Por: Jeffrey M. Kihien
La historia de Hispanoamérica, ósea la historia de los virreinatos católicos hispanos en las Américas, sin excepción, es una historia de éxito, truncada por la imposición violenta del liberalismo político, económico, democrático y anti católico, a partir de las guerras de secesión, mal llamadas de independencia. Esta afirmación es demostrable por los datos históricos y económicos disponibles y, mucho más por el testimonio arquitectónico que ha resistido el también violento embate de la modernidad. Los reinos hispanoamericanos tenían la moneda más fuerte del mundo, de plata y oro, de circulación global, el real de ocho, aceptada para comerciar en lugares tan lejanos como China, India y el medio este.
Este éxito, negado por cientos de autores y por el estado desde la educación pública, tiene su fundamento en la base espiritual del capitalismo, que es por consiguiente la base espiritual del individuo que lo practica y forma una comunidad con hombres de valores similares. Los fundamentos básicos del capitalismo salen de la espiritualidad católica; trabajo duro, ahorro para formar capital, vencer de vicios, frugalidad, honestidad, inversión en obras que traigan beneficio a la comunidad, caridad y, lo más importante, temor a Dios. Pues el católico sabe que el paso por esta vida es efímero y, que el reino de Dios lo espera en vida eterna.
Por ser una doctrina religioso-económica, el capitalismo no necesita del estado, como si lo necesita el liberalismo económico y el comunismo post Revolución Francesa, pues necesitan ser protegidos por una fuerza mayor que ponga orden y, ambos son anticlericales, pues son ideologías que no soportan competencia en el monopolio del poder. Otro ejemplo muy importante para entender la función del capitalismo, es los Estados Unidos de Norteamérica. A sus colonias llegaron primero refugiados escapando persecución religiosa y, los fundamentos de su éxito como nación libre es el catolicismo en sus diferentes variantes, todas las congregaciones en ese país basan su doctrina en la Biblia sin excepción, es por eso que el capitalismo se desarrolló naturalmente. Un país cristiano y capitalista fue los Estados Unidos, llegando inclusive a prohibir el alcohol. Aunque pareciera ha sido derrotado por el liberalismo y el marxismo cultural. Estados Unidos es una nación de democracia liberal, en donde el estado tiene la ambición de controlarlo todo incluyendo la vida, ese derecho divino, ahora entregado al asambleísmo democrático.
Una característica importante del capitalismo es que se rige por el ius naturale o derecho natural, aquel que el hombre y sus asambleas no puede cambiar, por ser otorgado y protegido por Dios mismo. El derecho a la propiedad irrestricto es uno de ellos, perforado constantemente hasta convertirse en una pantomima, el estado limita este derecho con impuestos y constantes regulaciones. Para cambiar una puerta dentro de tu casa hay que solicitar permiso y pagar, y últimamente las leyes ambientalistas también ingresan a la propiedad ordenando como se debe calentar el agua. El derecho divino a la vida, regulado completamente por el hombre de las democracias liberales y neo marxistas, asesinando a millones con el aborto, todo por motivos económicos y ambientalistas también. La madre tierra, el hermano árbol tienen más derechos que el hermano humano. El antropomorfismo liberal a desplazado al Dios católico, el Dios que nos hace libres, y nos salvó de la esclavitud y de los sacrificios humanos. Demasiadas bocas para alimentar, manifiestan, citando estudios científicos. Los viejos son una carga para el estado, se gasta demasiado alimentándolos y en atención médica, la eutanasia es la solución, es el sistema liberal neo marxista, el mismo que encerró a medio mundo con la excusa de crisis sanitaria, eliminando el derecho divino al trabajo.
El capitalismo también, llama a sacrificios, a cargar la cruz. Para formar capital hay que ser frugal y trabajar más, hay que renunciar a la comodidad, derrotar los vicios, tan humanos, tan cercanos y solamente asociarse con personas confiables, con las cuales se puede construir una comunidad. Los buenos cristianos se juntan, hacen empresa, y cuando Dios les concede el éxito, realizan el ejercicio de la caridad. En estos tiempos de extrema dificultad, el capitalismo católico es la única salida, renunciar al consumismo es esencial, y volver a las raíces de América urgentemente; la tradición cristiana. Todo lo demás ha fracasado.