En la primera jornada de formación sacerdotal a través de medios virtuales para clérigos de la arquidiócesis de México, Mario Ángel Flores Ramos, exrector de la Universidad Pontificia de México, consultor de la Comisión Teológica Internacional y director del Observatorio de la Conferencia del Episcopado Mexicano, dedicó algunas consideraciones acerca de “Fiducia Supplicans”, declaración del dicasterio para la Doctrina de la Fe acerca de las bendiciones a personas en situaciones “irregulares”.
Flores Ramos indicó que el polémico documento vino a “contraponerse” a una respuesta, publicada tres años antes, en febrero de 2021, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, entonces presidida por el cardenal Ladaria, la cual rechazó que la Iglesia tuviera poder alguno para impartir u otorgar bendiciones a parejas homosexuales. “No existe ningún fudamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio…” citó el expositor.
“Ahora sorprende un documento nuevo, esta declaración”, advirtiendo de la naturaleza del documento como un instrumento con cierto peso, sin embargo, “no tan elaborado” al compararlo con la declaración “Dominus Iesus” del 6 de agosto de 2000. “Este un documento enorme, muy bien estructurado, profundo, que además tuvo muy mala recepción… fue rechazado por muchos teólogos porque se consideró imprudente…”
A diferencia de “Dominus Iesus”, “Fiducia Supplicans” es un documento breve que trata de analizar la naturaleza de la bendición, pero con dos defectos de origen.
«Primero, faltó consulta… El nuevo prefecto, hace unos meses, estuvo participando en el Sínodo de la sinodalidad… Escuchar es incluir, es participar”, lo que, a juicio del expositor, es una de las carencias de la polémica declaración. “Se ve que no hubo una escucha suficiente porque ha habido un rechazo muy fuerte que va más allá del simplemente ‘no estoy de acuerdo’… hay un rechazo en el sentido de decir ‘este documento rompe, prácticamente, con la doctrina de la Iglesia” por la insuficiente profundización, lo que ejemplificó gracias a su experiencia en la Comisión Teológica Internacional cuando los procesos vaticanos no son expeditos.
Refiriéndose al actual prefecto del dicasterio indicó: “Un prefecto que llega y tiene cuatro meses y uno de esos, imbuido en el Sínodo, no vemos en qué momento se dio la oportunidad de una reflexión serena, amplia, de una consulta auténtica… El documento nace en medio de una controversia”.
El exrector de la Universidad Pontificia de México se preguntó acerca de la aparición del documento en un tiempo singular como el de fin de año y de navidad. “No entiendo -señaló- por qué a principios de diciembre viene un tema como este cuando todos entramos en un ambiente profundo de la navidad. No entiendo por qué”, remarcó.
Al referirse al segundo defecto, Flores Ramos, apuntó hacia la “inconveniente” asociación que hace la declaración entre matrimonios en situación irregular y parejas homosexuales. “Son dos realidades distintas que no se deberían tratar en un solo paquete”.
Tocante al punto de las bendiciones a parejas homosexuales, el especialista indicó que el documento, efectivamente, no equipara de ninguna forma como matrimonio estas relaciones entre personas del mismo sexo; sin embargo, al hablarse de las bendiciones en sentido amplio, Flores Ramos citó el reciente documento de la Conferencia del Epìscopado Mexicano haciendo referencia de una palabra clave, ausente en la declaración.
Una bendición se da “sin ánimo de legitimar situaciones irregulares sino como expresión de la misericordia pastoral de Cristo y de la Iglesia hacia toda persona que busca la conversión. Faltó esa palabra en el documento de la Santa Sede y en el del Episcopado”. Toda persona puede recibir la bendición como signo de la misericordia pastoral siempre que busque la conversión, “este es el motivo de fondo” enfatizó el presbítero.
“Si la Iglesia va a dar la bendición a ‘parejas’ de homosexuales, ¿Por qué razón? Este es el equívoco… La unión entre dos personas de orientación homosexual no se equipara, de ninguna manera, al matrimonio… por eso ha habido oposición al reconocimiento civil como matrimonio….civilmente no se debería usar este término- refiriéndose a los homosexuales- pero no matrimonio y la Iglesia es clara en esto… Si queremos que se bendiga ‘a la pareja’, de alguna forma estamos bendiciendo esa unión que no corresponde a lo que la Iglesia pide en la conversión de la que hemos hablado”.
El teólogo pronosticó que serán “muy pocos” los que se acerquen a pedir la bendición, pero, en dado caso, deberán ser debidamente ‘orientados’ respecto a su petición ante un ministro que les bendiga.
“No negamos una bendición, pero sí orientamos”. En esto, el expositor fue enfático hacia los sacerdotes del presbiterio de la arquidiócesis de México: “El documento no señala que debe haber una orientación (previa) para que (los homosexuales) encuentren el sentido de su propia vida como individuos, no se bendice una unión que la Iglesia no puede reconocer… Ahí está el equívoco de fondo…” Así, aclaró que la bendición será una especie de ayuda para la conversión de quienes lo soliciten en fidelidad al mensaje del Evangelio.
En la parte final de su exposición, indicó a los sacerdotes que la bendición a personas del mismo sexo es oportunidad para evangelizarlos, no de forma rápida y expedita, sino para ayudarles a entender su situación. “Más que la bendición, es un momento de evangelización, la Iglesia no los discrimina, pero no aprueba su unión”.
Ante esta realidad, la Iglesia debe tener una mejor respuesta, “la homosexualidad es un fenómeno de toda la historia, pero la promoción y la equiparación del matrimonio en el contexto civil es algo de treinta años a la fecha. La Iglesia tiene claro su punto de vista, no puede transigir ante un fenómeno cultural que, desde mi punto de vista, no tiene futuro…”
Concluyó que la declaración es un documento orientativo y auxiliar del magisterio que puede ser “revisado y superado”, evitando condenas y denostaciones e incitar a una consulta profunda que lleve a una mejor reflexión y resolver los equívocos que han llevado a las actuales controversias.