la capacitación de agentes de la escucha, para la formación de Centros de Escucha Diocesanos. Se enviaron agentes de la diócesis de Coatzacoalcos los meses de Mayo, Junio, Julio y Agosto 2020,
subrayó Soberanis Taizer.
Detalló que dicha formación consta de 2 talleres: Taller PAE que es una introducción a la escucha, así como: “Aquí estoy para escucharte”, de 7 sesiones.
Para alcanzar una mayor efectividad y sacar de la depresión y ayudar de forma espiritual a fieles y laicos ante la contingencia que se vive por el Covid-19, citó el número 171 de “La Alegría del Evangelio”.
Necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es más que oír. Lo primero, en la comunicación con el otro, es la capacidad del corazón que hace posible la proximidad, sin la cual no existe un verdadero encuentro espiritual. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna que nos desinstala de la tranquila condición de espectadores. Sólo a partir de esta escucha respetuosa y compasiva se pueden encontrar los caminos de un genuino crecimiento, despertar el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder plenamente al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la propia vida.
Explicó que operarán, de entrada, 12 agentes de pastoral, además de los 5 sacerdotes, preparados para ofrecer un servicio de escucha sagrada, empática, reservada y personal a las familias de nuestra diócesis.
Seremos un centro de ayuda que atiende a las personas que necesitan desahogarse en el corazón amoroso de Jesús, mediante la escucha sagrada; lo haremos a través de una escucha empática y sagrada, para que descubran los elementos que necesitan para sanar, y crear relaciones que las lleven a vivir en armonía,
explicó.
Añadió que se inicia el centro de escucha diocesano, con 11 agentes capacitados y que por el momento operará vía celular; además se invitará por redes sociales, a través de 2 números de celular: 921 240 0646 y 921 273 3561, con horario por la mañana y por la tarde, donde las personas podrán hacer cita.
Precisó que cuando se cuente con agentes capacitados, se propone formar un centro por decanato, los cuales, como lo informó el P. Omar, se harán de forma paulatina y coordinada desde la Curia diocesana.
Por último, informó que están por concluir otro grupo de agentes de la escucha, de diferentes decanatos para cubrir a un mayor número de habitantes que presenten algún tipo de angustia.