El sacerdote Stephen Rossetti es en estos momentos uno de los mayores divulgadores sobre cuestiones realizadas con exorcismos y la lucha contra Satanás en todos los ámbitos. Lo hace desde una dilatada experiencia de más de doce años como exorcista de la Archidiócesis de Washington y ahora también con la formación de nuevos exorcistas a través del Saint Michael center for Spiritual Renewal, organismo del que es presidente y fundador.
A través de numerosos artículos cuenta anécdotas y también experiencias que él mismo ha vivido como exorcista que son muy ilustrativas a la hora de mostrar la verdadera cara del demonio y también el poder de Dios.
Un ejemplo son dos de sus últimos artículos en los que habla del agua bendita y de la importancia de bendecir los hogares, pues sus beneficios son muchos y muy buenos.
De este modo, monseñor Rossetti recuerda el caso de una mujer poseída. Ella salió de la habitación para hacer un recado y sin que ella lo supiera –relata este exorcista- bendijo aquella habitación exorcizando el lugar con agua bendita. “También rocié sal exorcizada en las esquinas del piso. Luego tomé aceite exorcizado e hice con él la señal de la cruz en la puerta, ventanas y dinteles. Pero cuando me fui el ojo humano no podía ver nada que fuera diferente”, relata.
El padre Stephen Rossetti es uno de los grandes expertos en exorcismos en la Iglesia.
Al día siguiente, la mujer le escribió un mensaje de texto:
-“¿Hiciste algo en mi habitación?”, preguntó la mujer poseída.
-“¿Por qué preguntas?”, replicó el sacerdote.
–“Has bendecido mi habitación”, contestó ella.
– “¿Cómo lo sabías?”, volvió a preguntar el exorcista.
– “Algo cambió. Ellos (los demonios) lo odiaban. Todavía lo odian”.
Según el exorcista esta conversión fue muy “esclarecedora”. En primer lugar le ayudó a confirmar que la mujer estaba poseída. Según explica, “ella tenía ‘conocimientos ocultos’. No hay forma de que ella supiera que bendije y exorcicé su habitación. Ella recibió este conocimiento a través de los demonios. Tener conocimiento oculto es un fuerte signo de verdadera posesión”.
En segundo lugar, esta conversación confirmó “el poder y la importancia de tener una bendición sacerdotal, especialmente la bendición de nuestros hogares. Los demonios lo odian y les repugna”.
Monseñor Rossetti cuenta igualmente el caso de otra mujer poseída que le contaba que cuando se acercaba a un hogar bendecido tenía grandes dificultades para entrar, lo mismo que le ocurría con las iglesias. Otro poseído le dijo que cuando entró en una casa bendecida pudo ver al demonio que le atormentaba quedarse afuera.
“Un hogar bendecido es un lugar sagrado y los demonios en los poseídos sienten repulsión por cualquier cosa sagrada”, afirma convencido este exorcista.
La importancia del agua bendita
En otro artículo, Stephen Rossetti profundizaba en la eficacia del agua bendita, sacramental de la Iglesia, especialmente durante los exorcismos. En muchos casos se afirma que el agua bendita es una especie de “superstición católica” y se recibe con “incredulidad”.
El Papa, con agua bendita
Sin embargo, este exorcista va hacia algo más profundo. “No hay agua en el infierno”, recuerda el sacerdote. Por ello, cuenta que “el agua es una fuente de vida necesaria. En el infierno sólo hay muerte. Quizás por eso se dice que los demonios habitan en el desierto. Es árido, estéril y sin vida. Sería una morada familiar para los demonios del infierno”.
De hecho, este exorcista señala que el Nuevo Testamento da testimonio de la falta de agua en el infierno. Se refiere a un pasaje del Evangelio de Lucas en el que un hombre rico y despiadado murió y fue enviado al “inframundo donde estaba atormentado… Él gritó: ‘envía a Lázaro a mojar la punta de su dedo en agua y enfriar mi lengua, porque estoy sufriendo tormento en estas llamas’”.
Siguiendo con su argumentación, monseñor Rossetti afirma que el agua es un elemento esencial en el bautismo para echar fuera la influencia de Satanás y dar paso a la gracia santificadora de Dios. De manera similar, el agua bendita se usa para expulsar demonios en el Rito del Exorcismo.
“El agua es aborrecible para los demonios a nivel natural. Pero cuando es bendecida por un sacerdote, se convierte en una fuente de gracia a nivel sobrenatural”, recalca este sacerdote.
Por ello, insiste en que “un poco de agua bendecida por un sacerdote no parece mucho. Pero cuando toca a los demonios, gritan de agonía. Cuando toca a los fieles, reciben la bendición de Dios”.