- Primero se produjo un enfrentamiento armado hasta el momento no aclarado por el gobierno panista del estado mexicano de Chihuahua que dice promover la transparencia.
- Después se produjo el descubrimiento de droga en poder de jefes policiacos.
Y del asesinato de tres personas (entre ellas dos sacerdotes jesuitas), supuestamente cometido por parte de El Chueco, ya vamos para el año sin que se detenga al presunto autor material. Sólo se «desarticula» supuestamente su grupo, dicen oficialmente.
De los últimos hechos, no tiene desperdicio lo que naliza El Sol de Chihuahua hace unas horas y que nos permitimos compartir, para conocimiento de nuestros lectores y así entender los entretelones que se mueven en ese estado, donde el grupo de El Chueco se ha movido a sus anchas durante dos gobiernos del PAN y su antecesor, el del PRI:
FILTRACIÓN.- El enfrentamiento del martes 21 de febrero en las inmediaciones de Urique está dejando más dudas sobre lo que evidentemente pasó, pues el caso ya podría llegar a una posible filtración a las corporaciones estatales y podría ser uno de los motivos por los cuales no han podido localizar y detener a José Noriel P. G., alias el Chueco.
CHAMARRA.- Según versiones, hay más uniformes y armas oficiales “robadas” que aparecieron en esa emboscada de unos 30 hombres armados contra policías estatales ocurrida en la zona enclavada en la Sierra Tarahumara, conocida como parte del “triángulo dorado”. Máxime que ese equipo y armamento había sido asignado a oficiales en la capital.
CHAMARRA I.- Las alertas de la Fiscalía General del Estado se encendieron al revelarse que uno de los presuntos atacantes, de nombre Luis Alberto, portaba un uniforme oficial de la AEI, el cual acababa de ser entregado apenas unos meses atrás y, por si fuera poco, cuenta con un número de serie que lo relacionan con un elemento investigador, lo que podría ser una de las pistas para averiguar dónde está ocurriendo la fuga.
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GRUPO.- Sobre los hechos, los que saben y andan en el ámbito de la seguridad apuntan que ya se habían recibido avisos de que un grupo de esa corporación había reemplazado a un destacamento en San Rafael, del municipio de Urique, que supuestamente buscaba desplazar al Chueco, a través del apoyo de otra célula criminal y con ciertos “golpes” estratégicos como el crimen del presidente seccional de Bahuichivo y la detención de mandos municipales, lo cual no suena descabellado por la evidencia y el contexto generado en los últimos días.
ENLACE.- Ya algo más grave y que debería ser investigado por el nuevo fiscal especializado en Control, Análisis y Evaluación, Jesús David Flores Carrete, y el director de la AEI, Arturo Zuany, es la versión de que el hombre que portaba el uniforme de la Agencia era una especie de enlace con el crimen organizado, una sospecha que desde el día de la balacera hasta ahora ha corrido como reguero de pólvora.
TANGENTE.- Al respecto, ayer en la frontera evadió el tema el fiscal general
César Jáuregui y le pasó la estafeta al secretario de Seguridad Pública del Estado, Gilberto Loya, quien expuso que así operan los delincuentes, que usan uniformes falsos y nada se sabe del arma, aun cuando en 2019 la corporación a su cargo interpuso una denuncia ante la FGE por el robo de esa pistola en la colonia Popular de la ciudad de Chihuahua.
ACOMPAÑA.- En tanto, Jáuregui Moreno enfatizó que el Chueco cae porque cae, además dijo que sí se está dando acompañamiento a la comunidad de Cerocahui para alcanzar una solución integral a los problemas de inseguridad en la región, que es el enfoque de las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Ráfagas de hoy.