Nicaragua: un año sin representante papal

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 Fue el 12 de marzo de 2022 cuando se produjo la noticia de la expulsión de Nicaragua (mediante decreto presidencial de ejecución inmediata), del Nuncio Apostólico polaco, Waldemar Stanislaw Sommertag, en el país desde 2018 [1] . 

La expulsión se produjo de golpe, con mucha cortesía y sin dar explicaciones y sin dejar de intentar justificar el gesto, sin precedentes en la historia diplomática reciente. El único precedente es la historia de Mons.Antonio Riberi (1897 – 1967), expulsado de China el 4 de septiembre de 1951 a petición de Mao Tse-tung.No es de extrañar que estuviera dispuesto a entrar en los círculos diplomáticos en torno a su propio Nuncio, que conocía bien su estilo, sus métodos y su conducta poco amistosa con el episcopado local.

Ortega, el sagaz


Nuncio Sommertag se adjuntó para dirigir un servicio diplomático en formas y métodos de gran confiabilidad y cesión hacia el matrimonio Ortega-Murillo porque se acordó que la llamada ‘amistad social’ podía más que relaciones codificadas con rigor y polémica Buscó la amigo de Ortega -un político astuto, corrupto y despreciado- quien comprendió de inmediato que podía ser utilizado para dividir o debilitar el episcopado nicaragüense y parecer confusión. 

Waldemar Stanislaw Sommertag llegó, obviamente con el apoyo de la Santa Sede, a preguntarse en la mesa de negociaciones phantasma entre las fuerzas enfrentadas (dictadura y sectores opositores), por cuenta propia y sin el apoyo de los obispos, que naturalmente desconfiaban elMientras tanto, Ortega nunca respetó realmente las órdenes planteadas con el Nuncio para iniciar un proceso de liberación de más de 700 presiones políticas. 

La supuesta restitución de la libertad fue convertida en una trágica farsa: las personas fueron liberadas de prisión para permanecer bajo arresto domiciliario, sin cargo, sin defensa, sin juicio.

Reacción del Vaticano


Respecto a la expulsión del Nuncio, la Santa Sede, el 12 de marzo, publicó un comunicado en el que decía : expulsión del arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag (…) requiriendo que abandone el país inmediatamente después de la notificación de la disposición.
Esta medida parece incomprensible porque durante su misión el Arzobispo Sommertag trabajó con profunda entrega al bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, (…) ocupándose siempre de fomentar las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las autoridades nicaragüenses. 

Finalmente, la nota de prensa despierta la participación del Nuncio “como testigo y acompañante de la Mesa de Diálogo Nacional entre el Gobierno y la Oposición Política, a favor de la reconciliación del país y la liberación de las presiones políticas. «

La Gran Derrota


Todo lo que se quiso construir, bien o con torpeza, el Nuncio y el Vaticano vieron derrumbarse en pocas horas. No soloeso.

La bochornosa expulsión del Nuncio sumó a los graves hechos anteriores de persecución religiosa, anticipandose a su vez a otras persecuciones, registradas hasta el día de hoy. La situación de la diplomacia vaticana es extremadamente difícil en Nicaragua. 

Con toda probabilidad, el gobierno sigue negando la aprobación de algunos nombres del Vaticano propuestos como nuevo Nuncio.Que Monseñor Rolando Álvarez estuvo en prisión, en el régimen del Islam, a través de un repugnante juicio sumario, es un chantaje a Ortega además de una nueva bofetada al Vaticano.Los eclesiásticos encuestados que siguen a esta crisis responden al unísono con la habitual consideración secular: la Iglesia católica, la iglesia y las hieles, deben ser protegidas de nuevos ataques y escrutinios incluidos los peores. 

El silencio es la chimenea más dulce. Es un método que siempre se rompe o da pocos frutos. En situaciones similares en la historia reciente, las iglesias afectadas por esta tragedia han emergido cada vez más débiles y reducidas a la más mínima expresión.

Quizás ha llegado el momento, en pleno siglo XXI, de repensar esta política y este método analizando todos los frutos que ha picado (y que no ha muerto).Un punto de inflexión que podría empoderar a decenas de países del mundo a reaccionar con determinación frente a la dictadura Ortega-Murillo, llegará el día en que el Papa pida públicamente la libertad del obispo Rolando Álvarez, nadie lo ha hecho nunca. ahora, esclareciendo así la opacidad de que continuaba en su cargo en Nicaragua, pues estuvo en contacto con el auxiliar de oficio de Managua, Mons. Silvio Báez, el 23 de abril de 2019.

Este exilio voluntario o inducido fue impuesto por el Papa al prelado por ocupar un importante cargo en el Vaticano. Al menos sé que es lo que dice públicamente el Papa. Luego de unas semanas de inactividad absoluta, sin contactos para iniciar su nuevo trabajo, el obispo comprendió cuál había sido la trampa y arregló sus maletas para mudarse a Miami, donde aún trabaja con la gran comunidad Nicaragüense.

Nicaragua: el atolladero de todos los tiempos

Ahora, marzo de 2023, la Santa Sede continúa en el mismo atolladero de 2018, al inicio de la crisis. Luego de que dos obispos «envíen», aunque de otra manera, fuera del país -Pablo Vega y Silvio Báez-, si está trabajando por la liberación de Mons. Rolando Álvarez. Ortega sin embargo accede al intercambio sobre Salida de Nicaragua. Sería el tercero desde 1986. Quizás -pero no se sabe precición- el Vaticano acepta y por eso en este atolladero con toda probabilidad se está trabajando para convencer a Monseñor Álvarez de que diga «sí» a su exilio, a su deportación, por el amor a la Iglesia y al Papa.Entonces tiene una sola perspectiva: esperar al cuarto obispo.***

[1]   El 6 de septiembre, el Santo Padre nombró nuncio apostólico en Senegal, Cabo Verde, Guinea-Bissau y Mauritania a monseñor Waldemar Stanisław Sommertag, arzobispo titular de Maastricht, actualmente nuncio apostólico en Nicaragua.

Por LUIS BADILLA.

CIUDAD DEL VATICANO.

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