Desde todos los ámbitos, por dentro y por fuera se necesita, en lo social, en lo económico, en lo político y lo cultural una acción armónica para la solución de los problemas económicos que se sufren en nuestro país. Es necesaria la colaboración de cada uno de nosotros, de la experiencia, de la capacidad profesional al servicio de una patria grande, justa y fraterna por encima de cualquier egoísmo de partido o de clase, siempre tomando en cuenta la dignidad de las personas.
El presidente AMLO envió a la Cámara de Diputados del H. Congreso de Unión un paquete de reformas ambiciosas; está listo para enfrentar la batalla en el Congreso. Este paquete de reformas constitucionales va desde un nuevo esquema de pensiones hasta un reajuste al mismo Poder Judicial, desde luego, pasando por la desaparición de los órganos autónomos y cambios en el INE, así como la militarización de la llamada Guardia Nacional, para lo cual hay que estar alertas, porque quiere dejar la mesa puesta para implementar su sistema de gobierno.
La búsqueda de soluciones reales supone sacrificios por parte de todos, pero no debemos permitir que sean los pobres quienes deban sacrificarse. La ciencia económica constata que los bienes deben ser administrados racionalmente, pero aquí no se trata de una administración, sino más bien de la implementación de un sistema político, a mi juicio, un nuevo sistema totalitarista. La concentración del poder en una persona restringe severamente las libertades individuales y “corta con la misma tijera”, homogeneizando implacablemente al colectivo.
¡México!, ¿por qué tanto odio ante los sexenios anteriores?, ¿por qué el enfrentamiento al Poder Judicial?, ¿por qué el control de la sociedad, la demagogia, incluso el culto al líder, entre otras características? Todo ello me hace reflexionar sobre un neototalitarismo moderado que, bajo la capa de “primeros los pobres”, va asentando las bases para su implementación; AMLO lo ha hecho por muchos frentes, no tan solo de viva voz ideologizando a su manera con las mañaneras, sino de forma legal, reformando la Constitución en varios de sus artículos y esta iniciativa va por ese rumbo.
Muchos han sido los esfuerzos realizados en nuestro país para hacerlo libre y digno del hombre, no permitamos que se malogre esa generosidad del pasado, las restricciones crean esclavitud; ella misma es falta de libertad. En efecto, de libertad y dignidad requiere la singular batalla, no las armas, sino el ingenio y la participación activa de todos los ciudadanos. La consciencia de ser artífices de una sociedad más justa y pacífica es lo que me mueve a reflexionar y a actuar en consecuencia.
La reflexión, la meditación y la consciencia son recursos muy eficaces para entender lo que sucede alrededor; es necesario contemplar a nuestro país en su estado y que en cada paso se examine también mi proceder, no sea que esté en un error. Avancemos hacia una nueva etapa de justicia, honradez y bienestar para todos.