“Las instituciones de la Iglesia y las empresas de propiedad cristiana son cada vez más desafiadas y hostigadas”, declaró el religioso, y dijo que a este grupo lo componen corporaciones, gobiernos, universidades, medios de comunicación y en las instituciones culturales y profesionales.
Respecto de los “nuevos movimientos sociales e ideologías” fueron sembrados y preparados durante muchos años en las universidades e instituciones culturales dijo, pero aceleraron sus influencias en 2020 luego del asesinato de George Floyd.
“Como sea que llamemos a estos movimientos – ‘justicia social’, ‘despertar’, ‘políticas de identidad’, ‘interseccionalidad’, ‘ideología sucesora’ – afirman ofrecer lo que la religión ofrece”, dijo el arzobispo.
Los arquitectos de este movimiento buscan reemplazar la historia cristiana con “lo que podríamos llamar la historia del ‘despertar’ o la historia de la ‘justicia social’”, agregó.
Si bien Gómez no mencionó directamente a ningún de estos movimientos, dijo que muchos de los que los apoyan “están motivados por nobles intenciones”, que intentan contribuir a disminuir sufrimientos humanos reales, pero sugirió que los movimientos mismos tienen una narrativa engañosa que ofrecen librar una batalla por el poder político y cultural en nombre de la creación de una ‘sociedad equitativa’.
“Por supuesto, todos queremos construir una sociedad que brinde igualdad, libertad y dignidad a todas las personas. Pero solo podemos construir una sociedad justa sobre la base de la verdad sobre Dios y la naturaleza humana”, dijo el arzobispo explicando que estos movimientos, con las “teorías e ideologías críticas” que profesan son “profundamente ateas”.
“Niegan el alma, la dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana; o piensan que es irrelevante para la felicidad humana”, y explicó que en cambio “reducen lo que significa ser humano a cualidades esencialmente físicas”, mencionando el color de la piel, las nociones de género, la etnia y la posición social.
Casi al final de su discurso, Gómez indicó la importancia del rol activo que debe tener la iglesia frente a estos nuevos movimientos. Según dijo el compromiso no debe ser “en términos sociales o políticos”, sino que se los debe tomar “como peligrosos sustitutos de la verdadera religión”.
“Al negar a Dios, estos nuevos movimientos han perdido la verdad sobre la persona humana. Esto explica su extremismo y su enfoque duro, intransigente e implacable de la política”, sentenció el arzobispo.
Vanesa Catanzaro – BLes.com