Si las solicitudes de prisión formuladas ayer contra clerigos y laicos por el Promotor de Justicia del Vaticano, Alessandro Diddi, en el contexto de la convocatoria judicial de Stone Avenue, fueran aceptadas por los jueces de la Tribunal Vaticano, y luego confirmadas con la firma del Papa Francisco…no habría lugar en el Vaticano donde todas estas personas podrían cumplir sus condenas.
Por lo tanto, se necesita una prisión adecuada con una sección para hombres y otra para mujeres (esta es la Señora Marogna), y también una capilla donde el Papa pueda lavar los pies de estos sacerdotes de la Santa Juventud, incluido uno de sus cardenales, el acusado cardenal Angelo Becciu. [1]
Durante su acusación, el promotor Diddi también atacó duramente al cardenal Becciu porque había demandado a algunos órganos de prensa, especialmente a L’Espresso, que Diddi conoce muy bien.
De esa revista, del que era del director Marco Damilano, se inició la campaña contra el cardenal Becciu. De hecho, antes de que saliera a la venta al público la revista en la que se enumeraban las acusaciones contra el cardenal Becciu, el Papa Francisco ya tenía ejemplares de la misma en su poder, citó en sus oficinas a dicho cardenal, le mostró lo publicado, lo acusó y lo defenestró, anulando sus derechos cardenalicios.
En este horror judicial, L’Espresso y algunos de sus periodistas tienen un papel particular y el Papa Francisco lo sabe muy bien.
Los sistemas judiciales de los países donde existe el llamado Estado de Derecho, siempre han considerado este proceso como una trágica farsa y una grave violación de los derechos humanos. Y no uno, sino varios, en el caso de Becciu.
El Papa Francisco debería tener en cuenta este hecho, porque es una trampa arriesgada para la Santa Sede. En estas horas de tantas fiestas, todas autorizadas, se espera que pronto el circo sea detenido y desmantelado. Aún hay tiempo. Es de esperar que ningún loco piense en medias frases y luego en el perdón papal, completo con el agradecimiento de las víctimas. Eso sería trágico. Mejor parar primero.
Aquí están las solicitudes de Promotor Diddi.
Cardenal Becciu. 7 años y 3 meses- 11.000 euros por costas judiciales- 14.000.000 euros a donar al Vaticano
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Monseñor Carlino 5 años y 4 mesesBrullhart. 3 años y 8 mesesCrasso 9 años y 9 mesesDi Ruzza 4 años y 3 mesesCecilia Marogna 4 años y 8 mesesMincione 11 años y 5 mesesSquillace 6 añosTirabassi 13 años y 3 mesesTorzi 7 años y 6 meses.
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[1] En 2014 el único apartamento-cárcel existente en el Vaticano albergaba al Nuncio Apostólico en República Dominicana, el arzobispo polaco Jozef Wesolowski, condenado en primera instancia por graves abusos a menores, y muerto de un infarto. Luego acogió a monseñor Carlo Alberto Capella, en 2018, declarado “culpable” del delito de divulgación, transmisión, oferta y tenencia de pornografía infantil. Era un funcionario de la Nunciatura del Vaticano en Washington, seguido y controlado por el FBI bajo sospechas de tráfico informático de pornografía infantil con Canadá. Fue trasladado en forma confidencial, con una concesión del presidente Trump, al Vaticano y fue juzgado. En junio de 2018 fue condenado a 5 años de prisión.Asi que hubiera terminado de cumplir su condena hace unas semanas. Durante un buen tiempo, aún en prisión,También hay que mencionar a los otros dos clérigos: el cardenal George Pell, aún inocente, que pasó muchos meses en prisión en Australia; Monseñor Gustavo Zanchetta, quien alguna vez fue condenado en Argentina por motivos sexuales aunque, dice, en un lugar de vida religiosa.
Por LUIS BADILLA.
MIÉRCOLES 26 DE JULIO DE 2023.
CIUDAD DEL VATICANO.