El cuerpo humano se estudia en diversas ciencias como la fisiología y la anatomía, estas dos constituyen campos de estudio estrechamente relacionados; el primero hace hincapié en el conocimiento de la forma, mientras que el segundo enfatiza su función de cada parte del cuerpo, no obstante, no es esto en lo que busco profundizar.
El cuerpo no es sencillamente un conjunto de carne y de huesos, el cual se puede estudiar. El hombre posee un cuerpo durante el tiempo de su existencia y, más allá, tiene una gran dignidad, es decir, no solo se reduce a la unidad de los miembros, sino que es la expresión con la cual se manifiesta. Cada persona se conoce por su cuerpo, por su expresión corporal, su mirada, su actitud y pensamiento.
Generalmente, se considera al cuerpo humano algo terrenal, sin embargo, el cuerpo revela lo más íntimo de su ser. No se limita a la parte humana; intrínsecamente, da a conocer su esencia, y, por tanto, revela el misterio de Dios.
El hombre y la mujer tienen en común el cuerpo físico, con esas diferencias que nos hacen únicos y complementarios. En efecto, al poner todo lo existente en el mundo al servicio del hombre, se manifiesta la dignidad de la persona humana. Esta mirada permite valorar la importancia del cuerpo con el cual se expresa la persona y esto, a su vez, nos invita a respetar nuestros cuerpos.
La familia está fundada en el matrimonio entre un varón y una mujer, de esta alianza se da la paternidad y la maternidad, así como el compromiso de los dos por respetar, cuidar y alimentar sus cuerpos y los de sus hijos, con el fin de contribuir a una sociedad mejor. La niñez, hoy en día, debe ser educada, mostrar acciones de respeto y cuidar su cuerpo, pues éste es importante porque nos permite expresar nuestros valores, creencias y manifestar las costumbres. El cuerpo forma parte preponderante de la persona.
Fomentar la importancia del cuidado del cuerpo en las instituciones, la familia, los centros educativos y asociaciones es de vital importancia; a su vez, debe ser sostenible el reconocimiento de su cuidado, la dimensión e importancia a favor de la dignidad de la persona, así como tutelar la dignidad y derechos naturales inalienables de todas las mujeres y hombres en sus cuerpos.
Merece especial importancia la etapa de la adolescencia, edad de la búsqueda de la propia identidad e independencia. Hay que cuidar a los adolescentes porque fácilmente pueden ser víctimas de falsos conceptos relacionados con su cuerpo, ideologías que abren la puerta a limitar al cuerpo humano al placer y a jugar el juego sucio de ser lo que te percibes. Los jóvenes y adolescentes constituyen una gran mayoría, sin embargo, están propensos a la manipulación, por tanto, hay que orientarlos y ayudarlos.
Para concluir, la persona humana es un ser corporal y espiritual, “el cuerpo del hombre participa de la dignidad de la imagen de Dios”. Puedo decir que es cuerpo humano animado por el alma espiritual y es toda la persona humana la que se expresa. No es lícito despreciar la vida corporal, por lo contrario, se tiene que considerar bueno, además de digno de honrar. El hombre es, a la vez, cuerpo y alma.