Entre el primer trimestre de 2021 y el segundo trimestre 2021, la pobreza laboral (porcentaje de la población con un ingreso laboral inferior al valor de la canasta alimentaria) disminuyó 0.9 puntos porcentuales a nivel nacional, al pasar de 39.4% a 38.5%. Sin embargo, en México hay 55.341 millones de personas en pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CENEVAL)
Esta población de ciudadanos carece de al menos uno de los servicios más elementales como puede ser: servicio de salud, de educación, vivienda y servicios básicos en su vivienda si es que han logrado obtenerla, pero carecen de agua, drenaje o electricidad y hoy en la actualidad el acceso al internet, esto significa que no tienen lo mínimo necesario para vivir y lo peor es que ni siquiera cuentan con la canasta básica de alimentos, simplemente porque no tiene dinero para comprar.
Lo que representa que, por supuesto no cuentan con prestaciones, laborales, ahorro para el retiro porque no tienen empleo y desafortunadamente dentro de esta población, existen otros que viven en pobreza extrema el 11.442 millón cuyo ingreso no les alcanza ni siquiera para sobrevivir.
Ante esta realidad de nuestro país, tenemos que sentirnos interpelados por el clamor de los pobres, a lo que la “bandera de la pobreza” no debe ser solo tema de datos estadísticas o de discursos de los comunistas como una filosofía política, económica y social que pretende tomar la “bandera de la pobreza” porque ella nunca falla, al pretender ganar adeptos.
Como ciudadanos hay que ser solidarios, manifestada está en la ayuda a un amigo que está siendo víctima de la pobreza, el apoyo a un compañero que carece de lo necesario para vivir, echarle una mano aquel que lo necesita, así como prestar ayuda y cooperación a los necesitados, entre muchas otras cosas más, pasar del yo al nosotros. No es suficiente tener buenas intenciones ni reclamos a las autoridades o fórmulas precisas para cambiar al país, sino trabajar juntos, recordar que los otros no son cifras estadísticas; hay que romper con el paradigma individualista e indiferente. “No podemos seguir construyendo un futuro en el que descartemos a un grupo de seres humanos y que el bienestar sea para unos pocos privilegiados” (José María Siciliani, docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Salle).
Por lo tanto, no debemos estar tan apegado al dinero, ni las cosas materiales, cuando le preguntaron a la madre Teresa de Calcuta en una entrevista quiénes eran los pobres, su respuesta fue tan sencilla como ella misma: “Los pobres son aquellos que carecen de amor, que no saben dar, que no han experimentado que hay más alegría en dar que en recibir”.
Del total de la población, 64 millones 540 mil 634 son mujeres (51.2 por ciento) y 61 millones 473 mil 390 son hombres (48.8 por ciento). 2. La edad mediana de la población es de 29 años. Edad suficiente para hacer, enseñar y vivir en congruencia con los principios de cómo se debe hacer el bien común, en otras palabras, el bien común es aquel que puede dar satisfacción a toda la sociedad. Esto sin discriminación ni restricción.
El gobierno usualmente deberá seguir redoblando esfuerzos para abatir el hambre y la malnutrición, ampliar la cobertura universal para que todos tengamos acceso a la salud, ofrecer una educación de calidad, así como aumentar la inversión en el desarrollo de regiones y comunidades empobrecidas y seguir atacando la desigualdad entre muchas otras más.
RUAN ANGEL BADILLO LAGOS.