Argentina, sin un solo obispo que defienda a la Iglesia del vandalismo indigena

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El llamativo silencio de la Iglesia frente a los ataques de organizaciones que reivindican los reclamos mapuches contrasta con la preocupación que crece en las comunidades católicas de Bariloche y de Villa La Angostura, ante la posible reiteración de agresiones y ocupaciones por la fuerza.

Ninguna voz episcopal se alzó contra los actos de vandalismo que sufrieron la capilla de la Virgen de la Asunción y la parroquia de Nuestra Señora del Nahuel Huapi, ambas en Villa La Angostura. Algunas voces eclesiásticas atribuyen el silencio a la decisión de no enturbiar el vínculo con las comunidades aborígenes.

En mayo pasado, la Comisión Episcopal de Pastoral Aborigen y el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen expresaron su rechazo al proyecto de la diputada nacional Victoria Villarruel (La Libertad Avanza), que proponía derogar la ley 26.160, que declaró la emergencia territorial y ordenó el relevamiento catastral de los predios comunitarios reclamados por los mapuches y otras comunidades originarias. El obispo de la diócesis salteña de Orán, Luis Antonio Scozzina, presidente de esa comisión del Episcopado, fue recibido ese mes por el papa Francisco en Roma.

Según pudo saber LA NACION, en la Catedral de San Carlos de Bariloche se preparan “para lo peor” , ante posibles nuevos ataques. Para prevenir intentos de saqueos y destrozos en el interior del templo, se reforzaron en las últimas semanas las rejas y las puertas de madera “para que no puedan prenderles fuego”, confió un asiduo concurrente a este templo de estilo neogótico, con reminiscencias francesas, construido por el arquitecto Alejandro Bustillo en 1946.

El temor entre los fieles se acrecienta, ante la sospecha de que el Gobierno “apoya y contempla pasivamente a las hordas saqueadoras”.

Los ataques contra templos y predios de la Iglesia no fueron aislados. En noviembre de 2020, grupos identificados como mapuches ocuparon la iglesia Nuestra Señora de Luján en El Bolsón. Los agresores destruyeron imágenes religiosas y otros objetos, realizaron actos de profanación y amenazaron a un sacerdote.

El caso de San Isidro

Uno de los reclamos de las comunidades mapuches se asienta en un predio que pertenece a la diócesis de San Isidro. Es una casa de verano en Villa Mascardi, conocida como Hueche Ruka y destinada a campamentos recreativos para jóvenes, que fue usurpada en 2020 por pobladores que se identifican como mapuches. El obispado, que conduce monseñor Oscar Ojea, presidente del Episcopado, recurrió en ese momento a la Justicia, que le concedió la orden de desalojo: pero el obispado pidió postergar su ejecución hasta tener garantías de que no se produjera más violencia.

Cuando se conoció la denuncia se atribuyó la ocupación a la comunidad liderada por la machi Betiana Colhuan, que había tomado también tierras del Parque Nacional Nahuel Huapi, reivindicándolo como “un lugar sagrado”.

Algunas voces consideran que el Obispado de San Isidro mantiene una “actitud pasiva” y que la decisión es no provocar enojos en la pastoral aborigen.

Al igual que la Catedral de Bariloche, la capilla de la Asunción, de Villa La Angostura, también fue construida por el arquitecto Bustillo, en 1936, inspirado en la arquitectura del norte europeo, muy propia de las construcciones típicas de los parques nacionales.

Fuentes eclesiásticas revelaron a LA NACION que tras el ataque en Villa La Angostura, donde se intentó prender fuego a la capilla, comunidades mapuches de la zona se acercaron al padre Julio César Mora González, el párroco de la Asunción, para expresar su solidaridad y afirmar que ellos no eran responsables del acto vandálico. “Es posible que haya quien trate de causar más división y más grieta”, se deslizaba en las redes.

Vandalismo en la histórica Capilla de la Asunción, de Villa La Angostura
Vandalismo en la histórica Capilla de la Asunción, de Villa La Angostura

“Afrenta y provocación”

Frente al silencio de los obispos, la asociación civil Respeto Religioso, constituida para promover la paz y la amistad social, condenó las agresiones y exigió su pronto esclarecimiento.

“A la afrenta espiritual, desasosiego y provocación que compromete la paz social, se suma el daño al patrimonio cultural. Las autoridades deberán investigar los hechos y encontrar a los autores, que no pueden quedar impunes. La sociedad necesita un mensaje contundente de que la ley se cumple y rige para todos”, señaló la organización, que preside el arquitecto Juan Miguel Bestani.

“La libertad religiosa y el respeto del culto, la práctica y lugares de ejercicio son valores esenciales para la convivencia, más en horas difíciles y sufridas”, consideró esta entidad, que defiende los símbolos y el derecho a la identidad católica.

A modo de prevención, también recoge la preocupación por otras posibles provocaciones y situaciones de conflicto que podrían presentarse –por otras circunstancias– este fin de semana en San Luis, donde se realizará desde hoy un encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales, intersexuales y “no binaries”. Otro foco de conflicto en puerta.

Por Mariano De Vedia.

VIERNES 7 DE OCTUBRE DE 2022.

LA NACIÓN/YAHOO.

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